viernes, 30 de mayo de 2014

Immortal – Pure Holocaust [1993]



 
 
Nombrar a Noruega (Especialmente la cuna estreñida: Oslo) una de las naciones, que cosechó, sembró, y cultivó, el Black Metal más “puro” (Para los acérrimos) podría ser una proposición un poco altanera y acrítica; sin embargo, no normarla, sería fatal. Por ello es indispensable, para el metal noventero la existencia de tal gélida tierra escandinava, y no sólo esa tierra, sino esa paridad con la violentísima escena nórdica que iban tomadas de la mano. Nace una banda llamada Immortal, que desde la fecha natal, ya empezaría a dar aletazos arrebollados con sus primeras manifestaciones, no sería si bien hasta su Primera placa tectónica, que colmaría al metal en la representación icónica de cortedad y macabrismo más bruto. 

La banda fue influenciada por una buena camada de Death Metal de vieja escuela, sacando muchos de sus tiempos veloces, parar tratar de plasmarlos debidamente a su oscuro ambiente  y tétrico dogma rítmico. Immortal se considera una de las bandas de segunda oleada; esto podría darnos a entender que Mayhem (Deathcrush) y compañía serían esenciales en el linaje directo de la banda.  Lo que cambiaría los sauces de Immortal, sería su impronta introducción de elementos indistintos al metal (Como algunas guitarras acústicas en su primera producción) pero eso llegaría muy lejos, incluso para los de Abbath. Ellos,  de alguna manera querían sonar mucho más “puros” y la ecuación no salió por arte de magia, si no por hartas ganas de romperse el culo en los ensayos. 

Esa mejoría vendría para su Segundo Long Play de 1993, sellado con el nombrecito de “Pure Holocaust” antes que nada, con un titulo así, de antemano se nos avecina una peste de ratas muertas, y aluviones de desperdicios humanos: puro holocausto. Para este álbum los intérpretes serían solamente dos pelilargos, con saña hasta por las manos, y rabia por las muelas. Así es, solo bastaron dos escarabajos cornudos para la creación de este holocausto, ni más ni menos que “Abbath” en voces, bajo y batería; y Demonaz en Guitarra. Grimm fue uno de los miembros que se incluyó en la portada por su colaboración en algunos en vivo, previo al P.H. Y otro canijo que sale a luz, que compuso una que otra nota.

Para reafirmar, los únicos que merecen reverencias son los dos ya antes mencionados. Lo demás, ni me los muestren. Centrándonos en la época, es difícil ver alguna banda que compusiera un álbum –Que caía bajo las connotaciones de Black Metal de Cepa- del género oscuro con tanta violencia y que heredase la caracterología idónea  de los genes perfectos del “Death Metal” , el hermano mayor. Immortal se dejó de cuento, ya que su primer disco “Diabolical Fullmoon Mysticism” sigue sonando muy tópico, muy a la de Dios.

Un paso agigantado si que dio, ya que “Pure Holocaust” no sin ser el mejor disco de su carrera, sí es uno de lo más directos y mortíferos que se hayan creado bajo el nombre de esta agrupación nórdica.  Para esta entrega escuchamos un metal más obscuro, rozando el “tenebrismo” dinámico de unos Gorgoroth, pero con la aspereza vocal de unos Darkthrone; aunque, patrones muy rítmicos asintóticos, rellenos y hercúleos. Como ala vez guitarras en plan enfermizo, de volteretas a rapones de cuña gruesa. Nuestro sacro bajo, se oye a la hora que suena las campanas el domingo para la iglesia: 1 vez a la semana (Una vez en el disco, quizá) pero, no hay problema, no desmerece en lo más mínimo, porque la sección refractada del otro peldaño de instrumentos, lo compensa con tronío, pero sin elegancia. 

Las atmosferas ya no se crean en base a sección acústicas, que afloraban y mimaban mucho la producción; el black metal sin ninguna impureza, pura carroña orgánica. Lo que ahora se hace es mucho más íntegro, y esto hace que el álbum se mantenga de pie en el trayecto, proyectándonos una fiereza solo antes vista por el Death Atacante, que prorrumpía a dos por tres. Los ambientes se crean a puras guitarras, a la escuela “Darkthroniana” y los cambios de ritmos desfilan con cautela, pero una algazara constante los incita a incrementar lo elementos fortuitos y descabellados. Otra de las sensaciones clarísimas que produce su música, ese presurizado hálito de Frío que llevan en sus mazmorras. Es como si nos trajeran una porción inconcebible de hielo, el de los bloques antárticos, con algo de nieve manchada en sangre polar. 

Ese viento invernal que hasta llega a quemarnos de tanta fricción con nuestro endeble cuerpo, no acostumbrado a la hilera frenética de la “aclimatización” congelada. Y esos sentimientos son los que se encontrarán aquí: aunque no es esa soledad deprimente que nos ahoga, sino, esa incrustación pitonisa de rabia y malevolencia derretida en añoranza desesperada y rígida. En parte, con una instrumentación que conserva a bajas temperaturas, los restos fosilizados y cenestésicos, de la gema más bruta del Black Metal: Pure Holocaust. 

La producción encaja, hasta “ennevado” puede sentirse por veces. Claro, lo único adrede que puedo decir es que, este se forja como un gran disco para la banda, y se enaltece como pieza importante dentro de su género. Y no está demás decir, que su portada es constrictora y cochambrosa; más que adecuada, pero feíta. Para los fanáticos del género “endiabliado” es una obra más que indispensable en su colección, y para los polimatas de la música, es una lección de cómo se hace música salvaje y macabra en una sola gota de agua negra. 

¡Ya empezó la cacería de osos!






Nota: 8.5




Publicado Por: Albert Spaggiari.

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