miércoles, 25 de junio de 2014

Lana Del Rey - Ultraviolence [2014]



Si, Pop del año, desgastado desde las suelas hasta su estancamiento prolongado. Por lo tanto, es obvio que no esperemos mucha tela que cortar, pero por obligación del oyente, tiene que gustar algo del salmón. A estas alturas de la vida no me pasaré la cronología del Pop hasta nuestros días, pero recordaré que tanto el mainstream como las aguas sucias se deben de mencionar y escuchar. En miles de ocasiones se ha provocado la batalla de polémicas con un sinfín de estupideces para valerle a la persona tan siquiera una octava porción de reconocimiento. Popularidad = Dinero. Pero hay mínimos casos en donde el artista es popular y su interés no radica en pintarse el culo para ganarse el salario. Y si hablamos de Pop la cosa es peor.

Uno de los pocos extraños gérmenes de la canasta por la superficie de sus ventas sin ser vulgar, ha sido Elizabeth Grant, mejor conocida por su nombre artístico: Lana Del Rey. Mejor conocida por algunos escasos productos de personalidad oscura y sin sacar el cacahuate de la mesa lo sigue haciendo. Para ser sincero no sé si esto es innovación, no estamos hablando de música gótica, estamos hablando de mixturas de diferentes estilos musicales que abarcan una gran diversidad de gustos de la artista, la distinguida vocal que pronuncia fácilmente las palabras, las jovenzuelas se pueden animar a practicar el ingles con las letras personales y profundas de Lana y de la claridad sonora de una producción que eclipsa la voz con ecos y un protagonismo ensoñador. Todo esto, lo chequeamos con la nueva placa: “Ultraviolence”.

Para aquellos que creen que el Pop se ha perdido estos años, lo comprometo a chequear lo nuevo de Lana Del Rey. No cambiará las cosas, pero como vemos el panorama creo que saldrán satisfechos. Los adornos son precisos y se ajustan a la infinidad de melodías y tonos que conlleva la garganta. Nada de prostituir la imagen, nada de corriente y mucho menos nada de sacar salchichas por sacar. En su apogeo con su “Born To Die”, había dicho que sería su ultimo disco, porque ahí expreso lo suficientemente lo que ella quería transmitir. Gracias a amistades y ánimos se revelo la portada oscura que empaparía más su lado deprimente con la colaboración de Dan Auerbach de los Black Keys. Finalmente lo tenemos ante nuestras manos.

La peculiaridad y el factor de la artista es el agridulce rango que contiene expresando sus líricas personales, impregnando con tanta emoción con el ambiente lineal y depresivo que se nota el sentimiento que quiere lograr con las canciones, el mayor problema es su casi limitante estilo de cantar, pero a la vez es una maravilla con lo que se puede extraer estilos jazzeros y Poperos con tanta facilidad y sin perder el hilo del asunto con unos elevados que conmocionan a cualquier imbécil que se pasee por una dosis de tranquilidad, aura sentimental, arreglos perfectos y el sonido acorde a una noche de silencio con el disco rodando y emitiendo nostalgia y calidad de la manera simple del Pop.

Un punto importante son las letras que atraviesan su significado hacia nosotros con la melancólica  teatralidad que representa en los versos con un dominio mayor que el otro, es ahí donde los estribillos entran con una superioridad de lo que representa la pista. Entrando una memorable ejecución donde se convierte el empalagoso momento que se prolonga con ciertos detalles instrumentales ayudando a no caer en el aburrimiento y moldeando la voz con la zigzagueante y creativa formula de encantar de nuevo. La atmosfera envolvente que no se pierde nunca su fúnebre hecho de aclamar lo que dice cada canción. Si fuésemos gringos este material se elevaría por un millón, aunque no es un reproche la sensibilidad que toca cada tema. Uno de ellos fue cuando el difunto Lou Reed quería trabajar con Del Rey. El resultado de ella fue un viaje nocturno por 7 horas, llegar en la mañana y que Reed fallezca minutos más tarde fue un recordatorio en su canción: “Brooklyn Baby”, dedicada al Gran Músico.

La importancia de Dan y compañía en los adornos, no fue otra cosa que sensibilizar con cuidado las magnificas melodías y sin ir lejos con la tecnología se ocupan guitarras, efectos acústicos, armonización dúo con la voz en estilo balada y las texturas bluseras, jazzeras y orquestales enriquecen las limitantes que se verán al prolongarse casi la hora del álbum, con casi intacta la calidad. Pero si no estás en tus cabales te parecerá un Sipi de trago a trago que se traga por singles y aturdirse en el pastel puede ser posible. Todo se arregla con la calma, la excesivamente honesta voz de LDR, sin pretensiones y sobretodo el campo nublado a lo Indie con sustancias que exponen el audio de querer estar muerto, sin la necesidad de ser un joven idiota de narrar notas suicidas o esas payasadas que no van a nada.

Y escribiría 10 páginas de lo transparente y encantadoramente lúgubre y versátil voz de la estadounidense, pero quedo más que claro que no compite dentro de la basura comercial que baila con robots y vende sus ideales e imagen por Don Dinero. La propuesta honestamente se gana un lugar, por el hecho de recrear sus pensamientos, notas e ideas con el método que caracteriza a la cantante. Llegando siempre la prensa de metida a declararla como la estrella oscura del Pop. Para mí las etiquetas y el fanfarroneo a otro lado. Sin más que decir y sin recalcar tracks, les dejo completamente a su disposición “Ultraviolence” con bonus tracks, para las ardillas que no se cansan de nada. No hace falta mucho que decir con lo antes mencionado. Notablemente rescatado  de las profundidades del abismo del gancho monótono.






Nota: 8.0


Publicado Por: Zdzislaw Beksinski


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