miércoles, 26 de febrero de 2014

Chuck Berry – Chuck Berry Is On Top [1959]

Sin lugar a dudas estamos frente a una planta radioactiva, un hierbajo, o simplemente ante una de las figuras más representativas de la vena rocker de los 50s, conocida populosamente, y también en nuestras vitrinas, como: “Rock N Roll” años donde corrosivamente la música popular estaba fundiéndose en 2 ramajes distintos: 1- Country. Y 2- R&B. 3- (Las más demostrativa) Blues negro. Y esas corrientes lindaron su acabose una vez coaligadas, así nace uno de los género primogénitos de la mano haraposa del 40s Blues. La única diferencia que vetearían entre Boogie el blues sería el mismo Rock n roll, éste último con el mayor tempo en sus composiciones. Y por más y mas que nos incendiemos las cejas, con exactitud, no podremos datar el referente única e impecable que hizo de esta música un fenómeno masivo.


Como origen de este inventario, siempre hay un jefe que todo lo oye y lo sabe (Principalmente lo hace), y este morenazo llamado Berry el sucio,  Chuck el malacate, o conocido por sus fervientes consumidores como: Chuck Berry; sería una de tantas figuras, al igual que Presley, Bill Haley y Holly, potentes y artificies arquitectos de ésta pirámide rockera.  De detectivesco espíritu renacentista y expiatorio Berry manejó el volante por muchos años de la música popular. Sin esta serpiente descolmillada, la historia del Rock en general hubiese sido muy distinta. Desde el momento que éste periquete, cambió, y a drásticas maneras y medidas, mejoró el modus paradigmático de ejecución guitarresca, todos le debemos una pleitesía por sentar los primeros mandamientos.

La vida de Berry fue turbulenta y agitada. Tuvo  varios incidentes con la ley, por algunos pormenores  fue encarcelado por 5 años, debido a una acusación sobre “trata de menores” muchos de sus colaboradores cuentan que era de un carácter difícil y poco levadero. Sin lugar a dudas, lo que todo el mundo asevera, y no tienta la mano en protestar, es  dar por hecho el nivel que Berry alcanzó. Sentenciado  en varias páginas y revistas especialistas, como: Rey del Rock n Roll. Vaya, puede que este entre nuestras proposiciones. Pero, yo, tiendo a inclinarme a otras bestias en particular.

Antes los músicos no tenían un paradero estándar, una solicitación justa para grabaciones o índoles de peso en “Discos” quiero decir, sabiendo que la música popular estaba basada en hits, en éxitos radiofónicos, o simplemente singles (acordémonos que no era música underground, pero tampoco cualquier garrapata desecha de esquina) esto conllevaba a que muchos de sus músicos no fuesen tan asiduos, o promotores (Entiéndase que no estoy generalizando) de grabaciones en elepés, álbumes de larga duración (Full length) y me inclino por pensar que las cosas no estaban mal, era otra época y sacar un material compilado no era cualquier cosa, pero tampoco cosa imposible.

“Chuck Berry is on Top” viene a ser un disco recopilatorio publicado por Chess Records. Considerándose en mucho de los casos  “uno de sus mejores álbumes, y obras que ha legado” este singular músico negro. Ya que en él. Estamos absortos ante la idea de escuchar estratos de fibra rockanrolera de pura cepa. La mayoría, por no decir todas, las canciones que se encuentran en “…..On Top” son los hits de mayor relevancia para el músico, y lo que erigió con la naftalina de su pulpito. Pero, disfrutemos de un paseo aligerado y de perspicaz vista. ¿Qué se podría decir de Is On Top? Pues, simplemente, esquinados en una túrmix de gases convulsivos y enérgicos, como bombas molotov que están suspendidas en el aire, y el meneo de las guitarras hace que el equilibrio (Nuestras graciosidades de bombas) de la suspensión pierda lugar y se tambalee, y con mala suerte se cae y nos explota en los dientes.

Empiezan los primeros pinitos riffeos de extrema voluptuosidad, cargados de criba de punteos y puentes rítmicos. La armonía del lugar, de este empozado, no se pierde porque, antes que nada hay que detallar esa manera de tocar las seis cuerdas: friolentas y quebradizas cuerdas, pasajes irrigados de blues, composiciones extremadamente sencillas, sin contar los solos de “Johnny B. Goode”  por lo general todas parecen estar en la misma línea jerárquica; muy emparentas y similares entre el demás repertorio. Tenemos pianos, con una condensación del R&B. el disco se consolida como tentaciones de las más altas chispas y del los mejores manufacturados abalorios de todo el performance de los 50s.

La batería no merece mención, sólo es el pequeño y usual encauzado rítmico. Así fue siempre con esta cuestión en el “Rock n Roll” cosa alguna que el Jazz nunca dejo desprovista, pero viéndolo en la perspectiva, como manifestación simple y absolutamente directa (Así como mensaje y sonido) no le hacía falta. La preponderancia, es cierto no nos engañemos, era la guitarra; sin embargo, las corrientes antepasadas, ya habían tenido su cuesta en escena y punto álgido con derredores en “contrabajos” y rarunos patrones, casi irregulares, en la batería.

Siguiendo en la línea. La manera de canto de Don Chuck está ovacionada como  “El cantante de dicción más clara en el rock” bueno, es cierto, el tipo parece un profesor de fonética y filólogo pronunciador del rock, sin lugar a dudas. y otra cosa destacable, sería también, los cambios internautas en ritmo: mid-tempos generalmente. Otras cargadas de entrega y de briosas esporas envenenadas: “Roll Over Beethoven” la mejor rola, para mi de este álbum.  Las esperanzas siguen con rolitas como: “Little Quinnie” con jactanciosas y efímeras características liricas. Lo de más es puro sinergia roquera/country y un vasto yelmo que lo abona.
Arte gráfico imbécil, pero iconográfico para los anales de Orfeo. Música chispa, poco aburrida y de movimientos karatescos. Disco que será puerta de bienvenida para los aturrados, aplastados y los apendejados (Yo me incluyo aquí) Descarga como legado cultural en la música fija e imperecedera. Fecha de caducación: hasta que volvamos a una nueva e irredenta glaciación. Y como siempre, en el maldito cristalino 320 kbps, ¡Perra!







Nota: 8.4 y no se vale sentarse  dos veces




Publicado Por: Albert Spaggiari 

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