La tripleta del Afro,
la tercia del trío, las tres cartas en la mesa… En resumen, las 3 obras de
Wolfmother, un grupo que vio la luz detrás de la inexorable oscuridad que empaparía
el cielo con las novedosas ramas del Metal a mediados del nuevo siglo. Los australianos
que ganaron reconocimiento gracias a su debut homónimo. En pocas palabras, es
una banda joven del cual quiere ver que el Rock And Roll más frenético y eléctrico
no ha muerto.
El Hard Rock en vena psicodélica, que
manejaban, se adueño del único miembro activo y del cual es líder y fundador del
proyecto, nos referimos al vocalista y guitarrista Andrew Stockdale, el mero
mero. El cual quería desprenderse de la banda y trazar su huella en solitario
en 2013, pero un año más tarde y tras 5 años de silencio, Wolfmother se lanzó
en secretillo: el jugo más novedoso, el cual su publicación hizo escándalos entre
los fans del conjunto, pero en otro sector un buen sujeto se estaba masturbando
con otras bandas, sin importarle el lanzamiento de los Oceánicos. En fin, el
trío se estableció más maduro desde nuevos miembros, hasta diferente pasta y se
presento al plantel 2014.
El macarrón nuevamente esta
servido en tres miembros: Vin Steele en la Batería e Ian Peres en el Bajo, Teclados y Sintetizadores,
para acompañar al rizado Andrew a componer ese “New Crown” en onda Stoner y
Hard Rockera, como siempre se acostumbra… La valentía llega cuando entonamos
nuestras orejas atentamente al álbum y vemos que en 5 años la formula sigue
siendo la misma, con la ferocidad del buen Hard Rock setentero, (Ac/Dc, Led
Zeppelin) y una sustancia Sabathiana mezclada en Rock Psicodélico de los años
60s. En conclusión el trayazo y rayo llega inmediato con Riffs a lo Guitar
Hero, como bien acostumbra Stockdale a sacarse del pelo y nunca acabarse esas
notas simples y efectivas que causan picazón al más tranquilo.
El Bajo es GORDO en mayúsculas
enormes, pero no siempre derramando su tinta en todo el papel, en canciones
como: “New Crown” (La estable, solo por su toque sensual bajistico), “Feelings”
(punketoide a morir con efectos vocales en melodías cortas y directas), hacen
que la virtud del grueso y espeso sonido que reproduce el Bajo, sea efectivo en
cortos tramos como un Solo o en una audición estable y rápida. Peres, se
entabla nuevamente con sus adornos extra-minúsculos en algunas canciones con
sus aparatos electrónicos. Pero el labor queda satisfecho junto a el combo
completo.
El baterista es
apasionante, con tan pequeños momentos de gloria, se relucen sus aporreos
intensivos del cual su añadidura no es simple adorno navideño, es un
complemento para sostener una sección rítmica muy formidable junto a las rayadas
cuerdas de Stockdale, que contienen mucho frenesí en sus dedos a medios tiempos
y con más elaboración en los temas. Casi todo cuaja en el vaso, incluso la voz
distinguida que le da Andrew al poder de su música, con un tono agudo, precoz y
propio, que desenmascara esa creciente barba del frontman, en un tipo que no es
más que un toque de adrenalina jovial a la música, con mucha diversión encima.
A medida que da paso
el pie de dinosaurio, el asunto aborrece cuando bajamos por los calzones del
Lp, o sea, cuando se baja a las profundidades del tracklist. Fijamos que la
creatividad se ha nublado y solo aparece ser un enganche placentero para una
salida en carro hacía el súper o algún caso de ambientación, con gran eficaz en
el ánimo, para acelerar la sangre y sentir el peso de las guitarras, el bajo y
los retoques percusionistas. Y el cuento parece ser una buena droga que baja su
efecto a mitad del recorrido. En ocasiones puedes quedarte tan inmóvil como un
pepino por esos efectos vocales, que no dicen ni pio, resultando ser una “variedad”
más para no aburrirnos en lo que va de los 40 minutos.
Aunque canciones como
“Radio”, “I Dont Know Why”, “My Tangerine Dream” u otros inquietantes momentos
que desagradan, incluso para dormir tranquilamente. Siempre, pero siempre, el
grupo busca echarte el sopón encima en el álbum con arrancones de la vieja escuela,
con una consistencia en las 3 figuras. Porque tampoco el regalo se lo lleva el
Frontman nada más, eso ya sería un arrebato de calidad para el grupo, o al
menos, la que le queda… Insoportablemente esto te va a matar, si no le haz
agarrado la onda al vocalista. Y si no eres de los que aceptan los nuevos
grupos de Hard Rock, pues esto te va a empalagar tanto que te quedarás dormido.
La tercera placa saca
reminiscencias de lo que había logrado alguna vez la banda, en su pasado. Pero,
todavía no logra destacar como su homónimo trabajo que hizo que algunos estúpidos
fundieran la etiqueta abrumadora de los herederos de Ac/Dc. ¿porque?, 1. Son
idiotas, 2. Australia + Rock = Ac/Dc y 3. Son jóvenes y tocan bien. La
reverenda estupidez que se le ocurriría a más de alguno que no este informado o
que se deje llevar por la prensa. Una de ambas y por eso mismo, aconsejo que si
usted no conoce a estos jovencuelos, agáchese y tome digitalmente,
descaradamente y gratuitamente su debut “Wolfmother”, para referencia, y si no
hace caso, tome esto ligeramente, que no es pan suizo, nada más es pan francés.
Para no desviarme del
tema, diré: Agarrarlo como una mantequilla de maní, sin prejuicios y con ánimos
de olor Sabbath por todos lados. Y tomar esas notas productivas de los
instrumentos de cuerda en sus primeros 3 temas iníciales y sus consecuentes que
apestarían a Stoner mal producido. Pura influencia de Kyuss y otros
compatriotas del estilo, pero no por que este todo hecho ya, signifique que no
se pueda levantar solito en esa pirámide musical, llamada: fama y calidad. En
esta ocasión, canciones como: “Heavy Weight”, “Tall Ships” y otros tramos, son
derivados del buen Rock que se circula simplemente por sus melodías atractivas
en coros, solos y otras incursiones que no son gran cosa.
Lanzamiento a
medias!!! La mitad más crujiente que unas papas Lays, la otra cansada y
aburrida, pero todo en un bache que no logra competir con sus rendimientos
compositivos, siendo músicos capaces de lograr más detalle a su música, se
termina con graves faltas de emoción y poco ingenio en cambiar rutinas tonales
u otros parentescos. Y para no enfadar al buen fanático, les reitero como
pajarraco enjaulado: Diversión, Momentos Deliciosos y Rock Recapitulado en
buena forma, pero todo ello podría ser tan efectivo como una prestobarba
afilada, que se oxida al paso de los tiempos, por el hecho que su rendimiento
es tan largo como una regla de goma. O le caes a los temas: “How Many Times”, “Enemy
Is In Your Mind” (mi favorito, con gran tufo a los de Iommi y un toque de los
del continente lejano) y las que mencione por su excelsa maestría. O te caes en
el piso con lo demás…
Si eres fan, no lo
dudes, no lo pienses y mucho menos, no me leas. Si eres alguien capaz de
razonar, agarra la onda en plan chévere, porque de otra forma, te agotarás
hallar el topo, donde no hay agujeros… Sección Rítmica: 8, espectacular,
aparentemente técnica, pero todo ejecutado en dosis tranquila y de gran
pegajosidad. Nada que pedirle a una joven propuesta que haga lo mismo, personalizándolo
a su gusto. Voces: 6, como un reptil desenfrenado que se anda zumbando la
cabeza de algodón por el trayecto, pero si cuadra mal o se pasa de la medida,
el sorbete queda sin sabor.
Cuando una banda,
traza su inicio inmaduro, musicalmente hablando queda chulo. Este no es la excepción,
Wolfmother, de logo Psycho, se las trae a las primeras, pero ese buen trago que
dejo su inicio, ¿podrá ser superado por sus póstumos discos?, todavía no ha
sido capaz de hacerlo, ¿en algún momento lo hará?, Quien sabe, pero su madurez
no fue resultado provechoso para hacerlo, o es que, ¿el Afro tendrá planeado
algo diferente?, no lo sé y dudo en escuchar de nuevo esto.
Nota: 7.1
Publicado Por: Zdzislaw Beksinski