viernes, 11 de abril de 2014

Sacrifice – Forward To Termination [1987]


Las gestas del Thrash son finitas, pero transgresoras; son rompedoras y corruptas manifestaciones pérfidas de salvajismo y brutalidad, que sólo se encuentran en pócimas salitrosas, a base de jugos oxidantes y babélicos. El Thrash cómo genero tuvo una  cuna nonata, bastarda y muy apabullante, pero su abnegación imbuyó en izadas  aspas cortantes, como tentáculos de pulpo filosos, que no inmutarían a lo largo de sus trayectos. Una música que surgió de los pespuntes de alabastro, en esencias malévolas y criptológicas; endemoniadas e irisadas criaturas que dominarían los mástiles y la disfonía de “loops” de caracteres eléctricos.

 En el siguiente meandro, sobre juncos y marchitos abedules de jaspe enterrados en un mazacote de nieve, se encontraría estremeciéndose una de las bandas más olvidadas –Y por consiguiente de talente decoroso- del Thrash/Riffs/señorío/Metal.

Y no hablo de mamadas Crossover, o híbridos heredados pobremente, y a veces insustanciales, del Rap, música cuyo objetivo idiotizaría los decenios del metal Thrasherístico y lo pasteurizaría sobre-colocándolos en embudos llenos de calcedonia y celosías plásticas, para que el engrudo de se fuese diluyendo; diseminando una esencia, en aquellos tiempos anodina, pero férrea a garganta abierta y macabra a vena cerrada. La batahola entre cuates era regular. Bullicios armados de cargas lechosas y trepidantes cacareos de gallina 
“insomníacas” siendo apachadas por dos lagartos minga de burro asiático.

 Pero, la escarpada, el leve desliz, la llanura solitaria y el encuadre vacuo y sin mancha, sería altitud, forma y cabeza de un cuerpo sano, que poco a poco se iría desplomando. Sería la perdida y muerte prematura del Thrash a inicios de los noventas.

 Bienaventurados aquellas bandas insignes y protestantes de baluartes sonidos y ajorcas estilos. Ya que éstos inculcarían, desde las faldas blancas, a mancharse en sangre, a comer granos secos y subsistir con palos, crines y esperanzadores nimbados, fortuitos del triunfo y la gloria del disco de Oro. En esa parda batalla las únicas triunfantes y acuciosas serían remilgadas de su salvajismo, cambiándolo por un tecnicismo pasado en aceite de papas grasientas y salmoreado de azúcar artificial; azúcar cuyos pétreos y “malgeniudos” fans a veces no aceptamos. Y es que una banda de Toronto –bienaventurada por principio-, cuya cualidad de opalescencia era incontestable en pleno año 86, sólo por los más indómitos y cabezones oyentes, en el 87, con un coloso magmeante e hipertérmico, lograría alcanzar rozando los albores y las mieles puritanas y poco empalagosas de la olla Thrash.

Sacrifice, banda canadiense de estandarte y ética europea. Canadá, como nación de forjadores de talento innato, puliría, en su paupérrima pero cruenta escena, a una banda de sonido troquelado y viperino, de profusión y catadura eclesiástica, truculenta y dicronistas; estos mayoritarios asesinos y hectaombistas de ejemplar antonomasia, lanzarían en 1987 uno de los álbumes que  ostentarían la ejemplificación necia y rotunda entre virtuosismo de comunidad –hincapié, que su virtud no es el ser portentoso, sino jugar con esa malicia en crear perfectas piezas- y ejecución de artistas de supina creatividad. No me vengan a llorar. Todas las bandas pueden ser técnicas –Y muchas lo son-  pero cuando esa técnica es abusada, o la mano se te pasa en el Pie de manzana, a veces se vuelve estúpida y presumida; de pocos amigos y de misivas inquietantes y corruptibles.

Así es, Sacrifice, trabaja con altos tonos de virtud, pero, ésta no radica más allá que en su combinación y profusión con la creatividad inherente y enjundiosa, que los canadiense han gozado y no parpadean con sabores y rencillas del pasado; amargas y dolorosas para algunos. ¿Verdad Mustaine? Y si este principio bienaventurado se aplicase a todas las bandas, pues sería que en un futuro no muy lejano, la creatividad sería ya no de únicos, sino de nadie. Imagínense que todos son un John Lennon, un John Coltrane y un Beethoven… ¿dónde estarían los mediocres? Serían ellos mismos, y las mentes eminenticas y sobresalientes de la historia musical, no serían más que pequeños  e hirsutos vástagos de farragosas sevicias.

Pero, si no alcanzamos el estatus y el decorito de “Genios” que mejor que no siéndolos que intentando ser “Apasionados artistas” pero, en este caso, la vehemencia como maldita evocación mefítica es más cerca de titularse como: plenipotenciarios guardianes de la hoz Thrash. Ni amparos ni florituras, ni delays ni vibratos, pura fiambrería toxica y caustica, de cuerpos cruciformes y voluptuosos dorsos de menhires, o mejor nómbresele: Thrash pitonista y macarro de todas las de la ley, y no la ley marcial, sino la de te mato o te remato. “Forward To Termination” es la mirada analéptica que recoge las grismas del palimpsesto manuscrito tallado bajo la herrumbre onerosa y decimonónica, del lienzo de David, y las acuarelas sobre yeso de los árabes picaros y traficantes de la cultura flotante.

Disco chungo, de puros batracios escayolados, con las anginas zafias y mullidas en plañidos quejumbrosos y dolientes. Una marea calamitosa de salmodia que rompe con las volutas henchidas de cualquier género técnico, ya que la salvedad, es el macabrismo extremo y escatológico, a veces de tintes inarmónicos y solariegos  que este álbum escupe con un desprecio cerval. Y el estridor se siente en el bajo mofletudo y espinoso denegando las posiciones que hasta el momento el instrumento había cundido; se demuestra una vez más, para loas y anales, que el Thrash no sólo acondicionó el labor matador del bajo, sino que lo postuló para generaciones más groovies, sin ser tan desatinados con los europeaboys, una nueva estructura en notas gruesas y acompañantes, pero importantes.

Las guitarras son circuitos de estoperoles agigantados por solos histéricos y descontrolados, de narices rojas como Rodolfo, y de patas espurias como Goliat el torpe, achicharrando pez por planta, roca por hoja, y bosque por mundo. La sazón está puesta bajo los mantos acuíferos y la masiva e inminente destrucción, sólo causara el abono infeccioso al mundo en que vivimos. Y esas rías de trotes a molote, como magrear a una jovenzuela, maceran la indolencia y la tolerancia de la tierra. Y vuelven esas notas sempiternas, de vergeles y fiordos liricos. Pero, la pesadez subyace en el sonido por completo, menos holístico y más directo en conjunto.

Aunque siendo menos apocados, la batería demuestra la inverosímil edificación de los tiempos: como muestras intercaladas entre riffs iníciales, con pequeños adornos, pero siendo aún soberbios y magistrales encuadres de baquetazos; Toms petrificado, tarola cochina y toms enfurecidos, bombos a pedal catedrático y facundia irrisoria de notabilísima ejecución profética. Aunque disertan sobre esas vocales marítimas, como hundiendo a una bestia en el mar y ésta  a la vez ruja bajo los océanos, y los esténtores se opaquen y bifurquen en dos pilones de marea furioso y malnacida. El zenit llega cuando todos estos elementos luciferinos congenian, pero no para agraciarte, sino para desmenuzarte con tiempos directos y cortantes.

Aunque ese Thrash se ejecute con un tronío impecable, pero sigue siendo coletazos de macarras esfinges que se salían del guacal: unas tendencias más heavys de lo común, un in crescendo de pasajes carniceros y viscerales, y una polución rauca y sañosa. Las canciones constituidas por pernos y pedacitos de oximorones en cortes bestiales. Y el disco no engloba las permutaciones de ejecución básica, sino, un relevo constante en gamberrismo sucio y maltrecho, malhadado y desdichado. No apto para carillentas mamasitas que no soportan los clavos en las piernas. A ponerse su mascara de gas y aguantar los tufos de una chinche con abdomen de gorrillas y olor de zorrillo en su máxima expresión.  

De portada sobresaliente, con tonos vivos y esponjosos. Algunas bestias evocadas, algunos exterminadores y una que otra vociferación plasmada en arcanos pero entendibles trazos. Muy adecuada para la intoxicada que nos vamos a echar de ribete. Y el acabose llega como en los menguares más exquisitos: con una vomitiva y exhortada pieza musical. Trabajo destacable como dientes amarillos y sarnosos.

¡Última y única oportunidad para bajar a un coloso más!

                             




Nota: un 8.4 que te deja con ampollas.



Publicado por: Albert Spaggiari

3 comentarios:

  1. POR QUE .EXE ? PODRIAS PONERLO EN RAR O ZIP ? GRACIAS.

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    1. Es para distraer Gaby, principalmente para distraer a los mosquitos de los derechos de autor, pero se puede extraer como un archivo .rar, no hay problema en eso, es autoextraible y en buena calidad.

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