viernes, 21 de marzo de 2014

David Bowie – The Rise And Fall Of Ziggy Stardust And The Spidders From Mars [1972]


Señores y señoras, ¿que hago en este puto mundo? Qué hacemos todos en esta corta vida, plena para los antisociales, insatisfecha para los constructivistas, y aporismada (Del tumor) para los estetas, ¿qué hacemos en esta puta vida? Todos conocieron el poco trabajo en las reseña que estuve realizando, y por ende, no puedo con esto, me tocó algo inenarrable e indescifrable: ¿por qué? Porque así es este “puto mundo” hay cosas que nunca se podrán explicar: sus significantes, símbolos y sentidos; La vida tal y como la conocemos hacía donde va, para qué y ¿por qué? Renunció a las respuestas, como así renunció a este disco.

¿Quién es David Bowie? Esta pregunta jamás tendrá que mencionarse en estos rincones asequibles, de frondosas dudas y complejas conciliábulos. ¿Quién es capaz de hacerlo? ¡Indudablemente que yo no! Y todas las notas, palabras, oraciones, adjetivos, comparaciones, síntesis, análisis, así como improperios, contumaces y “uroborosos” como criticas  desatinadas, fuera del blanco y el circuito profesional del manejo de formula 1. ¿Quién se esperó reseña de este disco?

 Pues el simple hecho de reseñarlo se ha convertido en una misión pletórica y dificultosa, de entelequias filosóficas, de materias indestructibles, de misterios crípticos, de aquiescencias y órdagos estratificados: Material con todas las proteínas y los minerales del universo, con la intensidad de supernovas, de magnesio carbonizado, del poder que manifiesta el núcleo del sol, estrella ominosas que jamás la ciencia podrá explicar con exactitud….

Pasa lo mismo con la “Arañas de Marte” si usted, señor, mantiene la miraba lánguida, fija y resonante, y cree saber y tener el poder en sus manos, venga, hágala, hágala, pronto, o en pequeños delirios oníricos le digo esto. No me pregunten por su sonido…. He fracasado, como oyente o como reseñista. Yo lo único que puedo decir por este sujeto, porque sinceramente no sé como llamarlo, Deidad o Cronos, ha acaecido como hormiga o lombriz, esto no se le puede decir a cualquiera.

Lo único, y la mejor manera, donde puedo explicar, sólo puede ser por mis emociones… ¿qué demonios sentí? (No le gusta, vaya a  donde quiera, aquí no lo respeto) y lo que sentí lo recuerdo, lo presencio y lo viviré desde el día de hoy hasta que mis huesos sean quemados en la Ira de Dios … pero, antes un pequeña reflexión: Cuando nosotros, los escuchas, los adictos a la música, invertimos nuestro tiempo disfrutando de obras que nos apasionan y nos llenan, llega un momento, por fugaz y atemporal que sea, por intermitente, perentorio o circunstante que llega a calcularse: pero, ese momento, llega… y hoy a mi me llegó, por eso no puedo excusarme, porque excusas no hay.

Y cuando se siente la autorregulación de nuestros sentidos, el nivel de la satisfacción, casi histérico, es donde damos vuelta atrás, y con un ardiente y soslayada faz, nos olvidamos de los figurativo, lo material, espiritual e ideológico…    ¿Viene a cuento? ¡Yo qué sé! Este es un disco que nunca se podrá reseñar y se le dará plena justicia… ¡nunca!
Me siento con el fuelle renovado, la crisma pulida, y con la sensación de haber transcurrido por mis oídos uno de los disco más grandes del rock setentero.






Nota:  No existe tal



Publicado por: Albert spaggiari 

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