Pescando en la ribera ignota, en las
indómitas tierras vikingas, los berzerkes, malditos caballeros temibles, eran
vinkingos soldados que bajo sustancias alucinógenas entraban en un lapsus de
“trance” cuenta la leyenda que estos furibundos y totémicos guerreros, cuando
estaban en tal estado eran capaces de todo, su fuerza inconcebible, sus
impulsos a pelear sin armadura ni protección, los hacía ver ante sus enemigos y
compañeros como figuras
incontrolables y extremadamente peligrosos. Y vaya que
me imagino que encontrarse a uno de estos energúmenos en primeros plano, sería
una cuestión para escandalizarse. Puesto, que las invasiones se “han detenido” (Las
barras y las estrellas se adueñan de mi bandera) hoy sería raro, pero no
inexorable, encontrarse con un tipejo con fuerza de oso, esperándote para
matarte sin ningún motivo o en realidad ¿no?
Pero, si nuestro cuerpo no puede
resistir tales golpes, nuestros oídos tampoco, o tal vez ¿si? The Berzerker,
quizás no sean unos voluptuosos luchadores y aguerridos conquistadores, pero,
no cabe duda que sí son unas bestias para componer la misma ira con la que
debieron atacar esos tan mentados vikingos a sus presas y opositores. Seria
indicado, usted, noble caballero de orejas pachas, que si le duele el oído con escuchar
Morbid Angel, mejor, apaga la luz y vámonos. Es la única recomendación que
haré, guíese por su juicio y sus convicciones, pero no me haga caso, tal vez
así aprenderá la lección usted solo.
¿Qué demonios hace The Berzerker?
No creo que sea necesario preguntarle
al demonio, eso del satanismo se quedó con Deicide estancado en plenos 90s,
volteamos la página a un terreno y una corriente mucho más extrema -y sóbense
la cabeza- mucho más adelantada. Y no quiero ser pésimo, porque las viejas
glorias del Grind fueron bien malotas, punketorras, y efímeras; pero, como
hemos pasado al último capitulo, al peldaño no más extremo, peor si más
enriquecedor para la misma música agitadora y revolucionaria. Pero, aún no
hemos contestado la pregunta. El grupo, integrado por un dúo simplemente, es
una de las agrupaciones más salvajes y extremas que se pudieron fecundizar en
los 00s La respuesta se irá planteando a lo largo de la reseña, así que no
impacienten.
Formados, como dije, únicamente por
dos muchachos esquizoides; Eh, qué ningunos patarrajadas, y oblongos siervos:
Lukke Kenny en las vocales y el uso de batería programada, electrónica, caja de
ritmos o como quieran mentarlo; y por Jason V. en el bajo. Qué fácil ¿no? Un
puto dúo, y más violencia que las doscientas mil guitarras de Maiden y los
conciertos pseudo pesados de Bulgaria con el Big Four del Thrash (Sería el Baby
Four vs publico angelical… toda una misa santoral) Pero, estos insensibles
mierderos –Porque eso son- unos disparatados y poco portentosos sujetos; esta
pareja, rompe los huevos y saca la cera a borbotones.
Para definir su música vayamos a las
acepciones metaleras, o la categorización indefinida, como tal: Industrial
Death/grind.. Llamado a veces también: Cybergrind con Speedcore. Conste, no
estoy poniéndole etiquetas fijas a esto, es sólo para que se den una idea de la
orientación que la banda ha tenido en estos últimos años por la red, aunque
ellos siempre se han catalogado como un grupo de: “Industrial Death Metal” eso
es un poco más sensato, ¿eh? Llamémosle sólo: Industrial Grind para no tener
malos entendidos luego.
Y efectivamente, estos desperezados,
tocan con una caja de ritmos, o sea, una batería programada en BPM (Beats por
minuto) y qué batería, mi cuate…. Va a kilométricos e inseguibles pulsos ferreteros,
que no se detienen y dan la mínima concesión. Todo esto acompañado de guitarras
que sacuden el polvo de herrumbre, levantan cadáveres y voltean mundos en un
abrir y cerrar de ojos; una voz truculenta, destrabada, furiosísima, vimotiva,
pero, sin origines gore, sino deatheros de cargados alaridos de manicomio, y
una subsiguiente sordera permanente por trabajar en una de las hélices encendidas
de un avión, para tus oídos. Esto es un sonido demoledor, poco intrincado y
atacante.
Todas las piezas constan de increíbles
Growls, de sorprendentes y finitos cambios de ritmos conllevados con un felling
perceptible y duradero. Ese punto es crucial aquí: Su feelling. Y siempre he
sido desertor de bandas que incorporen a su música únicamente este recurso “la
proliferación de tal no es abuso y pecado para tal” Pero, no sólo hablo de
bandas poperronas, que están tan ajenas a la calidad musical y solo hacen
parajes memorables instantáneos, ¡pero nada más! Caos distinto sería con bandas
de ultra pesada resonancia, que manejan géneros extremos y logren crear –No a
manera de chiste- un feeling sincero y
atroz. Y la prueba más fehaciente me calca con The Berzerker, en su “Animosity”
Las piezas son rollizas sí, son constantes
placas de titanio que no dejan de marchar, pero, la influencia y la calidad
musical de éstos los recluyen a trabajar esa brutalidad en caudales de e
híbridos de pasajes memorables y melódicos. Señores, manejar tales habilidades
siempre me ha parecido increíble, más cuando se expresan con una pluma, o
talento innato y creativo como se ve aquí, desde el primera hasta el ultimo
durazno las rolitas están con esa dinámica, y por ello aburrirse, es por tal,
como estar enfrente de una mujer joven desnuda sin mirarla. Tremendo rollo ¿no?
Todas están elaboradas con esa pizca
de entretenimiento, tan orgásmico que se vuelve adictivo estar volviendo a
oírlas de vez en vez. Y qué vamos, es
domingo y hay que machacarla todo el día. Sólo digo lo siguiente: “No es lugar
para débiles”
Si usted escuchó Viraemia y le gustó,
esto le encantará.
Nota: 9.3
Publicado Por: Albert Spaggiari
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