viernes, 28 de marzo de 2014

Nadja - Queller [2014]



¿Cuántos géneros, estilos, combinaciones, fusiones, etcétera.., puede tener la música?, ¿Qué tan extensa es la música?, seguro no sabremos nunca. ¿Pero que tanto puede hacer un aficionado por la música en general?, a lo largo de la historia este arte, como muchos otros, ha evolucionado de diferentes formas, y como verán, la gente tan apasionada a un género, siempre le quiere añadir algo a ello, para que no se estanque en la misma mierda. ¿Porque comenzar con una reseña de esta manera?, porque por primera vez en este blog caquita, presentaremos el Drone Metal.

¿Qué es Drone Metal?, lo resumiré en 4 factores que definen a esta música: Ritmos repetitivos, Pesadez, Ruido y sobretodo, Lentitud. Si no tiene estos caracteres, entonces, no sé que carajos es. Pero no alarmemos a las moscas, porque de todo buen frijol, siempre hay una semilla, esa es, la “Drone Music”, la cual se basa en su mayoría en ritmos repetitivos, y de ahí puedes añadir ciertos condimentos a la sopa, como flautas, violines, batería o lo que sea. Pero no tiene una intensidad y densidad como el Drone Metal, que nace con Earth, pionero en basarse en el Doom Metal y mezclarle el chiloso Drone de los años 60s.

Si todavía sigue leyendo y no sabe de qué mandarina estamos comiendo, váyase a su pueblo y se encierra bajo las sombras de la mesa o infórmese, que para eso tiene internet. Prosigo…, Este Drone Metal, parte a mediados de los 90s, ortodoxo como el culo y ruidoso y lento hasta provocarte un infarto, vómitos y daños cerebrales, con bandas como Boris o los Sunn O))), son de esos que te pegan con el latigazo del ruidito que reproducen los televisores cuando no sirven, esas bajas frecuencias insoportables para el oído humano. Para que nos demos cuenta que no es Metal Happy, ni ninguna similitud de sonido. Pero mi intención no es asustarlos, porque la manzana que traigo en la canasta es de otro árbol, solo que, con el mismo saborcito.

En fin, creo que deje claro lo que es el Drone y el Drone Metal, y de que se trata la chorrera de música. Informados y listos, nos adentramos a un hormiguero más reciente y diferente. Nadja, de nombre corto y desapercibido dentro de la marea canadiense, que no es más, que un dúo, comenzó a inicios del siglo XXI, y no paró nunca, dejando como prueba más de 25 materiales de larga duración que definen la personalidad y el carácter que representa el miembro fundador Aidan Baker (Guitarra, batería programada, vocales y sintetizadores), y su esposa Leah Buckareff (Bajo y Voces), a la música de este proyecto.

Ni de cerca le tengo referencia con sus anteriores álbumes, porque no me pongo a escuchar el sonido de los zancudos mucho tiempo, ni tampoco conocí a la banda en su momento. Por lo tanto toda descripción musical será directamente a su álbum “Queller”, del cual partió las alas de un búho desde Berlín, para poder presenciar de qué se trata todo el asunto. Primero antes que nada, sus composiciones consisten en ambientes ensoñadores y melódicos, con una influencia muy notoria del shoegaze, del cual Baker, todo el tiempo utiliza el efecto nublado de esa vertiente como una añadidura más a los temas.

Las Pistas iníciales: “Dark Circles” y “Mouths”, son ejemplares de música ambiental, pasiva y con un tramo memorable distinto, sus prolongadas notas a la vez diferencian una de otra, como si se tratará de un grupillo Ambient, con tintes Shoegazing. En el primer track vemos que la circunferencia del inicio del álbum tratará sobre lo pasivo y estruendoso que puede ser su música, con un prolongado ritmo repetido del cual se desprende una ráfaga de guitarra de semejante magnitud que lleva consigo un efecto ruidoso que se escuche extremadamente pesado y memorable, pero que estás circunstancias serían causadas para no llegar a la monotonía de un línea calma, lo cual deja ver que la vertiente esta clara en el Drone, de una forma más digerible. ”Mouths” es una lección sobre la combinación del efecto vocal omnipresente creando una melodía junto a una pared sónica, pero su base es una guitarra dictando notas claras, junto a una batería programada que lustra más la sección junto a una pequeña interferencia de distorsión.

En una entrevista, al vocalista le preguntaron como definía su música: él, respondió con la etiqueta de “Ambient Doom”, y señores sapos, tenemos Drone Ambiental en este álbum, del cual se impregna un sentimiento oscuro, sombrío y calmado, como si estuviéramos en el bosque junto a ese búho de la caratula, con un silencio adormecedor, pero con el peligro de terminar devorados por los misterios que oculta ese bosque. ¿A que me refiero con Drone Ambiental, acaso el Drone no es un genero del cual se siente como música ambiental?, lo que quiero decir, es que no tiene esa estridencia continua del cual su terreno es una distorsión. Para nadita, el álbum construye pasajes muy armonios, incluyendo melodías vocales, de las cuales casi ni se pueden tomar su pronunciación y riffs de medio tiempo, muy crujientes, todo bañado en un largometraje de pasajes y caminos diferentes.

La mitad del álbum nos deja inquietos, si en verdad a esto, se le puede llamar de tal manera, aunque obtenga un olor explosivo y desesperante. Todo queda claro, todo se equilibra con las canciones “Lidérc” y “Quell”, cuando el tercer tema quiere iniciar, despega la sucia interferencia de la típica nota distorsionada mantenida, mientras la batería sigue naturalmente, y todo con tonos agudos diferentes en la guitarra, tipo balada siniestra, pero el pan se lo come los Riffs ultra-mega-distorsionados, que son pausados y masivos. “Quell”, en cambio es la aparentemente más movida, con un Riff BlackSabathiano que se transcurre todo el circulo, con una Batería y un afilado tono desgolla vergas, que cambia el ritmo a que entre una elevación vocal fantasmagórica y muy pegajosa de Aidan, pero el Riff Base sigue desplomándose sin darnos cuenta, y nuestros oídos nos hace la referencia que solo escuchas eso, peo no lo es.

Distorsión y más capaz de distorsión tiene el Lado B, dejando clara la propuesta, comestible para el orejón e indigerible para el que tiene orejas de Patricio. Todo equilibrado en un desarrollo estructural templado en una formula reiterativa, de la cual podemos arrancar sus trozos más jugosos y sus pasajes más melodiosos, pero lo más recomendable es el bienestar del tímpano y tragarse las salchichas de alrededor de 10 minutos, para degustar mejor la obra. Influencias cercanas del Noise Rock y una idea diferente, incluso, de ejecutar este estilo. Hasta tal punto, que recolecta todas sus influencias extra-metalizadas y la endulzadora pizca de Metal bien cargado.

En resumen, “Queller” es un álbum que da lo mejor del Noise, con elementos agregados de distorsión u otras habilidades compositivas, para lograr un camino distinto de la otra pista, siempre obteniendo un resultado diferente. Música que no te puede despeinar, tan adormecedora y estruendosa a la vez, con una atmósfera tenebrosa que solo los Riffs demoníacos e hiper-brutales de máxima frecuencia pueden angustiar la vereda que siguen esas guitarras eléctricas que simulan una acústica soñadora, pero no es más que un tétrico cuadro surrealista de un inocente en un mundo salvaje.

Me sobran las vulgaridades y los términos de los desarrollos, pero en un disco Drone, Experimental o como quieran nombrarlo, da una sutileza y simple técnica en crear atmósferas, tras atmósferas, que me deja cortito como pepito. Densidad la tiene, Lentitud la tiene y de sobra, detalles pequeños, como los elementos sintetizados, bajo y los arreglos que sirven de contorno a toda una bola que rueda en 40 minutos. Si es fan del estilo, no se lo pierda, porque Nadja plantea su ideal en su música cómodamente. Si usted, está en sus horas más nocturnas y calmas, y requiere ambientación sin dejar a lado la pesadez, la solución es “Queller”.






Nota: 8.2


Publicado Por: Zdzislaw Beksinski


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