miércoles, 18 de diciembre de 2013

Howlin Wolf – Moarnin´ In The Moonlight [1959]

Remontemos hace una vaticinada de años atrás, exactamente unos años después de la Postguerra cuando Chester Arthur Burnnett, mejor conocido como Howlin´ Wolf (Lobo Aullador), después de trabajar incontables años en una fabrica de algodón, se animaría a formar una pequeña banda, recordando al llameante meollo del blues de Chicago (Ya que Wolf había emigrado de allí) con las probabilidades escasas y con un aventura incierta y difícil.


Wolf recibe el nombre debido a la longeva historia de su abuelo, éste asustando al pequeño Howlin, cuando le contaba que los lobos bajarían de la montaña, con esos desaforados aullidos y sería presa de los feroces animales sí el pequeño se portara mal. También muchas leyendas aledañas con los sucesos de lobos merodeando por esa parte de Chicago. Sus padres se separan, la inconforme madre religiosa lo echa de la casa a los 13 años, ya que el blues se consideraba, como tantos perjurios han pasado sobre tantos géneros, como musical del diablo. Después de encontrar apoyo en su padre, Wolf comienza su carrera allá por los años 48s.

Muy bien, entonces, ¿Qué tenemos aquí? Moarnin in the moonlight, trabajo de finales de los 50s con la propagación clásica del género y de un movimiento, que aparte de contener cifras desmedidas de tristeza, aportaba una edulcorante armonía con los berridos, aullidos y alardes de Wolf en plena edificación del sonido Blusero. Aparte de la gran figura que ostentaba nuestro hombre lobo, su estatura cerca de 1.98, sin duda que fue y marcó gran personalidad entre los coetáneos y fanáticos del estilo. Hoy es conocido por ser uno de los armonistas influyentes en el sentido vocal-virtuoso y crear una barrera invisible entre crudeza y sentimiento de la mano.

Pero, hablemos un poquitín más de su sonido. Este blues que nos presenta Wolf y compañía, está cargado, como bien mandan los astros, de tempos lentos y monótonos en su mayoría, con incrustaciones y prestaciones de la harmónica en un papel relevante y de peso gordo. No está de más decir que 97% de bandas de Blues, Blues-Rock, Delta/Blues, utilizarían ya antes este recurso hasta al extenuación, a veces cambiando con violines y en excepciones de teclados; aunque sin duda, esto sería más de Gente que trabajó cercanos en el Swing, caso que no corresponde con Howlin.

Teclados a la vieja usanza, a lo imperioso y pletórico de los vestigios de Ray charles, y pequeños bajos que se van deslizando a medida que la aurora se va contaminando de la mala vibra de Wolf, la pestilencia de unas guitarras con Slide hasta el hartazgo, crepitantes y cadenciosas percusiones apenados y acongojantes. Lleno de unas repentinas protuberancias armónicas, tónicas y llenas de un grado diluido de feeling de sincero expresar y de cuando en cuando una voltereta en el aire con esos respiros roncos. Algunos solos de guitarra semi-distorisonados y chasqueantes.

Tenemos himnos casi indiscutibles cuando le pegamos el repasón al disco, porque a pesar de ser un álbum con un carácter simple, sencillo e idílico, cuanta con una sensación desbordante de buena música y artificiosa malicia innata de Wolf  al recitar, cantar, entre silbar y susurrar de vez en cuando.
Canciones como: “How Many More Years” nos recuerda a esa música que creció entre los esclavos, heredados de una vena gruesa y africana, de grandes cambios sociales, culturales y políticos, y ni hablar de inmensa y voraz influencia general en la música. Pero, lo que hace escuchar reluciente, brillante y propensa a How Many More Years es esa llamada vs respuesta de la tan entabla y discutida algarabía entre los acervos, y a veces, infames del blues.

“Smokestack Lightnning” es donde el hombre lobo demuestra la gran variedad en sus tonos y su especial sintonía con los aullidos de esos temores de la infancia. Tiempo aventajado y poco abrumador.  Y señores, para no tocar todo el repertorio, sólo especificar una rolita más: “Evil” aquí sí nos topamos a un lobo enojado, colérico y en su vorágine, rasgando a toda mecha esas infernales resonancias que suenan con gran truculencia. Me gusta tanto. Ese sólo de harmónica es imperdonable perdérselo. Por algo el blues y Johnson fueron tachados de diávolos y criaturas luciferinas.

Y chéquense esa portadota, lobito con una luna más brillante que el sol, llamándose a los colegas para la hora de la cena: entre dientes o patas traman comerse a más de algún despanzurrado tonto pibito que sólo tiene que ir a dejar unas botas negras a la casa vecina. En fin, disco remolón, chubascoso y delirante: apto para estar relajadón, pasmadón y bien tirado a la hamaca con los pies desnudo y dos que tres insectos, de esos que son más feos que los pelos del baño, caminando por el piso seco y polvoso del campo, mientras los vemos merodear la paja, la techumbre y la vida rea y férrea.  ¡Bajárselo o bajarse la falda y/o pantalones!






Nota: 7.3 pero, echadle una bostezada y te lo comes en un santiamén





Publicado Por: Albert Spaggiari

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