sábado, 21 de agosto de 2021

Floorless – Telepath [2021]



 

¿A cuánto la regia en el babalú cabrón?

Sin piso, sin suelo, sin nada. Concreto sólido, vacío y frío. Grisáceas edificaciones solitarias que inmóviles adornan la desolación. Floorless es una de tantas bandas que encaminan su paisaje sonoro por esos derroteros. Sin embargo, este dúo de Miami para realzar su prisma distintivo sobre la desolación, toma inspiración de lo subsecuente de un curioso evento del siglo XXI que reformularía el pensamiento global ante la noción de nuestra existencia. Sí, suena exageradísimamente dramático, pero no lo es. Este fenómeno global tiene nombre y sobrenombre: Coronavirus (Covid-19, o para la majada, Cock-Big 69). 

De la crisis emergen grandes oportunidades dicen por “ai”, pues los compinches de Floorless lo saben perfectamente. Su debut “Telepath” fue grabado durante la pandemia en todo el 2020. Puesto que, la “oportunidad”, o más bien dicho, el brebaje virulento de una pandemia suscitó en este dúo su inspiración máxima. 

Metal Industrial fangoso y brumoso es lo que se oye al rodar desde la primerísima “Pearly”, que arranca, luego de un elemento electrónico émulo a un Bajo, de tajo con la espesura y el conocimiento del sonido de la banda. Riffs aunados a ésos elementos primigenios y ominosos de los aparatos y sintetizadores del Industrial más clasicón. Estos cuates no te engañan, se vislumbran sus influencias a NIN, Godflesh y demás. 

Riffs caídos desde el octogésimo piso, ritmo cadencioso de una batería programada que abona más “industrialización” al sonido, y un vocalista directo y distorsionado en sus “estribillos” en la retaguardia de la bruma sónica. Acá parlamos sobre texturas, atmósferas, secuencias, cadencias, repeticiones, pesadez; no estamos ante melodías silbadas y sacadas del culo hechas para ser memorizadas hasta el hartazgo.

Este “Telepath” lleva su aural, conceptual y oscura propuesta a dos parcelas que proveen su riqueza musical: Una de ellas es, su ADN Industrial, su apesadumbrado e ingenioso uso de los sintetizadores y efectos para lograr la sensación desesperanzadora que proyectan. Ejemplo de ello, “Slow”: Un gusano reptante como Bajo, una acompasada y fría batería; pero, sobre todo: una excelsa ambientación inhóspita producida por efectos que llegan casi a ser tenebrosamente espaciales. Este track es puro ingenio, de lo mejor.

Y, por otro lado, la simbiosis latente: el Black Metal. No hay que espantarse, no son shrieks agudísimos y batazos a mil por segundo. Este recurso se complementa a los sintetizadores arenáceos con el uso de sonoridades que emulan o que aportan mayor dinamismo a los medio-tempos, que son propios del Black; como la tonalidad de los riffs, el ritmo apresurado dentro de la tormenta o lo distorsionado y oscuro que se torna el cabrón al cantar. Además, todo converge homogéneamente con esa masa espesa que es este disquito, y ello sin ser categóricamente música ambiental. Recuerden lo anterior: estamos parlando de texturas, atmósferas, acá hasta el vocalista puede ser prescindible, aunque no es el caso. Cada elemento es un puto componente fundamental en la fabricación de este monolito de 600 metros de alto.

Una cucharada de lo que digo: “Guilty” con un vocalista que roza al shriek sumergido en los trazos de la guitarra que oscila entre tonos blackeros y los cambios acelerados de la bataca, mención honorable el Don Solazo efímero del guitarrista al final de la canción. O “Response” que ejemplifica perfectamente esa naturalidad con la que se conjugan ambos géneros, primando siempre los cánones del Metal Industrial.

Si bien hay un ritmo marchante y cíclico deudor del estilo musical, Floorless no satura al oyente, como si lo haría un San Godflesh pese a ser maestros y pioneros. El disco se compone de 10 canciones, que cuatro son instrumentales, que son interludios o continuaciones de un oscuro paisaje. Esto aporta a la “guarandinga” a ser asequible y dinámico sin perder la pesadez ni la identidad. Incluso aporta al concepto funesto que manejan, y el metraje se diluye sin mucha complicación.

Disco interesantísimo, disfrutable y que contiene detalles muy apreciables que se pueden desgranar ante la llaneza y dureza de esos Riffs que caen a raudales como ralladores metálicos de 30 metros a desmenuzarte la pija, entre las sombrías miasmas que subyacen de esas composiciones. Buena opción para adentrarse al hormigón de hierro que tiene por nombre: Metal Industrial.






Nota: Un 7.0 alto como un bambú


Publicado Por: Zdzislaw Beksinski


domingo, 14 de febrero de 2021

Darci Phenix - Wishbone [2021]




Seré breve y ameno como el disquito que tienen enfrente.

Desde una matinal quietud en el prado de algún sitio de Estados Unidos donde la ensoñación e introspección afloran en cualquier ser humano enfrentado a sus vagos pensamientos, emerge “Wishbone”, segundo disco emanado de ese paisaje emocional de Darci Phenix.

Menos de media hora, no más, la cantante acompañada de perfectos arreglos de cuerdas, percusión y vientos, nos abraza con ternura con un cobijo musical que desparrama en todo el disco un tono dulcemente melancólico y tranquilo. Producción, portada, voz y melodías: cada elemento, cada fragmento, transmite una hogareña atmosfera de calma e introspección. Darci dentro de su austeridad logra transmitirnos esa honestidad para consigo misma, hacia nosotros. 

Disco simplón de folk/indie/pop sin más, pero con una cualidad única: HONESTIDAD. La acogedora voz de Darci que sin ninguna espectacularidad empieza con su timbre claro y amable, no asombrará a nadie, y puede que te duerma, pero será más producto de la acogedora aura que del tedio. “Wishbone” carece de cierta dinámica, de presencia, de recursos para marcar una distinción compositiva, o de grandes melodías; pero, nadie puede discutirle el clima emocional y ambiental que proyecta en cada segundo del disco.

El álbum inteligentemente se sirve desde el acompañamiento de un harpa, una intervención de suma discreción de una trompeta, de todo detalle, incluso juega perfectamente el orden del tracklist-duración total; éste, la astucia para generar cierta movilidad en el sosiego, y que éste último, no provoque una inmutabilidad árida compositiva, pero no pierde la tónica y la homogeneidad. Ejemplos: “Hospitality” abonando una sección rítmica más notoria, “Flying Kittes” con su fraseo popero, su violín rebosante y su andar folk alegre, y “Lost in Translation” con su segunda parte más rockera y con ligero aire de epicidad. 

Disco disfrutable, que transmite relajación, calma, desestrés y paz. Nada destacable, incluso puede ser olvidable, pero sus ambiciones no son más que incitarte a quedarte tirado en la cama viendo esa proyección de la infancia en su portada, escuchar su dulzura y sentir, el propósito y sentido de este “Wishbone”: darte un abrazo, y como éstos: de forma fugaz y tierna. 


(Hermoso arte que se compenetra a la música)




Nota: 6.5


Publicado Por: Zdzislaw Beksinski


sábado, 23 de enero de 2021

Juan Bond - Womb [2021]





Raro pero cierto, emergiendo y sacándole el filo a la guarizama para estas fechas precoces del 2021.

Para todas esas noctámbulas cucas albinas que se deleitan y regodean en tragantes tan gediondos y difíciles de asimilar, como lo es el Mathcore (género más intrincado y enredado que un bejuco milenario), les presento a Juan Bond. Sí, nombre mierdero y chafa, pero antes de emitir el prejuicio diario, solventaremos la idea general del grupo más allá de su nombre y de su carátula del debutante disco de estudio: más feya que aguantar la diarrea en plena jornada laboral.

1 de enero de 2021, primerísima placa de estudio para los de Brooklyn: “Womb”. A lo grande, el primer día del año, para el primer disco de estudio. ¿Qué se puede hurgar en el demencial Mathcore a estas alturas? Y es que, es ineludible que nos asalten este tipo de cuestionamientos sobre la música o un género específico, sobre todo, al explorar, apreciar y entender su historia evolutiva en el transcurso del tiempo. Juan Bond no vienen a crear nada (ni averga lo crean): hay un TUFAZO a Dillinger Escape Plan (monarcas del género), estribillos a lo Metalcore sin tanto pegue, y escasez en verdaderos ganchos memorables. Ahora bien, el matiz de estos Juanchos pasa por otro rumbo y no es menos plausible.

Las primeras dos canciones nos develan el invento y el sonido, más no, toda la inventiva compositiva que apreciaremos al descorrer el cerrojo por completo. “Garbage Juice” y “Morbid Mortgage”: El caos no está expuesto al grado inhumano tipo Fawn Limbs o Frontierer; el enfoque del Metalcore está latente, como el recurso de las voces limpias casi siempre en el eje o centro de cada track para suavizar a los pipiolos del género. Y la fortaleza de la agrupación es que hilvanan las pistas con progresiones sutiles que nos llevan a una simbiosis entre la experimentación tenue con varianza de ritmos y tempos, y, los estribillos facilones efectivos agradables, pero sin gancho.

La voz de Logan DeFranco tanto en el enrabietado y áspero rango como en la pulcritud de un metalcore es: ni fu ni fa. No sobresale ni destaca, pero tampoco es tirado al perro. Cumple y se acopla bien tanto a los intrincados pasajes como a los blandengues momentos de estribillos facilones y aguados. El ejemplo perfecto está en: “Papa´s Got a Brand New Bed”. Si de algo estamos seguros es que esta banda simplona no es, pero por momentos nos cuestiona si su orientación queda a medias entre la soltura de las melodías metalcoreras o en la brutalidad pura con giros, cambios en los patrones rítmicos junto sus matices instrumentales que denotan cierto corte experimental. Y creo que precisamente ese es el matiz encontrado por la banda a su sonido hibrido: Obtener la facilidad del disfrute, mezclado con sus giros constantes que desarrollan la variedad.

Llegando a “About to Rob a Liquor Store”, nos topamos con la grisácea y lúgubre atmosfera embadurnada de cuotas prominentes del uso del violín, viola y demás arreglos que se adueñan de la pausada semi-balada a la que se apropia el batero y el cantante con un calmo estribillo recurrente hasta proseguir con un in crescendo instrumental y vocal donde se acoplan todos los elementos discretos que oíamos anteriormente, ahora hasta salpicar hasta su conclusión. La inventiva, el toque peculiar, la distinción o el ingenio que llegan a recurrir y a plasmar homogéneamente en todo “Womb”, es el uso natural del Violín y viola por parte de Kiho Yutaka. ¿Violín en un disco de mathcore? Pues sí, en todo el disco el violín se pasea y adhiere esa porción experimental que propicia que los tracks nunca se estanquen en la gravante simpleza sin gracia que lindan a caer.

Fundamentalmente en este tramo del disco, a cada escucha van ganando notoriedad los instrumentos y sus despliegues técnicos agregando solidez progresiva al Mathcore/Metalcore que Juan Bond nos insiste en verlos como un conjunto creativo y homogéneo que mezcla tanto la brutalidad, pesadez, técnica y locura de un Mathcore, unos espontáneos trazos melódicos bien manufacturados del Metalcore y su “rara avis”: el uso del violín, viola, clarinete, teclado, arreglos y sonoridades cercanas a la música experimental, que abonan exponencialmente al dinamismo compositivo. 

Asimismo, con la canción homónima, continúan con ese halo de rareza en una instrumental a la que se explayan los instrumentos y desglosan su buena ejecución, a tal grado que enriquecen los segmentos del track a un punto que no llegan al tedio o aburrimiento. No obstante, el “Gran Pero” es la necesidad estúpida de la banda de atiborrarnos con un imbécil hablando por megáfono que estorba toda la excelente vorágine de guitarras, violín y principalmente: Vicente Hansen a la bataca; demencial éste último para cada golpe, cambio de ritmo, velocidad y técnica, alucinante el cuate en todo el álbum.

Es conveniente recalcar que con “Bat” en su locomoción hardcorera junto a “Bombed” donde el apartado instrumental destaca sobre la planicie vocal, no agregan mucho al potencial que pueden explotar y recalcan más la carencia creativa al abordar todo el álbum en fuego y sombras: homogeneidad e identidad, y por el otro lado de la moneda, lo contrario con el empleo de suavizar la complejidad o la estructura, al fácil manejo de la melodía intrascendente del vocalista o fraguando en demasía, pasajes calmos para ablandar las ráfagas y denotando la búsqueda hacia la accesibilidad pero decayendo. 

Debut que concluye con “Water Waiter”, ejemplo de lo que tuvo que ser TODO EL DISCO y NO FUE. Acá sacan todo el potencial y conglomeran todo lo anteriormente escuchado: vertiginosos ritmos intrincados con reminiscencias a Dillinger, pasando por parajes y melodías con una fluidez descomunal, una soberbia instrumentalización que si me detengo acá no pararía. Variopinta composición que pasa de un solo de violín, Riffs tremebundos (primera ocasión en que la guitarra cercena bestialmente a placer), gritos ásperos, canto limpio excelentemente acoplado, la batería como un pulpo a los ritmos y quiebres, las transiciones y giros, y un tramo apabullante. En definitiva, una ensalada que reúne todo el armazón, todos los elementos confluyendo al nivel que debieron de realizar en todo el disco. Rola Redonda, sin más.

Lo mejor de "Womb": la violinista y el baterista: M-A-G-I-S-T-R-A-L-E-S. Kiho al violín abona atmósfera, rareza y su tono se acopla perfectamente. Vicente a la bataca, a mi gusto, lo mejor del disco: desborda evidentemente a sus compas, y reluce como una joya en cada segmento que descose su técnica. 

Disco interesante, digno de estudio de posible avance musical en el futuro de Juan Bond, en general han pisado fuerte y con una inventiva que parece que están puliendo. Proponen una idea que no ha sido explotada aún, pero pese a eso, ya han encontrado un rumbo y una identidad, y eso, es totalmente plausible. Podamos, o dormirnos desde el tercer track hasta el penúltimo, o podemos apreciar el latente ingenio no explorado del todo. Esclarece que el Mathcore no solo es disonancia puerca y puedes vislumbrarse inventos como este “Womb” que recoge de sonoridades y recursos atípicos, inteligentemente y no desentonan con el núcleo musical. 



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Nota: 6.0


Publicado por: Zdzislaw Beksinski



Cachada 2021

 

Nos ponemos al brinco con las novedades del 2021!!!

Seguiremos zarpando y zampando novedades en la música: catándola, reseñándola, y fundamentalmente, ofertándola para sus oídos sucios, para el deleite, para estar al tanto de este bello arte llamado: MUSICÓN

Proveeré dentro de mis capacidades los descubrimientos que halle en este aún desconocido año y veremos si nos sorprende, nos decepciona o nos seduce. La costalada de ripio, carbón, ajo, cilantro, bistec de cerdo y diamantes, dependerá de la calidad de músicos que se atrevan a desgranar su valía en este mundo con la música que publiquen para este año, y para el deleite de un servidor, sino: al calabozo hijos de puta!!!

A wachar y disfrutar de música nueva, que con los mismos fósiles masturbados ya nos aburre como la vida misma. El Mito y La Mita se complace en anunciar otro arribo a lo que nos proponga la música de este precoz 2021 y de lo que siga!!!




Publicado Por: Zdzislaw Beksinski