viernes, 10 de abril de 2015

Red Hot Chili Peppers – The Red Hot Chili Peppers [1984]



No voy hacer una gran resma de mierda por un grupo que ahora goza de estar en la sección de “carne jugosa para las masas” en los almacenes. Mientras, el verdadero néctar que expulsó antes de su devenir a la comerciabilidad, evolución o como quieran llamarle, a atestiguado hace más de 30 años. Ahora bien, ¿Cuál es el punto?, que la exageración por ambos polos me parece ridículo, porque sin más ni menos es donde dan su primer patadón al estudio donde realmente se ve la sinceridad y gracia de los mismísimos Red Hot Chili Peppers (aunque tampoco para exacerbar falacias). Y es que, “no se escribe una gran resma hasta que la calidad lo merezca” –Zdzislaw Beksinski (o sea, yo; no el pintor).

Los RHCHP en sus años mozos atraían a la masa en bares por sus singulares shows con un calcetín en los genitales, como también, por la mixtura que estaban atinando poco a poco para moldearla en una licuadora Funky. Pero, lo que ahora es solo imagen que calidad, antes en 1984 se compaginaban ambas “virtudes” para llegar al mercado con pie derecho. Ahora bien, Flea y Kiedis reclutando a Cliff Martinez en la batería y a Jack Sherman en las seis cuerdas, crearían este autotitulado cascabel que fluye por influencias de gente como Parliament o Grand Master Flash, que vemos acá.

¿Cómo comienza este trozo graffiteado?, con una tralla característica de las cualidades de la fusión del hip-hop, punk, funk y rock. Y como si no fuera poco, teniendo un dueto de grandes en las cuerdas, arrancando “True Men Dont Kill Coyotes” con un avasallador bajo para anunciar al jovenzuelo y ocurrente Kiedis expulsando un rapeo como se debe. Luego prosigue “Baby Appeal”: Donde Cliff aunque en el recorrido del álbum sirve más que todo para trazar ese beat tan característico en el rap, fusionado con la amalgama rockera, el extracto de Funk resulta interesante. Y no acaba la cosa, “Buckle Down”, podría ser la que a un servidor más le agrada. No solo por tener una estructura más elaborada, si no, por la extravagancia y plenitud que logran con el Funk añadiéndole la caña rica de las guitarras, con un Sherman apoteósico, en una labor gigantesca junto al Kiedis más alocado y efervescente que haya salido.

Un inicio demoledor, que estalla más aún en la consistencia del álbum, con Flea puliendo un estilo eficaz con unas melodías exquisitas, mientras Anthony pese a no tener un rango muy versátil, trata de manejar la monotonía con algunos énfasis en los estribillos como en “Get Up and Jump”, donde el éxito comercial no sólo vende, si no, que traza solos de bajo, introducciones reconocibles entre tantas, Riffs breves, pero a veces memorables en todo el medio-tempo en que se manejan las baquetas con un rapeo con mucha soltura como base de cada track. He ahí, la virtud del no relegar de la guitarra del todo, como tampoco no desorbitar el ambiente juvenil y alocado que provocan.

Sin tanta dilación, categóricamente el debut es un correcto pepino, que construye una extensión de géneros en uno. Pero, aunque no me engañen sus variantes como en: “Mommy Wheres Daddy” con una mujer de un cantico expresivo y una melodía ambiental acústica de parte de Sherman. O, como desde la novena pista; con ese aire a Punk-salvajete sin perder la cordura, con Flea mandándose en todas sus apariciones, no proyecta algo redondo al fin y al cabo.  Y eso es, un disco que despliega tanto un Funk-Rock sabroso de ritmos repetitivos y memorables entre cuerdas, como también Punk-Funk en esos cortes que apenas llegan al minuto, o simplemente, disfruta de un Funk con mucha musicalidad comprimida en una base rítmica semejante al hip-hop.

Y eso amigo, es “The Red Hot Chili Peppers” del 84. Que me da weba, sí. Que se aproxima más en lo regular, que lo malo y lo bueno, SÍ. Porque queda más que recomendado tanto a los fanáticos cerrados del grupo, tanto a los melómanos que quieren darle una orejaza a los productos restantes en la mar de la música en GENERAL. Por ultimo, 2 cosas: Flea es el monstruo que abarca todo el rollo, y  dos: Regular, malo, bueno…Es una opinión personal que se acerca más a la simple recomendación de: “interesante” al describir un disco, como sucede con el presentado.






Nota: 6.0


Publicado Por: Zdzislaw Beksinski