miércoles, 19 de febrero de 2014

Trouble – The Skull [1985]

Trouble es la tercera cabeza de las bandas por excelencia de Doom metal americano, la primera en salir del destajo y roer los lignitos petrificados, pero en su sed de lid, aguerrida banda que no estrechó lazos con su  generación metalera, descubrió (O reinventó) una nueva forma de tocar música, no necesariamente rápida, pero si rotundamente pesada. Y es que estos desplomados sujetos, alineados en el 79 como banda de stoner/psychedelic rock, retornar los riffs oscuros que habían perdido los primeros 70s para la nueva generación, y siguen el camino fiel a las criaturas omnipresentes de plañidos rictus.


No sería de sorprender que mientras gente del thrash y sus féminas (Glameputitas) estuvieran haciendo un nuevo círculo agresivo y homosexual, los irreverentes trouble  así como saint Vitus, eran los pocos en desapegarse de es maraña de “sinsentidos”, “limitantes” y “precoces” géneros. Conociendo el desagrado de la comunidad metalero, por ítem agregado, los Trouble en sus temáticas se desvinculaban totalmente de las centralistas liricas de muerte y perdición, cambiándola por “redención” y  angustias existenciales de carácter religioso.

Esto no era nuevo, gente como Stripper ya había vacunado esos terrenos a niveles comerciales, pero, no me dejarán mentir, en aquel entonces una banda con un sonido oscuro, purulento y malevolente no podía estar haciendo o componiendo en letras esa clase de ideología (“Por la cuál el metal tanto luchó contra sus confines y armazones”) entonces, ya nuestros chicos malos de Illinois no sólo tenían el repudio de los metaleros de dudosa cepa, sino también de los radicales y los maricas. Vaya jodida la que se buscaron estos camaradas en sus tiempos.

No sería con el despertar, en 1984, de unas de las joyas apreciativas y perentorias del género como: “Psalm 9” con riffs inundados de carnosas secciones rítmicas, voces áspides y gruesos motores bélicos estancados en agresoras cuerdas densas y macilentas. Este vendría, no bien a definir el género podrido, pero si a incorporar un grano a un terreno llano y casi inexplorado en los 80s. La definición de esta primera faz, se añejaría un año después cuando Metal Blade Records dejase rienda suelta con las esperanzas de un éxito en ventas casi inefable y rotundo (Qué mal estaban)

Vendría “El cráneo” o “La Calavera”, segundo álbum que llevaría ese primer sonido de su “Psalm 9”  a otros lindes, menos radicales, pero más crudos y orgánicos que nunca antes visto. Para ese entonces “Saint Vitus” se había ido por las ramas con ese su “Hallows Victim” (Lo siento señor Raegers, pero usted como que tiraba para el thrash de segunda división), “Pentagram” si había sacado un costal, tan grande como las esfinges, las pirámides o los mausoleos griegos; que estuvo en la espera de casi 15 años con su estentóreo despertar.

Los Trouble, para estas instancias formados por: Eric Wagner en las vocales, rick Wartell en guitarras, junto con Franklin en las mismas; Macalister y Olson, el primero en el bajo y el segundo en la batería. Por allí se rumoreaba los problemas con la bebida que algunos integrantes ya estaban teniendo. En fin, esta alineación cambiaría para su tercer albumcillo por dicha problemática.

 En resumidas cuentas la banda para este trabajo cuenta con la incorporación, no del stoner que vino después, sino de riffs más prolongados y trabajados; en el aspecto compositivo estaban teniendo un periodo de solidez, con secciones más perdurables en contraataques, pasajes más dinámicos y  esforzados, sañudos y caligráficos; a su vez, una batería que se refinaría haciéndose mucho más sobria y seria, con menos abanicos y desenvolturas; Wagner con vocales duales: sus gritillos (A veces molestos y aburridos) y sus tesituras estándares (Que quedan perfectamente…. Infortunadamente este recurso no se utiliza mucho) y es aquí donde les pondría peros a estos descalabrados sujetos.

Aunque, una potencia aditiva sería más vírica que de costumbre. Como bien, las secciones o despuntes para llegar siempre a los estribillos, o ritmos térmicos básicos eran frecuentemente usados por todas la bandas en riffs densos y portentosos, sencillos y sin mucha elaboración en virtuosismos; lo contrario ocurre con Trouble, ellos asimismo no quisieron sumergirse entre esa marea de escamosos riffs, ya que su alineación quería un “sobre-esfuerzo” ágil en las guitarras: tanto como solos y variadas secciones rítmicas y primeras secuencias en las iníciales y finales estructuras de las canciones. Esto vendría a ser un punto importante, porque por momentos tenemos los pasajes apesadumbrados y tan propios del género, y por otro lado una expositiva apertura de riffs chirriantes y “heavymetaleros” su rollo era diferente.

Y como bien lo dijo en una entrevista Lee Dorrian: que esta banda había sido su principal inspiración, y de paso, The Skull era uno de los discos más puros y grandiosos que había dado la escena del Doom Metal. Sabias y notorias palabras para el vocalista de la hoy extinta “Cathedral” y muchos se preguntaran si esto argumento tiene validez o ¿no? Vaya usted a saber escuchándolo mi calamar. Es cierto, que la banda incrementó y llenó un espacio que no se conocía, pero, a mi gusto, el álbum no entra como la joyaza que muchos andan pregonado a los cielos. Aunque su performance, sus factorías y sus aportaciones son trascendentales en toda regla, véase como se vea, o mírese como quiera mirarse.
  
Producción loa, nada en especial, pero capta lo principal y fundamental de la obra. No hay mucho de que quejarse en cuanto a esto. Su portada, también esta muy dedicada, con ese sujeto implorando alguna clase de liberación, o la misma destrucción; caso muy notabilísimo sería el fantoche que esta en los cielos  entre desconcertado e iracundo rescindiéndole algún reproche o alguna petición universal. Sus letras, como lo mencionábamos antes, eran muy particulares en este tono y muy antagónicas, pero ya conocen la historia: una vez que se haga, se repite hasta la extenuación. Aunque ni sus mayores feligreses se atrevieron a escucharlos, empero no querían que el mensaje de Deus fuera conllevado con este estilo musical tan antípoda, y la antítesis más clara de su ideología “salvadora”

Indudablemente que estos canijos son piezas pilares entre su género. Para todo aquel incipiente escucha del Doom, sería una bocanada y una sabrosa experiencia pirrarse a estos “Trouble” tan llanos y mágicos como las hadas de los cuentos y los dragones de las oscuridades. ¡Descarga obligada!







Nota: Un justo 8.1 y con el tiempo iremos levantando la cabeza. 




Publicado Por: Albert Spaggiari  


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