domingo, 17 de noviembre de 2013

Pestilence – Consuming Impulse [1989]

Buaaaaaaaah, hoy toca, mis estimados colegas que han seguido fervientemente este lindo especial de Death Metal (Música Muerta) hablar de una de las bandas más importantes en la escena holandesa del merol bien pesado. Sí, es que al hablar de Pestilence, señores, es dirigirse a una de las figuras de ónice y barniz endurecido marrón, que los años no supieron corroer ni cambiar en su madera. Banda que localizó un pequeño tumulto acogedor donde podía hacer música y con el tiempo se respeto en cualquier iglesia su sonido; de los más acérrimos seguidores y pequeños grupillos clandestinos de allá a finales de los 80s que rolaban a la banda en toques cerradísimos, hasta el día de hoy palpamos una música que se mantuvo fiel y casi nunca defraudó.


Como bien, muchos conocen, el sonido que mantuvo la banda fue muy desviado y diverso alrededor de sus álbumes, para hacerles corto el cuento sólo les dejaré una pequeña introducción: Con su primer disco la banda porto un sonido muy Thasher, hasta Consumidor impulsivo éstos cambiarían hacía el Death Metal, con el Tiempo le siguió “Testimony Of The Ancients” que indagó en la vena más progresiva adaptando estructuras jazzísticas en muchos de sus posteriores álbumes, para su regreso (De la pequeña separación que tuvo en el periodo compendiado entre 94-08 )con un metal más progresivo. Aunque siendo sincero y algo incapacitado, no puedo hablar ni papilla de su último trabajo (2013) Obsideo, pero, chequéenlo y nos cuentan.

La banda en aquel periodo (C.I) estuvo “funcando” por: Martin van Drunen (después de este álbum se iría de la banda para formar parte de la congénere Asphyx; aunque ésta última con un sonido enfocado más al Doom) en las vocales (No se me impacienten ya tocaremos el espacio en las vocales del señor), y en aportaciones con algunas letras –según tengo entendido fue el creador en materia letrista  de  las pistas 2,3 y 10-; Los tocayos Patrick (Mameli y Uterwiljk) en las guitarras, sea Lead como Principales; Y Marco Foddis es la batería (El cuál también tenemos un dato muy peculiar aquí) junto con Van Drunen, Foddis compuso la otra parte del disco en cuestión de letras. Estuvo muy dividió ese sector entre los dos miembros.

¿Qué podemos decir de este coloso álbum? O ¿Es qué esa fama se ha ganado a base de escándalo o de buena música? En primer lugar, si queremos alabar mierdas por escándalo vayamos al Black Metal Noruego y formemos un panda de tirafuegos y compongamos dos riff para todo un álbum, pero antes que nada matemos al vecino, y seremos una bandota. Dicho y hecho. Pero, ya dejando las brometas, el álbum de pestilence, hasta hoy ampliamente conocido, siempre estuvo visto desdeñosamente, con una mirada de dejo y antipatía hacía lo de Van Drunen. Sin embargo, la banda por lo que he escucho no ha dado alguna basura repetitiva y la ha llamado “Death Metal” algo muy interesante de su separación es cuán concientes y comprometidos con la música eran estos tipos, ya que se retiraron a la buena, a la limpia y con la cabeza muy en alto alegando que “su  creatividad había llegado al punto final de su discografía” fácilmente podemos nombrar escorias, y perdónenme, que siguen haciendo abortos de álbumes y vendiendo tan tacita y plácidamente. Así de campante. Nos invita a pensar, ¿eh?

Como he dicho antes, la banda no tiene que envidiar a ningún americano, sueco, finlandés, canadiense, o pendejo que se le ponga enfrente. El sonido de este carnicero, despiadado y voraz  álbum cae en una vorágine de asperezas y cañazos a todo pedal y mecha encendida a temperaturas del magma que se encuentra en un pletórico y enfurecido volcán que quiere estallar y mandar toda su mugre porqueriza al cielo, a tierra, quemarte la cara, joderte la existencia: hiriente y chamuscado es como quedaremos sí nos aceramos a no más de una cuadra. Con un sumido sonido heredado de los míticos, qué digo míticos, de unas de las trinidades del Death Metal como “Possessed”: ese sonido camuflado por Pestilence entre la decadencia y la irritabilidad sórdida y rasgada.

No se está invocando un segundo Seven Churche ni mucho menos un Beyond The Gates, pero lo que sí podemos dilucidar arrogantemente es que el paso con que tronó e indicó Pestilence con su grueso y romo dedo fue el iridiscente e iroso camino de cómo se debe de crear y separar el Thrash del Death Metal en su estado más orgánico y menos conversivo –Aunque no les voy a negar la falta de Blast Beats- que, si bien, no es característico de un Death Metal consolidado, más bien de un Thrash, eso indudablemente crea ese ambiente de desesperación y asfixia letal en pocos segundos de las corridas al vinyl, sin utilizar el antes mentado recurso. Eso sí, la brutalidad es a todo galope, ¿Blast donde están? Sigan durmiendo no los necesitamos para que nos satisfagan.

A pesar de esa rigurosa forma de componer, “La Pestilencia” se puede jactar de tener unos hooks (Armonías Grovies) en sus solos de guitarras, similar al típico relinche del caballete, pero con un feeling muy empático y ligero a la hora de transmitir esa base que sostiene la brutalidad para que no caiga en la monótona y persistente amargura de monodia incesante e inenarrable. Algo que nos revitaliza, con una sonrisa burlona a la hora de hincar los codos, es cuán serpenteante pueden ser sus ritmos: desde apabullantes secciones raspadas, hasta milimétricas quintaescencias de Groove bien ejecutados y deliñados que quedan justos en sus engranes pestilentes.

El bajo cumple, a niveles secos, pero se disfruta con esa bestialidad y fiereza que se va desenvolviendo y cayendo en la errática y viperina ejecución con los demás comensales: listos para que caigan los chotacabras e irrumpan en nuestro regurgitado cuerpo yaciendo con algunos cuervos y un calor insoportable que manifiesta la hora del almuerzo animalesco. Buen provecho bestias indolentes y primitivas  figuras del mal.
Pero, el infierno de Dante no estaría completo  sin el animal que se esconde bajo el micrófono: así es señor Van Drunen, de usted estoy hablando y lo señalo con un gesto serio, al momento que le digo: que putazo de voz, ¡hijo de la chingada madre! Un rango hasta con eco y resonancia, esporádico y temible cuando ese ser escupe, mejor dicho, vomita lagos de sangre cuando canta: una voz demencial, esquizofrénica, no parece un humano que estuviese ejecutando esos alaridos de algún universo tumultuoso donde habitan criaturas de con gargantas de monos aulladores, gibones y serpientes parlanchinas, que más allá de tratar de gritar un mensaje nos avienta sangre, pus, cerumen y tripas por doquier. Un vocalista que maneja ese timbre tan castigador y terriblemente insoportable. Sin éste, no sé que sería de Consuming…..

Batuca excelente, algunos adornos, tiempos rápidos, medios, acelerones y desacatados; una guantada en la jeta y una revolcado con las baquetas. Tonos, agiles y poco profundos, bien asquerosos y rasurados. Sin olvidar un pequeño elemento que repercute en una milésima del álbum: unas aterradores sinfonías incrustadas al estilo muy sintetizador. También contamos de una pieza instrumental donde resaltan los solos holgados y atrayentes al inferno.

Lo que hace tan especial a éste hormiguero infestado es su nivel castrante y torbellinas secciones rítmicas que están atacándote a cada momento, demostrando, para un año donde la hostia metal de la muerte se estaba formando, un salto en la formación y consolidación del género más bestia. Qué te guste o no, ya es otra cosa y también muy respetable.

Canciones que impactan a la primera escucha y que te enrolas con sus metálicos y arrasadores ritmos son: “Dehydrated” donde para mi, Drunen hace un trabajo aplastante con sus chirridos, “Chronic Infection & Out Of The Body” son piezas claves aquí, con una majestuosa complexión en dureza y “martillante rocosidad” ejemplares dignos en su catalogo; el siguiente tramo compuesto por: Echoes Of Death (Que titulazo, carajoooo, puro tema de Death Metal, chavines) y Deify Thy Master que receta más pura y chapada a la antigua, a la vieja escuela, pueblerinos insolentes; y la estranguladora y mortífera “Reduced To Ashes” cierra con broche dorado y sucia cofradía endiablada.

¿Y la portada? La cual sería cambiada por “Roadrunner Records” por la que vemos ahora: Esas africanas hormigas compulsivas y hambrientas de carne humana: que invaden los confines de la boca del sujeto espantado y temeroso que lanza un grito (Figuradamente hablando) de desesperación y angustia por no ser mordido por esas andrajosas y corpóreas asesinas letales. Me gusta esa maltrecha portada, pero, putaaaaa, veamos la antigua, que fue colocada para su álbum en vivo “Chronicles Of The Scovrge” del 2006. Esos caníbales, bien bizarros y de estilos añejos, comiéndose entre sí con un aroma orgiástico y de anatomía lasciva.

Pero, eso ya es mucho pedirle a la cabra leche menos impura, además queda magistral con su sonido, pero las preferencias son otras, aunque me quedo muy conforme.
Señores, hemos llegado al final y ¿Qué más les puedo decir? Pestilence no anda con pendejadas, pestilence se para enfrente de cualquiera, no le gruñe, no le saca las garras, si no, le enseña su navaja que representa este álbum: corran ahora malditas bestias que subestimaron al lacerante y escatológico estratagema envainado filoso de la pestilencia errante. 






Nota: 9.8 Disco Emperatriz




Publicado Por: Albert Spaggiari 

3 comentarios:

  1. Tal vez me lo descargue y le de sus escuchadas cuando tenga tiempo, para ver que pedo. Para seguir con su trayectoria y que no perdería nada en hacerlo porque su debut estuvo bueno, ahora me interesa este segundo vinilo y luego dejaré mi opinión más adelante.

    -Comentario Beksinskiano-

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    Respuestas
    1. ¡Anímate!

      Pues, en serio que este disco no tiene pierde Besksinski. A comparación de su anterior producción, "Melleus..." Consuming Impulse propaga aún más esa atmósfera incisiva a la que nos tenían acostumbrados y, cómo especifique en la reseña, las voz de Van Drunen le esa sabor más escandaloso y furioso. En realidad que es una disco glorioso, que con el tiempo lo vas viendo como algo más puro y sólido en su género.

      -Spaggiari-

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    2. El tiempo es el culpable del Adoramiento -Zdzislaw Beksinski-

      Exactamente por esa razón le entrare lo más antes posible cuando tenga el tiempo suficiente y por como dices en el comentario, me animo más e igual dudo que los Pestilence sean basura de relleno en sus primeros trabajos, pero como digo siempre, es mejor comprobar por cuenta propia.

      Sí, como bien dices, Pestilence tiene esa aura maldita, técnica a lo brusco y ese vozarrón de Drunen hace que las expectativas se eleven.

      -Comentario Beksinskiano-

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