domingo, 29 de diciembre de 2013

Woody Shaw – The Moontrane [1974]

Le damos en el cogote al especial de Jazz, pero antes, nos aventuramos en una pequeña y última escalinata pedregosa. Así es, hoy traemos algo para concluir con pañuelos de lino, platería cuantiosa, ornamentaciones exquisitas, juegos de tenedores y relumbrantes cucharas, para terminar de lamerse las barbas de ésta gran cena no sólo con frugales propuestas, sino bien servida y con cruenta hambre. En fin, le toca el turno al señor Woody Shaw. 


Woody Shaw fue un trompetista de mediano nivel en popularidad, nació el 24 de diciembre de 1944 (De paso celebrando por estas fechas su nacimiento) y murió muy joven, exactamente a la edad de 44 años, dejando un pequeño legado (A comparación con la espuma que seguía batiéndose por esos lares) en la década de los 70s. Desde pequeño presento una fuerte inclinación hacía la música, tomando algunas clases de Corneta que posteriormente relegó por la Trompeta, y aditivamente una vehemencia que lo sobreponía ante tal.
En las costosas escuelas de música iba a 2 cursos adelantados por la tempestividad de su talento y su creativo escenario musical. Confesó en varias ocasiones que una de sus principales influencias había sido su maestro de música (Jerome Zeiring). Sin el apoyo de los profesores que desde muy temprana edad en el joven ya veían un futuro prometedor, no quedaba de menos alentar al muchacho. Algo que aquejo a Shaw hasta el día de su muerte fue una ceguera paulatina, que lo llevaba a usar esas grandes gafas, muy características de él, debido a eso tuvo un accidente que dejaría inhabilitado su brazo izquierdo.

En fin, este señor tal vez pudo haber dejado una trayectoria más amplia, no cabe decir que Shaw innovó mucho en su ambiente contemporáneo, enfocándose a un estilo libre y una dinámica muy personal e inusual, que poco después conocería el clímax total de su corta carrera musical.


“The Moontrane” es su tercer disco, incorporando gente como: Steve Turre en el trombón, Azar Lawrence en el Saxofón soprano y tenor, Onaje Gumbs en el piano y también en el piano eléctrico, Cecil McBee en el bajo y Victor Lewis en la batería. Para muchos resulta risible saber que el jazz en plano 70s seguía reaventándose. Acababan de pasar aproximadamente 60 años desde su creación y después de tanto trote, su amplia vena y variadas raíces, harían crecer al género hasta un punto inabarcable, inverosímil e insospechable. Un linaje de ejecución duradero, que hasta el día de hoy tenemos agrupaciones reviviendo, mezclando o totalizando perfectos híbridos con el Jazz. Quizá ha sido uno de los géneros que puso a temblar aquella teoría tan cargada de falsacionismo y que sin lugar a dudas cambió la vida de  la música.


El disco está lleno de improvisaciones: lo normal en la batería al final, algunos pianos tornándose armónicos y acompasados con el bajo y las guitarras desabotonadas que sacuden la trompeta madre del iniciado álbum. Aunque dividido en 5 pequeñas fracciones de etéreo aire Jazz ligero y estudiantil. Hay ambientes donde crean ese sonido destacado y de relax taciturno, donde probamos una buena dosis alindada de voraces atmósferas sensibles y quedos paisajes verduzcos; transportándonos de inmediato a un viaje apretado que poco a poco se van ensanchando a nuestro gusto.


Una producción que no cuenta de unas mañas inútiles en crear sobre-aduición, más bien es cristalina y bien purita. Como mandan los orígenes del espeso género, la proyección del álbum es instrumental, comparándose como una función e circo medieval: donde los más destacados acallan inescrupulosamente a los aprendices viriles, pero poco diestros en la pericia malabarista y trotadora, sólo observando y aprendiendo metodista y empíricamente. A mi parecer las pocas canciones de larga duración crean un ambiente cómodo para los autores o autor, ya que en él se puede palpar “El espacio” en componer y ejecutar lo que se venga en gana, las combinaciones que se puedan o quieran realizar, o simplemente el transcurso definitivo para estilizar alguna canción del gusto que se tome.


En propuesta entra como un álbum directo y sin monsergas, algo desafiante para los veteranos que estaban con la mano apretujada en el saxofón de sonidos primitivos y bluseros. Como ambiente es propicio para estar echando la panza abultada de vellos tirabuzones y enredados, como algo revitalizador, no caigo mucho en cuenta me deja algo chispero y con hambruna. En su totalidad tiene dientes limpios el disquete, buena presentación, sonido de antaño renovando, pero como siempre, la última palabra la tienen ustedes. Yo lo disfrute. Un buen rollo, como los negros tuvieron una GRAN importancia en la música, y como sus raíces hacían alarde contra sus instrumentos y lograban cuajar esas sublimes y a la vez ásperas dramas que siempre serán, con el debido tiempo, esperanza o tentativa, juzgadas justamente (Sea 1 o 15, 000 personas que lo aprueben)

Una portada que me recuerda a uno disco de rock antiquísimo: al de Los Baltimore del heavy bien cabrón, álbum debut del grupo norteamericano. Pero, éste de Shaw con un aroma más Groovie y caledonio. Pero, bueno, ya para concluir la canción cenit, para mí sería “Sanyas” donde se expone esa lobotomía musical y exponentemente ese aire maloso y virtuoso/incierto.

No hay más que decir, asédienlo si es posible y nos cuentan que tranzas. Disco para todos los amantes del Jazz y la music en general.






Nota: 7.0 Rapado y Violento.



Publicado Por: Albert Spaggiari

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