miércoles, 30 de abril de 2014

Nazareth - Hair Of The Dog [1975]



Hard Rock para el anciano y para el joven, tenemos la lengua llena de pajarracos como Guns And Roses, AC/DC u otras cacatúas que vuelan y comen bien de lo que hacen, pero les ha faltado un nombre en su colección de Rock Pesado: Nazareth. Escoceses de un tiro atinado para su difusión, aunque no sean vistos como unos reyes del azúcar. Pero depilando unas cerezas al mercado, en total: 5 y todas de cosecha setentera. Pero no es hasta 1975 que la banda logra más reconocimiento y poder con: Hair Of The Dog. Titulo 2 veces censurado, llegando a estas instancias para la licencia de ataque masivo.

 La fila era comandada por el descabellado peluquín de Dan McCafferty en la voz, junto al Riffeador Manny Charlton a la guitarra, Pete Agnew en el bajo y Darrell Sweet en las baquetas. Y sin preámbulos, ni tortilla suelta en el piso, nos abrazamos junto al perro aguacatero de la champa de Eusebio, para darnos compañía hacía el material. Una vez listos, chocamos ante mil y un maneras de procrear Riffs y melodías repetitivas y sencillas. Que nos causan más entretenimiento con el giro de tuercas que hay transcurriendo el álbum. Tan directo y atinado como una lanza afilada en el cerebelo. No, no nos causará maravillas, ni mucho menos técnica y peor aún: Carne tirada al azar, con simpleza.

“Hijo de Puta”, es un titulo adecuado, escuchemos: “Hair Of The Dog”, “Miss Misery” y las desgarradoras: “Changin Times”, “Beggars Day”, solo encontraremos ferocidad y maldad juvenil… Escuchando los temas, apreciamos con mordiscos enormes a Dan emitiendo un tono casi igual y más fino al de un Axl Rose, que de seguro una clara influencia para él y sus compatriotas. En fin, lo demás, es una maquinaria: La crudeza natural de la guitarra de Charlton provocándonos grandes ritmos: Sobretodo en “Changin Times” donde el bajo y la batería hacen un revuelo rítmico poderoso. En definitiva los complementos, la excelente producción y el año…Huele a Hard Rock en éxtasis, en su mejor momento.

Las partes tranquis intercaladas: esa baladita góspel de “Guilty” y la instrumental “Rose In The Heathen”, para comerse el pastel, sin empalagamientos de turrón de vieja que cumple 99 años. Y con la diversidad que añaden, metiéndole pistas calmas al torbellino, uno puede asegurar que tanto el productor, como el grupo no querían cualquier pedazo de cartón que no significase nada, ni representase nada hacia los europeos. Sonidazo el de los arreglos y los estribillos que guardan sentimientos en algunos, ya sean los más blanditos como los de piel de espinas metálicas. Seas amante del sonido denso o del pulido, te encantará el inicio, intermedio y final que escurre el trapo sudado de Nazareth.

El final sería otra vuelta minúscula al lado Rockero que tienen: “Whiskey Drinkin Woman”, que nos envuelve en punteos y un suelo sureño, pero menos desenfrenamiento vocal y más apasionamiento con los compañeros, con un bajo pellizcando. Y ya para cerrar una épica, enigmática, atmosférica y blablabla: “Please Dont Judas Me”, de casi 10 minutos que concluye con muchos detalles escondidos, entre ellos la batería calculando el sabor, el bajo pastosillo, la guitarra armando su inteligente ritmo acorde a un terreno a olor sintetizado, con el segmento memorable de vocales de apoyo entre invitados y una clarísima línea de McCafferty pronunciando el mensaje: No traicionar, quien te ha dado su confianza.

Nos damos los vergazos de los que a muchos nos gustaría en otras bandas posteriores, de las cuales estrujaron el sonido maduro y Rocker de Nazareth. Mientras el discípulo goza más fortuna que el de abajo, el profesor que se agarró a los oyentes con la emisora “Love Hurts”, que es paleta de fresa para el bebé, tuvo su brillantez comercial en su momento. Pero ni crean que la calidad de los escoceses sea tan limitada para sacarnos un disco con factores fresones y chiclosos muy pobres, como el hit radial antes dicho.

En resumen: Álbum que no da, ni mete, ni quita a nadie. Pero representa excelentemente lo que es el Rock Pesado o en menor goteo: una banda de Rock con calidad.






Nota: 10


Publicado Por: Zdzislaw Beksinski


martes, 29 de abril de 2014

Flower Travellin´ Band – Satori [1971]



“Sobre la rama seca un cuervo se ha posado; Tarde de Otoño” “Se Oscurece el mar. Las voces de los patos son vagamente blancas” “Los crisantemos se incorporan, etéreos, tras el chubasco”…”Visión en sombras. Llora una anciana sola, la luna como amiga”  [Matsuo Bashö]


La cultura japonesa es una de las más grandes e influyentes corriente culturales de todos los tiempos, su ardua manifestación –Tras muchos años dominados políticamente por China- ha acreditado una portentosa brocha de manifestaciones artísticas, nunca antes vistas. A parte de su población densamente poblada, sus paupérrimas estrategias militares, su productiva vida espiritual y su elogia y enigmática arquitectura, ha hecho de Japón una de las naciones más ricas y prosperas del continente asiático. Su independencia y autonomía política alcanzada mediantes desvanes corruptibles e irrepetibles armagedones bélicos, y su Fe intachable  puesta sobre augurios beneficiosos y favorables en emperadores de descendencia “divina” toda esta efigie, aguarda una gastronomía prolífica, una cultura avanzada y eminentemente tecnológica. 

El arte japonés ha sido prueba de benefactores respuestas, de admiraciones colectivas y aprecio global. Poetas y dueños de la tranquilidad milenaria de la tradición Zen, como: “Kobayashi Issa”, grandilocuentes autores y creadores del “Haiku”; otros menos escarnecidos y antidiluvianos protectores de la expresión cinematográfica más depura como “Yasujirö Ozu” con aquella fantástica e irrepetible trilogía de “Noriko”: Primavera tardía, Principios de verano, y, la magnificente, Cuentos de Tokio. Y sin olvidar, también a uno de los fetiches más aclamados e inolvidables con “La teoría de la perfección espiritual-pictórica” y “La belleza del intelecto de 110 años de experiencia” como lo fue el sátiro e hilarante maestro nipón: “Katsushika Hokusai”, insigne totalitario del arte “Ukiyo-e”, parte también importante del movimiento “Shungo” de Japón, y sus grabados pornográficos y estilísticos; sus aficiones con Las treinta y seis vistas del monte Fuji (la montaña más grande de todo japón)

¿Y ahora quién más faltaría para entrar en los recintos estetas de la civilización nipona? Nada más que una bandita, o grupo de pequeño nombre llamado: Flower Travenlin´ Band. Ese nombre no se nos tiene nunca que olvidar, tiene que permanecer gradado en la frente con tintura “indisoluble, indivisible e inamovible” como una vieja pagoda que se conserva 5 siglos de pie tras las invasiones portuguesas, o como un “dharma” nostálgico del mundo flotante. Hagan todo, pero que no se les borre ese titulo de inicio, porque de pequeño ni la más reticente rufianada podrá divisarse en los indómitos y purpúreos tentáculos. FTB fue una banda, de inicio con una influencia obscena, ennegrecida y pútrida. Estos jóvenes empezaban a obsesionarse con sonidos progresivos de unos Crimson, Bluseros de una Janis Joplin, o unos Cream, pero la reverberación que calcaría hasta los tuétanos de los huesos para estos muchachines, sería la de los infernales Sabbath y la influencia Doom.

 Y ¿cuándo no? Cuando este peculiar y afrentoso nombre no ha estado dirigiendo con amplias manos, de falanges desechas infortunadamente, a los pipotes más oscuros y lívidos. La suerte que tuvo FTB, fue la de toparse con la vena Blues-Hard vs la herencia descosida de Tony y los suyos, combinando lo anterior con la idiosincrasia y mitología japonesa. Los dos primeros álbumes de la banda serían una centena de tributos y adulaciones compositivas en covers, a sus más grandes ídolos, en estos pulularían nombre como el de aquella pieza tan histriónica como lo fue “Black Sabbath” del álbum homónimo de 1970. Un año después erosionarían factores culturales y transgresores para este grupo, y desarrollarían un sonido basado en los magos negros, pero definiendo territorios que nunca antes se habían allanado. 
 
Conformado para 1971 por: Joe Yamanaka en las vocales –también en un espectacular afro- y la desentonada armónica, Hideki Ishima en la guitarra, Wada en la batería, y Jun Kuzuki en el bajo. Se conforman en el cuarteto por antonomasia de toda banda de Rock 70´s. Y para esos mismos años, estos cuatro pergeños lanzarían uno de los discos más oscuros y trascendentales en la historia del rock, no sólo japonés, sino, a nivel cósmico. Un álbum de caratula blanca, de extrañas y desinhibidas imágenes apocalípticas, de escenario supersticioso y mitológico. “Satori” que en el budismo Zen, significaría: “Iluminación”… Tal vez no para un monarca, que heredaba la sabiduría y la perica de la entidad más venerada en todo Tokio: La Diosa Del Sol. No sería ella quién transmitiría esa “Iluminación” ni el sintoísmo en sus tergiversaciones audaces…simplemente  FTB.

Dividido en 5 trozos volcánicos; esferas ocultas y esotéricas, divinizaciones morfológicamente diabólicas, presagios catastróficos, posesiones demoniacas, alucinaciones regresivas, pasados milenarios destructivos, profecías germinales, pestes, muertes, perdición, odio… escarcha, mundos profanados por espíritus antiquísimos, simbologías cancerosas, aporismadas y tumorosas; La desgracia ha comenzado una vez se recline esta faja, y se vea la desarmonizada evaporación de los sentidos saludables… “Satori” es el veneno más letal sobre los discos, el más rígido y denso que existió una vez, aquel que yace en las paredes gástricas y las carcome, las corroe; La corrosión de “Satori” es irreversible. 

“Satori” es uno de aquellos álbumes que se parte en miles de pedazos, rompiéndose contra los moldes de la época, saliéndose de la line perpendicular trazada por todos aquellos “Discos emblemas” sea los Purple, Los Zeppelins, Los Rush… eso no se compara a lo que presenciaremos aquí. Si Bedemon se encargo en enfatizar de llenar con pus la piel, FTB se encargo de abrir la herida en 50 cm de largo y ancho, para hacer un biopsia… más bien una lista necrológica de las personas (En este caso bandas) que deberían ser  envenenadas, de morir por asfixia, por ahogamiento, por torturas indecibles y por ruidos insondablemente detrimenticos. El litigio está que este grupo janpones, fue uno de los principales creadores del “Doom”… alejándose de la raíz Stoner circunstancialmente, e inmediatamente pasando a un sonido inacabado para Sabbath: Ellos tomarían la hilación de la música más oscura del planeta.

 Para definirlo, sin abusar de su extraña naturaleza y contrahecha fisionomía, el disco es para mí entender una masa dura como los suelos infértiles, como la vegetación seca, las frutas estopadas y la civilización… así de marchita. Tenemos que concentrarnos sí o sí, ya que éste no cuenta de términos medios… “Será una Mierda o una Sagrada Mierda” Todo lo que éste contiene es odiosidad, malestares… y repugnancia; sus riffs así son, kamikazes de cíclicas mareas y empujes de abovedadas estructuras repetitivas, solos que alcanzan la apoteosis y la ecuminidad musical, los encuentros intimistas y tensados. No se pone en práctica nada del Budismo, porque esto no nos lanza hacía estados como el Nirvana, o reflejos relajados y reflexivos, más bien nos manda a luchas oníricas entre demonios primitivos y seres de magistrales habilidades. 
 
Vocales desafinadas que tratan de entonar la animosidad de los estados alucinógenos, la dualidad sincretista y la entropía personal. La única forma de plasmarlo es con esas ejecuciones soeces, extremadamente vulgares  y desprovistas de alientos confortables. El bajo es hierba morada, infecciosa que desestabiliza la faena instrumental, y la hace más deprimente e insoportable. La batería, fiel a un estilo de la época, despedregada, encharcada y lodosa: con ritmos sumamente paleolíticos, cavernosos y copiosos en desfragmentadas incorporaciones virtuosas. Pero lo que hace hollar las rocosas huestes podridas, es la elaboración, y ejecución guitarrera: son las que dominan, las que crean y afligen… caliginosas y aflictivas. 

El disco está lleno de secciones larguísimas en virtud de instrumentalización nada más, o sea, que podría ser un álbum espeso de guitarras, empantanado de chascosos tonos graves y lóbregos, como vocales chillantes y desafinados. Pero, todo, absolutamente todo… es de otro mundo, de otro sistema solar… de otra dimensión. No hay palabras certeras para describir una de las obras de arte más grande que hasta entonces pudo dar el rock o la música en general. Uno de los mejores discos Del Mito y La Mita… y uno de los mejores del la historia del “Rock Oscuro” Este será uno de tanto nombres que me hará temblar de pavor en aquellas noches deprimentes y solitarias: Flower Travelin´ Band

“Nunca había visto el averno. Hoy lo escuché bajo mis pies”




Nota: inexistente.


Publicado Por: Albert Spaggiari
     

domingo, 27 de abril de 2014

Lucifer's Friend - Lucifer's Friend [1970]




Vuelvo a orinarme en la cara de muchos, para traer por aquí, uno de los gordos castores que ayudaron a crear el Heavy Metal. Como ya sabrán algunos, no solo los “grandes” estuvieron solos en esa tarea pesada. Y si me quedo a contar cuantos nombres de la escena underground hubo, que contaron con su frijol a la sopa, que no fueron ni conocidos por su abuela, jamás terminaría la lista de empolvados. Pero les aseguro que si hay oportunidad de echarle una probadita, hay que hacerlo. Ya sea, por su escasa popularidad o por muchos otros motivos que nos impidan acordarnos o aproximarnos a ellos. Para que finalmente veamos si es calidad o clonación.

Precisamente es el mejor momento para sacar de la manga un grupo alemán de facha setentera. Con un nombre como los Amigos de Lucifer, es imposible no escarbar como canino entusiasmado por saber si es un buen hueso degustable o caca de jardín. Y nos apretamos más las muelas y el ánimo de quitarnos la cera ensangrentada de nuestros oídos de zapotecas, para escuchar sin molestias el material. Claro, sin tener expectativas altas, ni bajas, solamente la curiosidad de gato, de morir feliz o vivir sufriendo en pena. Con un historial de una manzana colgando bajo el nombre de Asterix, ahora estos germanos se preparan para una propuesta decisiva que contemple una carrera bajo el nombre de Lucifer's Friend.

Alemania es astuta en todo sentido, en cada estrategia y jugada, se la saben hasta para la comida, la tecnología, el futbol, entre tantas cosas más que comparten una conexión de dominar todos los terrenos existentes. Por lo tanto no me sorprendo que nombres como Scorpions, Michael Schenker o toda la familia del KrautRock, tengan su reconocimiento en la música. Peter Hesslein en la guitarra, Joachim Rietenbach en la batería, Dieter Horns en el Bajo y Peter Hecht en los teclados, lo tienen aprendido por causas regionales. Lo saben al ver a Inglaterra dominando el territorio. No cabe duda, que la mejor jugada fue agregar a un inglés al conjunto, tanto por su afición a bandas Hard de la época como los Zeppelins y los Sabbaths, como por la oportunidad de ser vistos.

 John Lawton era aquel vocalista británico que les daba el pasaporte a los de Hamburgo, para llegar a las expectativas de formar un grupo serio. Así, con toda pasión y motor, nos montamos en una orquesta de Hard Rock con tintes Progresivos, que expresarían sus cualidades en este debut homónimo, que muestra dos tipos mafiosos en un barrio sucio, donde se puede apreciar un callejón y un charco de sangre bajo estos peculiares y extraños sujetos que tienen cara de comics endiablados, y tras todo esto, observamos escrito en sangre el nombre tanto de la banda como del disco, con una señal de paz y amor debajo de ella, en una pared de a lado. Si eso no sorprende viajemos a su música, que es lo más importante…

Vocalista a medio paso a ser un prodigioso Dio, solo que con un timbre un poco más agudo y la voz más limpia, en pocas palabras un tipo que defenderá su grupo antes de marchar a Uriah Heep, para remplazar a Byron en pleno apogeo Punk. Pero más que eso, cómodo con sus compañeros. Vitalizando la típica energía rockera de esos tiempos. Desgraciadamente su labor es más reconocida en otro factor, del que origino en su momento de originalidad para la música con los Luciferianos (por favor, no confundir con el Luciferismo) de Hesslein y los suyos.

“Ride In The Sky”, es la entrada al infierno, al portal de las letras ocultistas, al más estilo satánico y diabólico, sin ser tan explicito, ni poético. Como lo presenta el disco. ¿Pero que oímos con el primer tema? Un grito agudo desesperante que abre los componentes del malvado trombón francés emitiendo una sonoridad extraña que es acompañada de unos tipos cabalgando sus instrumentos con todo fervor y un estribillo que recita el tema con un corte vocal parecido al de Klaus Meine, pero elevado a más no poder. Lo más similar a un hit, pero nada que ver con una patraña de “Satisfaction” de los Stones. Porque de inicio, está cabrón e ingenioso, aunque las Aventuras de Led Zeppelin harían “configurar” el track para hacerlo de ellos con el titulo de “Immigrant Song”.

En menos de 3 minutos y nos quedamos desorbitados de plena entrada al inframundo. Lo extraño pasa cuando bajamos la escalera y nos encontramos con los demás temas. Casi ninguno obtiene una simple estructura de música popular. Con las dos bolas puestas en mano, tenemos asegurado puros Riffs de gran fuerza colectiva, con una influencia Jazzera e improvisación rítmica que utiliza el bajo y la batería, con una audición explotada sin pasarse de la línea. Y un órgano que añade sofisticación y progresión a la pesadez que ejecutan. Si con Budgie evolucionan el sonido Sabbath en sentido Progresivo, exactamente eso hace Lucifer's Friend con el Hard Rock. Pero la producción juega su papel cuando todos los elementos suenan en equilibrio, aún cuando hay solos de teclado o guitarra. He ahí, la importancia del productor.

Mencionar la descripción de cada tema es imposible, como también referirse solitariamente los juegos instrumentales que hacen los cambios de ritmos a medio camino, para abrir un puente que termine como el inicio. Así, que me abstengo de detallar mucho el asunto, porque es tan amplio, que merece darle más entonadas de perro labrador al material, que comerse el jocote con la semilla. Se necesita mucha atención. Sobretodo en los pasajes intercaladosen medio de cada canción, que llevan mucho aceite de Rock Progresivo, tanto que puede abrumar a las señoritas. No por su monotonía, más bien, por su elaboración melódica con muchos ritmos. No, tampoco es pretensión, porque hay momentos justos donde se implementa esta vertiente.

Cuando estamos en 1970, con una agrupación de desconocidos por completo, lo primero que nos preguntamos será: ¿Acaso, tendrá magia propia, tendrá una estabilidad para no aburrir al oyente, sin necesidad de sacarse fotocopia o mariconadas simplonas?. En este caso, tenemos una respuesta satisfactoria, cuando presenciamos los coros, más que todo, por que es aprobado el engranaje percusionista, las habilidades bluseras del bajo, los Riffs machacones, el órgano tan técnico y bien entonado de Hecht como las líneas guitarrescas. Entonces, ahí radica su importancia Lawton, en todos los temas hay una originalidad de estribillos, gritos, fraseos y coros. Siempre agregándole algo diferente a la canasta.

Otra prueba de calidad, sin respetar el orden enumerado. El inicio de “Toxic Shadows”, con ese teclado poniendo una base con una armonía pegajosa, entra la guitarra, tratando de ser compatible con su compañero, mostrando la misma línea, los mismos acordes juntos para abrir camino a John, con otra creativa manera de cantar. Cuando transcurre esa vena de Rock Duro, el ambiente lúgubre da unos pasos ante el tema y el tramo instrumental finaliza las notas, para luego repetir ese arrancón como final del track. Y otras más experiencias me causaron ese teatro rockero, esa orquestación de Hard Rock, por decislo de alguna manera. Con notas que se repiten el tiempo adecuado y sacando más aún, cuando pensamos que todo acaba en ciertos momentos, pero estos perros te ponen toda su maestría y pasión en el álbum completo.

“Keep Goin”, es otro reluciente gramo, que tal vez pueda describirlo. Ya que los interludios y la dinámica que utilizan para manejar los temas, son maravillosos en todo el sentido del culo. Con toda la expresión de lograr ametrallarnos con sofisticación y ocultismo. Esta tercera pista, es de paso lento y de grosor bajistico con unos alcances que agarran el pasivo canto del británico que luego se desplazaría con seguridad y ganas de matarnos. La Batería es precisa en todo largometraje, en toda carretera, en toda excursión al mundo en llamas. Otro intento recalcable es el efecto electrónico y ambientalista que provoca Peter con un teclado espacial en “Baby You Are A Liar”, donde resalta en su mayoría por su diferencia de transcurso a comparación de otras, donde se diluía un órgano.

Y para enaltecer y reflexionar el porqué de un nombre tan escalofriante como los amiguetes del diablillo, recordando cabronadas como Coven o Black Widow. Es el final de esta obra: “Lucifer's Friend”. Carajo, cuando me espero semejante nombre, me pongo curioso y lo que agarro es el mejor tema del vinilo, para mi criterio verdad?, y respetando todos los demás. Con una dicha de cortar el listón con una lirica en especial que rescato, donde recapitula y hace homenaje al calabozo que oímos antes, a la portada tétrica que veíamos antes, dando razones de su manejo a estas inquietudes, con un aura peligroso, las guitarras se enloquecen y los instrumentos nos empujan al vacío, donde el vocalista, recita líneas calmas en donde la marea de sangre se calma y luego se refuerza con un final donde no hay espacios para las progresiones, solo la técnica que requiere la batería y compañía cortando nuestra garganta, cuando de repente se para la música por unos segundos, para cerrar como abrió, con un grito agudo.

La letra, más tenebrosa que cualquier mierda y de las más espeluznantes del Rock, que conjuga su temática con la música, lo cual la hace más original:

El temor y el miedo desde la noche de ayer
El pequeño hombre llamó a mi ventana
La hora que él querría, pero tenía que correr
Pero estará de nuevo
Desde ayer por la noche yo vivía con el temor de espanto
Todavía oigo su voz gritando a través de la noche

Le pregunté a Manny, le pregunté a Sue, no sé qué hacer
Cada hora lloro, yo no quiero morir
El miedo está en mi cerebro
Desde ayer por la noche yo vivía con el temor de espanto
Todavía oigo su voz gritando a través de la noche

Ven toma mi mano, yo soy amigo de Lucifer
Esta noche es el final de tu camino
Ven toma mi mano Soy amigo de Lucifer
Esta noche es el final de tu camino
Llévame, llévame lejos, puedes tenerme,
puedes conmigo, me puede quitar…

Lo que me sorprende cada vez más, es que en 1970 en Alemania, no me esperaba semejante vergazo del bueno, de nutria ciega y molesta. De gran talla y de una porquería de reconocimiento, con solo algunos saber del fichaje de Uriah Heep con el vocalista de este quinteto. Con solo eso de referencia, no me queda duda que la música es injusta en todos los aspectos de popularidad, pero cuando citamos la calidad, todo depende de la investigación, el aprecio y los gustos de uno mismo. En esta ocasión, el capitulo se cierra nuevamente con otra obra magna, que me cuesta la espalda quebrada, el culo calentado como un gato y los ojos irritados de un violador, para hacerle espacio en este sitio a una banda que merece estar en la colección de un amante del Hard Rock, como también contribuyendo a propagar música en internet y de sobra con una opinión personal.

Ogros y Ninfas, con ustedes: Lucifer's Friend.






Nota: 10


Publicado Por: Zdzislaw Beksinski


Humble Pie – As Safe As Yesterday Is [1969]



 
De la colmena al traspatio, ya desnuditos, postrados e indolentes, con calambres de vieja achacosa, ya listos para tomarse a la legua a otra banda. Ésta ocasión no siendo tan exigentes ni tan flojos, recibamos con brazos entre cruzados y abiertos, a un grupo que quizás su nombre no levante mucho polvo para los mas ensimismados en del rock americano, pero para los lubricados y curtidos Golems del rock ingles, levantarán y por supuesto sabrán perfectamente la calidad del “Supergrupo” en pos de su simbiosis entre dos grupillos exitosos de la época: Humble Pie. Banda de Essex, Reino Unido de inicios de los 60´s, junto con la movida Hippie hipopótamo. La banda ha sido menciona incontables veces por algunas reseñistas como: Una de las primeras del Jivi javi pesao. 

Cosa que no nos corresponde del todo, pero la incógnita será desvelada a través de mi punto de vista, orillándome bajo, por supuesto, esta primera entrega. En fin, prosigamos de una buena vez. Integrados por: Steves Marriot En la vocal principal (Turnándose con su compañero Peter), de guitarrista principal, y cabecilla intelectual de las composiciones a nivel ejecutivo y letrado, el mentado anteriormente Peter Frampton en las vocales y la guitarras segundona, Greg Ridley en el bajo, Jerry Shirley en la batería y percusión, y un tale: Dobson en la flauta. Los arreglos serían llevados acabo por el productor Andy Johns. Así se conformarían en los últimos sesentas. Más tarde uno de sus miembros, Marriot, fallecería en un incendio. Y lo que llevaría la separación de la banda para los años 90´s. 

Para no hacernos largo el cuento vayamos directo al grano. Aquí tenemos una mixtura pasada por diferentes etnias y palmas, con un legado rico  y vasto (Cuando los músicos se apoyan en bases invariable, y longitudinalmente cuantitativas, la cosecha que se espera es más que elote loco) éstos músicos mamaron, como bueno receptores y analíticos escuchas de venas populares, y un poco enrarecidas. Por ejemplo: aditamentos “Blues”, vientos “Country”, onda “Rocker” dominante tipo Yardbirds/Cream, Folk gaseoso  norteamericano, una vena de yerta Psicodélica medio progresivona de Caravan y Soft Machine, algo progresistas y un poco Rcockanroleros. Así que el collage perforará, horadando las limitadas escenificaciones. 

Claro, en su tiempo este grupo abrasó con cualidades si antes vistas, pero nunca antes tocadas de tal manera: con tanto ímpetu y personalidad. Es llamativo la recepción que tenía la música en aquellos años (60´s, 70´s, 80´s… En los no 90´s muchas estrellas para tan pocas luces) porque su arcaico sentido intimista era transgresor, quiero decir, muy espontaneo y  paulatinamente virgen; los terrenos que se erguían en colosas edificaciones, eran tan naturales, y a rebuscadas cuentas, nadie era un engañador o enejando consumidor de este tipo de manifestaciones, porque lo que se hacía era entrega: Sangre y Sudor… las lagrimas vendrían con las perdidas. 

“As Safe As Yestarday Is” fue la primera gesta de esta  talentosa agrupación que se colegiría en “Supergrupo” (Lo mejor en no tener ideas, imágenes o visualizaciones de los mencionados Grupos-más-Super) y que a lo mejor, en este primer trabajo no aunaría en la posición de “Heavy Metal”, pero como cité antes todas esas variantes semi-coetáneas, antecesoras; colapsaría en Humble Pie un sonido autentico y valeroso. 

El sonido cuaja, como una definición –arriesgada por mi parte- concentrando,  y juntando todo los elementos antes mencionados, como: un Hardrock heterogéneo y dimensional, casi cubico y espectralmente nostálgico. ¡Qué buenas combinaciones, maestros! Para lo que se esperaban Hardrock trepidante, vayan a  ver canales de Youtube, mejor, porque aquí lo que se van a encontrar es rock de escena, no Glamera-furcia, sino amalgamada y recubierta de factores habilidosos y emotivos yacedores de cascadas. Lo que hace de este álbum una entrega versátil y disfrutable son las copulaciones y estructuras de las rolas. 

Aunque como inicié diciendo, no transmutan en piezas univocas, o de un sentido igualitario, mucho menos abusado y pedante (Como suelen ser muchos con tanta creatividad e influencias por doquier) y en planos más personales, lo que me gusta del disco es su manifestación sencilla y explicita, ya que no se andan con rodeos y galimatías para sus ejecuciones; porque sus composiciones sean inextricables, inmutables o estáticas y homogéneas, siempre sabrían, con esa paleta viril, recetar un antídoto ante la mediocridad y no acomodarse ante un sonido básico y genérico. 

Hay momentos álgidos, como pequeñas enfaruscadas luctuosas y perezosas. Parajes salvajes, magnificentes de la épocaza, solos “irrepimibles” con una naturaleza caótica y contumaz, rígida y demudada. El tiempito está larguito, pero digerible. Hay algunos tributazos por ahí, como la canción “Desperation”, cover de Steppenwolf. 

Por su lado, también contamos con esa dinámica lúdica y permisiva como “As Safe As Yesterday Is” que tiene sus fueros y sus bajones de ánimo, pero encajada como cuadrado de supermercado. “Bang” junto con “A Nifty Litlle Number Like You” son de las más encabronadas, al estilo menos depurado y sofisticado, con metrallazos sin ton y son y metalúrgicas operaciones industriales; Siguiendo en la cara “B” uno de mis “happy moments” es cuando llega “Alabama 69” capricho de un conductor de los 80´s que viaja de Alabama, pasando por Mississippi  hasta llegar a  San francisco: De paseo por el trayecto más largo: La soledad 

Portada, así como producción amelcochada, pasan de largo, pero, si tuviéramos una inferior indudablemente que se vería con más aquito y reproche. ¿Qué más? Es domingazo y postrémonos con algún alacrán en el cuello para que nos haga masaje en la cerviz, y nos echemos la batahola de climas secos y áridos en la terraza vecina, esperando el infortunio de la horrible jornada. ¡A echarse el felpazo, esclavos de la red!






Nota: 7.6 disfrutando de la veraniega siesta. 



Publicado Por: Albert Spaggiari

viernes, 25 de abril de 2014

Uriah Heep – Very ´Eavy … Very ´Umble [1970]




Después de una larga espera, por fin y sin más preámbulos “Uriah Heep” para el especial espoliado del “Hardrock” Ahora bien, ¿Qué traemos entre la caja desplegable? Pues sin duda alguna una de aquellas bandas que pasan desapercibidas  -a pesar de ser considerada una de las más famosas de los años 70´s- por los antiquísimos tramos empolvados, y que su  mención no creo sobrecogimiento o pavor entre ningún escucha nobel; quizás, lo únicos que podrían retornar, o expiar, serían aquellos arqueólogos  o los más grandecitos que nos llevan a muchos de la mano. Ahora bien, un caso a  ligera y sin más demoras sería el paralelismo, de situación similar, con Gran Funk Railroad, cuya presencia fue estridente en los primeros años, pero después, por que cosa o quién sabe qué, quedaron totalmente olvidados. 

Y de esto se trata, de hacerle un noble y justo tributo, no a Ac/Dc (Qué de acérrimos violentos, estoy hasta los pelitos de los huevos negros) ni muchos menos a entes litúrgicos de parafernalia como Kiss. Sería innecesario defender bandas (Sí se hace pues no hay ningún problema) que sus admiradores levitan por las líneas íngrimas del cielo y la tierra. Uriah Heep, merece y con rezongona atención, un fiel tributo en este espacio de poros y hongos venenosos. Y se lo daremos con una bienvenida calurosa y calenturienta.

Entre el periodo de 1969 y 1970  los siguientes miembros: David Byron en vocal, Mick Box en guitarra principal, Ken Hansley en el teclado, Paul Newton en el bajo y por último, Alex Napier en la batería. De estos 5 miembros, los más constantes quedarían estampados entre fichas David, Mick Y Ken: ¿los más perseverantes o talentosos? Muy bien. Es gracioso, que siempre hablemos de bandas olvidadas o pérfidamente denostadas por la crítica comercial (Aquí somos “True” nos rasuramos el pecho, porque no tenemos pelos) y ahora, en el caso contrario, tenemos un eje con una óptica lateral, o más bien inusual: Banda exitosa en su época, olvidada en la nuestra, y de talento para no desgastar las suelas. Eso es todo.

Disco que es merecedor de nacer en plenos 70´s: sonidete crudo –Aunque de coros apastelados- desaliñado y lacónicos (sin tanta vacilación, toquines progre, pero directos) con una portentosa mecha rubrica, incendiaria y genéticamente salvaje. Vayamos pasa por paso; no queremos atragantarnos. Arreglos de velos de novia, mis estimados; encajándose en sus quicios y vértices apocados, quiero decir, con un sonido sin rellenos inútiles. Por ejemplo: cuando oímos una composición con su intrigante “Solo” o un novedoso “Coro” antes que nada dependerá del ejecutor (O sea el músico) transmitir aquel aire de simpatía, o congraciarnos con agiles y vocativas técnicas (En el caso de un vocal machón y pecho partido) pero crear, ante todo, un ambiente edificante y de empatía con el receptor. Ahora, en el segundo término, el oyente, que como bien su nombre lo indica,  este carga una subjetividad tremenda, así que sólo dependerá de la educación musical que haya tenido (Hablando coloquialmente. No vayan a  creer que para oír se necesita escuela.)
  Y aclarado este punto, nos pega, y nos gusta, a pues no tenemos quejas de nada. Muy importante es tomarse este punto, ya que las posibles reverberaciones del álbum, o los constantes y fluctuantes tiempos, podrán hacer que el oyente cambie repentinamente de opinión, a no ser, que en sus cavilaciones madure la idea y se diga a sí: Esto está rescatable. Me destaparé la cera con el Vinyl. 

Sigamos.


La ejecución es recreativa, porque ésta esparce un jugosa y enjundiosa tabla de valores: por unos instantes armonías bucólicas (Muy al son de la tranquilidad y la desentonación), introducciones orquestales notables y loadas en virtud de espontaneidad y lirismos casi versátiles, como bien demandados por una adición en rítmicos exploradores; y esto es inquietante (pero la época lo recompensa) porque el terreno aún era virgen y hacer cualquier disparate valía un sendo contrato discográfico que te llevase a la cima de 4 años en fama y rubias pechugonas, 2 en vicios, y el resto de tu vida guardando los trajes de lona, cuero y terciopelo de “El día que seré famoso “ no te desalientes campeón, soy Julio Zelada. 

Las guitarras hacen juego con el Teclado, no en un versus definitivo, pero si en una practica refrescante de gamas sencillas y orquestales. La cosa no era parecerse a un “Deep Purple” ni imitar a Lord of Lord (John Lord) pero, si sentar bases de un rock que podía tener de todo, menos industrialismos pesados. Podía tener: arpegios básicos, antesales entre amelcochados sonidos graves, tonos guturales (Tonos de instrumentales, claro) lúdicas practicas a nivel vocal y mucha naturalidad en el concepto más amplio. Pero a mi parecer el único PERO que le pondría es lo místico (En gracia y desgracia de quién lo halle) de la enumeración de canciones.

La mejor de todas, y la primera en abrir de corte titánico es “Gypsy” Bueno, sólo para no ser tan pragmáticos detengámonos a contar, como si le estuviéramos hablando al cura pedófilo de la parroquia; que en este punto la canción es el caprichoso eslabón del rock de todos los tiempos, ya que su entrega a nivel de energía es descomunal, imperceptible y cerval. Pero, ¿por qué hago alusión a los dualismos entrecomillados de Gracia y Desgracia? Pues bien, la canción es tan imperante –Qué mierdas, una genuina obra de arte del heavymetalismo más bruto y orquestal- y su manifestación me deja con más ganas de este estilo tan destructor y castigador.  Lo demás es bueno, no digo que no cumpla, pero por favor, compare con todo el álbum. 

Y no quiero cometer una osadía con mis adorados Rainbow, pero bien entraría “Gypsy” como una obra que patearía  a las más flojitas de aquel mítico “Rising” y dejaría medio atolondrado al God. Bueno. En fin , ¿qué más? ¡Muy bueno!  “Y como no pendejo, si ya es viernes… si me salías con una mala nota es que perdiste 5 días para entregarnos más de lo mismo, Spaggiari. Vete a la mierda” Tranquiii! Ya estamos de vuelta y con el pene más negro y erecto que nunca.. Ahora, Abran la boca, putas!








Nota: 8.4 bien ajustado y con ganas de más




Publicado Por: Albert Spaggiari