domingo, 10 de agosto de 2014

Jan Sverak – Kolya [1996]



Cuando los churritos y la superficialidad del cine estadounidense tratan de tocarte los sentimientos con una sobrecarga de elaboraciones técnicas y una historia enrevesada, nosotros caemos como moscas moribundas sin saber que nuestro bolsillo ha sido violado por la corrupta imagen que produce hacia nosotros el hacernos creer lo que queríamos creer: Una Historia Conmovedora. Tampoco juzguemos mal a estos gringos por el simple hecho de mentirnos, que al fin de cuentas nosotros somos los responsables de este parásito.

¿Y por qué llego aquí rondándome como el señor de las películas diciendo tremendas pendejadas desde el inicio del texto? Porque ayer con mi nariz congelada al hurgar por la zona europea con un rumbo en los 90s en mi cabeza, encontré la verdadera esencia conmovedora, que no endulza ni contamina la realidad de los afectos humanos. Desde las tierras idílicas y culturales de República Checa de a mediados de los 90s, se estrenaría de la mano de Jan Sverak como director e hijo del guionista y protagonista principal de la obra: Zdenek Sverak, una demostración grafica y sencilla de la transformación que puede sufrir una persona ante el contacto de un niño: “Kolya”

¿De que va esta temática parecida a “Un Papá Genial” o “Un Gran Chico”? Comienza desde el plano de Franta Louka (Zdenek Sverak): un hombre maduro, soltero y mujeriego que se gana su pasta tocando el violonchelo en funerales, clases privadas, entre otros negocios. Y en esa liberal vida se consigue amantes para llenar un vacío emocional. Tras no poder pagar deudas con el insuficiente dinero que consigue, llega la oportunidad de su vida cuando un amigo le propone que contraiga matrimonio por conveniencia con una joven rusa que necesita adquirir la nacionalidad Checa. Tras aceptar la proposición de su amigo, la joven rusa que había llegado con su madre al obtener la nacionalidad viaja hacia Alemania Occidental. El problemón arranca cuando deja su hijo: Kolya, en tierra de Praga al cuido de su madre que finalmente fallece y el acogimiento de Louka hacia Kolya impulsa el interés hacia el espectador por las sucesivas circunstancias que deben de pasar las dos personas hasta necesitarse uno del otro.

La belleza y la naturaleza con la que imprime el film los problemas de ambos, ya sea dentro de su relación hasta la ilegalidad del casamiento, las diferencias entre idiomas y edades distintas, entre la experiencia y la inocencia, absolutamente todos esos aspectos son méritos ingeniosos que dificultan los sucesos que podrían pasar. La pedagogía y espontaneidad del cuido que lleva Franta a un niño de 5 años es sorprendentemente común del ser humano. Todo el rodaje es cuajado sin hechos reales o basados en no sé quien putas, encantadoramente aplasta hechos extraordinarios con actos ordinarios que llevan a lo extraordinario. Esa es la simpleza, la brillantez y genialidad que transmite Jan Sverak con ningún fin mercantil hacía nosotros.

Y como si no fuera poco un inicio-nudo-desenlace de ordinaria trama profunda, nos embargamos a un ambiente Checoslovaco en toda su extensión: la antipatía de los checos hacia los rusos, la milagrosa Revolución de Terciopelo, los paisajes, la banda sonora, el vestuario y demás…Son 100 x 100 inspiradas de la tierra donde procede la dupla Sverak y nada de colorantes. El realismo que implanta hacía nuestros ojos hacen ver que no necesitamos una dosis de King Kong para sumergirnos a un mundo visual sin que perdamos la pista.

Los protagonistas secundarios actúan con cuidado y excelencia para construir la progresión tras los dos protagonistas principales. No hay defecto en el amoroso clima, en las intervenciones legales y políticas, en el sentir vida gracias a otro prójimo, en el cambio mental rotundo tras algo o alguien. En fin, lo que ustedes quieran cucarachas, todo empapado de ternura, amor, inocencia y la lista corre por sus cuentas. Totalmente recomendable para una noche de tranquilidad, reflexión y entretenimiento con un buen pedazo de 1996: “Kolya”




Nota: 7.5


Publicado Por: Zdzislaw Beksinski


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