Sin
lugar a dudas estamos frente a una planta radioactiva, un hierbajo, o
simplemente ante una de las figuras más representativas de la vena rocker de
los 50s, conocida populosamente, y también en nuestras vitrinas, como: “Rock N
Roll” años donde corrosivamente la música popular estaba fundiéndose en 2 ramajes
distintos: 1- Country. Y 2- R&B. 3- (Las más demostrativa) Blues negro. Y esas
corrientes lindaron su acabose una vez coaligadas, así nace uno de los género primogénitos
de la mano haraposa del 40s Blues. La única diferencia que vetearían entre
Boogie el blues sería el mismo Rock n roll, éste último con el mayor tempo en
sus composiciones. Y por más y mas que nos incendiemos las cejas, con
exactitud, no podremos datar el referente única e impecable que hizo de esta
música un fenómeno masivo.
Como
origen de este inventario, siempre hay un jefe que todo lo oye y lo sabe (Principalmente
lo hace), y este morenazo llamado Berry el sucio, Chuck el malacate, o conocido por sus fervientes
consumidores como: Chuck Berry; sería una de tantas figuras, al igual que Presley,
Bill Haley y Holly, potentes y artificies arquitectos de ésta pirámide rockera.
De detectivesco espíritu renacentista y
expiatorio Berry manejó el volante por muchos años de la música popular. Sin esta
serpiente descolmillada, la historia del Rock en general hubiese sido muy distinta.
Desde el momento que éste periquete, cambió, y a drásticas maneras y medidas,
mejoró el modus paradigmático de ejecución guitarresca, todos le debemos una pleitesía
por sentar los primeros mandamientos.
La
vida de Berry fue turbulenta y agitada. Tuvo varios incidentes con la ley, por algunos pormenores
fue encarcelado por 5 años, debido a una
acusación sobre “trata de menores” muchos de sus colaboradores cuentan que era
de un carácter difícil y poco levadero. Sin lugar a dudas, lo que todo el mundo
asevera, y no tienta la mano en protestar, es dar por hecho el nivel que Berry alcanzó. Sentenciado
en varias páginas y revistas
especialistas, como: Rey del Rock n Roll. Vaya, puede que este entre nuestras
proposiciones. Pero, yo, tiendo a inclinarme a otras bestias en particular.
Antes
los músicos no tenían un paradero estándar, una solicitación justa para
grabaciones o índoles de peso en “Discos” quiero decir, sabiendo que la música
popular estaba basada en hits, en éxitos radiofónicos, o simplemente singles (acordémonos
que no era música underground, pero tampoco cualquier garrapata desecha de
esquina) esto conllevaba a que muchos de sus músicos no fuesen tan asiduos, o
promotores (Entiéndase que no estoy generalizando) de grabaciones en elepés,
álbumes de larga duración (Full length) y me inclino por pensar que las cosas
no estaban mal, era otra época y sacar un material compilado no era cualquier
cosa, pero tampoco cosa imposible.
“Chuck
Berry is on Top” viene a ser un disco recopilatorio publicado por Chess
Records. Considerándose en mucho de los casos “uno de sus mejores álbumes, y obras que ha
legado” este singular músico negro. Ya que en él. Estamos absortos ante la idea
de escuchar estratos de fibra rockanrolera de pura cepa. La mayoría, por no
decir todas, las canciones que se encuentran en “…..On Top” son los hits de
mayor relevancia para el músico, y lo que erigió con la naftalina de su
pulpito. Pero, disfrutemos de un paseo aligerado y de perspicaz vista. ¿Qué se
podría decir de Is On Top? Pues, simplemente, esquinados en una túrmix de gases
convulsivos y enérgicos, como bombas molotov que están suspendidas en el aire,
y el meneo de las guitarras hace que el equilibrio (Nuestras graciosidades de
bombas) de la suspensión pierda lugar y se tambalee, y con mala suerte se cae y
nos explota en los dientes.
Empiezan
los primeros pinitos riffeos de extrema voluptuosidad, cargados de criba de punteos
y puentes rítmicos. La armonía del lugar, de este empozado, no se pierde
porque, antes que nada hay que detallar esa manera de tocar las seis cuerdas: friolentas
y quebradizas cuerdas, pasajes irrigados de blues, composiciones extremadamente
sencillas, sin contar los solos de “Johnny B. Goode” por lo general todas parecen estar en la misma
línea jerárquica; muy emparentas y similares entre el demás repertorio. Tenemos
pianos, con una condensación del R&B. el disco se consolida como
tentaciones de las más altas chispas y del los mejores manufacturados abalorios
de todo el performance de los 50s.
La
batería no merece mención, sólo es el pequeño y usual encauzado rítmico. Así
fue siempre con esta cuestión en el “Rock n Roll” cosa alguna que el Jazz nunca
dejo desprovista, pero viéndolo en la perspectiva, como manifestación simple y
absolutamente directa (Así como mensaje y sonido) no le hacía falta. La
preponderancia, es cierto no nos engañemos, era la guitarra; sin embargo, las
corrientes antepasadas, ya habían tenido su cuesta en escena y punto álgido con
derredores en “contrabajos” y rarunos patrones, casi irregulares, en la batería.
Siguiendo
en la línea. La manera de canto de Don Chuck está ovacionada como “El cantante de dicción más clara en el rock”
bueno, es cierto, el tipo parece un profesor de fonética y filólogo pronunciador
del rock, sin lugar a dudas. y otra cosa destacable, sería también, los cambios
internautas en ritmo: mid-tempos generalmente. Otras cargadas de entrega y de
briosas esporas envenenadas: “Roll Over Beethoven” la mejor rola, para mi de
este álbum. Las esperanzas siguen con
rolitas como: “Little Quinnie” con jactanciosas y efímeras características liricas.
Lo de más es puro sinergia roquera/country y un vasto yelmo que lo abona.
Arte
gráfico imbécil, pero iconográfico para los anales de Orfeo. Música chispa,
poco aburrida y de movimientos karatescos. Disco que será puerta de bienvenida
para los aturrados, aplastados y los apendejados (Yo me incluyo aquí) Descarga
como legado cultural en la música fija e imperecedera. Fecha de caducación:
hasta que volvamos a una nueva e irredenta glaciación. Y como siempre, en el
maldito cristalino 320 kbps, ¡Perra!
Nota:
8.4 y no se vale sentarse dos veces
Publicado
Por: Albert Spaggiari
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