domingo, 20 de julio de 2014

Tuck Tucker - ¡Oye Arnold!, La película [2002]



 
Película animaba basaba en la serie original, Oye Arnold de Nickelodeon. La película fu lanzada para la temporada 5, donde no quedaba poco para que la serie se desplomase y su continuación se cancelara para abrir espacios a nuevos programas, que sin lugar a dudas el único apelativo que muchos de estos merecen es: Cagada prefabricada. La película no es obra del director original de la serie, Craig Bartlett, ya que por motivos de discordancia Tuck decidió con el permiso de Craig, lanzar esta movie, conservando, claro, los patrones de animación originales, o considerados como los más fidedignos. Por ende, tenemos la animación prosaica de ¡Oye Arnold! No cambian ni las voces ni la apariencia medida de los personajes.

 Ya se imaginaran lo que pasó con DBZ y estruendosa batalla de los Dioses.  Pero, esa es para otra ocasión.
La trama se desenvuelve cuando Scheck, empresario corrupto y arribista convence a la alcaldesa de la ciudad, en darle su afirmativa en la demolición del vecindario, a cambio de una remuneración “justa” hacía los habitantes. Shechk pretende crear un lujoso centro comercial, apegándose a un dilema dialectico que inquiere lo siguiente: “Sale lo viejo, entra lo nuevo. Yo he visto el futuro, y está en industrias futura” esta pequeña  sentencia ética es la clásica máxima de los sistemas económicos capitalistas, donde la inflación de terrenos potables es tan indispensable que la empresa privada tiene que hacerse el macroempresario adueñándose tras injustos precios y tasaciones, de dichas urbanizaciones, con el fin de ventas aseguradas. Me gusta esa típica crítica a los sistemas degenerados, a través de la unión y fuerza colectiva. 

Como bien dicho, el vecindario liderado por Arnold y Gerald luchara contra muchas vicisitudes en la búsqueda de un documento que declara al vecindario como monumento histórico, debido a la guerra de los tomates contra los ingleses. Historia contada por el abuelo de Arnold, que se va destramando en el trayecto pertinente.  Se ven rasgos realistas en la empresa, como el desencanto de un conductor de bus por lo “demás”. 

Quizá ese es un punto destacable, donde la mayoría de personas en su querer y prorrogativa de ayuda, se ven inmersos ante el dolor personal, que no los deja apoyar las causas nobles: salvar el vecindario.
Hay varios homenajes en la película, el principal es a los hombres de negro, cuando se arma la secuencia de espías entre Arnold y su fiel Gerald. Una virtud de la que cuenta el metraje, también es sobre los ideales del joven cabeza de balón: ante los declives de vender, hasta de su abuelo (Parcialmente), se ve en la lucha como se enfrentará sólo con sus ideales, y con el mentado Gerald, y una ayuda externa bajo identidad secreta de “Voz Ronca” que es Helga. Helga también se ve envuelta en un dilema moral, sobre negar los planes de su padre Bob, que es socio de un futuro emporio de localizadores. Este dilema es hacerse millonaria a costa de otros, o simplemente ayudar a Arnold. 

Lo que me gusta de este tipo de películas es su mensaje hacia la hermandad humana y la solidaridad ante las causas nobles y benéficas, sin motivo de altruismo incluido. Ya que en cierta parte eso es la vida, un potrero de indiferencia ante todo lo ocurrido, donde nadie se deja por otros, y donde otros no se dejan por nadie. Interesante y divertida, como añorada producción del joven que siempre tiene un solución para todos y todo.


Nota: 7.2 y es digna de conservar entre los estantes. 


Publicado Por: Albert Spaggiari.

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