Resurrección, hijos
de mil puuuuuuuutaaaaaas. Retornamos las reseñas al cumplir los 10 añazos de
todo el material sonoro dispuesto por este excelso blog llamado El Mito y La
Mita, desde que se fundó con caca aguada y harina de contrabando.
Y no puede ser de
otra forma, que como se inició toda esta piara “reseñística” en aquel lejano
2013, que con Avril Lavigne, la rubia de ojos azules con sombreado en los
párpados, que perpetró en el imaginario juvenil de la generación popera-punketa
de principios y mediados del siglo, con banduchas como: Blink-182, Green Day, Sum
41, Simple Mind, y toda esa ralea que conglomera una generación gringa
constituida en: MTV, American Pie, el Skateboarding, y toda la imagen
publicitaria y cinematográfica que cualquier pelmazo se pueda imaginar que
definen los años 90s para la cultura popular.
Pues bien, ya está
empapelado el debutazo, resurgimos el blogazo este 2023, como homenaje de los
10 años, como una continuación discográfica de Avril Lavigne, con: “Under My
Skin”, disquiño que nos compete exponer algunas palabras que bsoquejen este
segundo disco, para fraguar una idea general de lo que tendremos en los
tímpanos.
Nos encontramos con
el pop al uso del 2004 que cualquier cerote puede ingerir: estribillo, o coro,
ya de pijazo al aproximarse el primer minuto en cada track, que se repetirá de
varias y distintas maneras a lo largo de toda la canción para no empalagar, o
al menos, para empalagar de diferente forma; los arreglos que acompañan siempre
a la voz, ya sea batacazos, violines, teclados, y todo lo que surja, pero
siempre discretamente y sin quitarle protagonismo a la voz; la estructura
típica de verso-estribillo a mansalva para recordar cada puta melodía; y, por
supuesto, sin importar el año que fuese, el pop destacando, y explotando en la
producción, la voz de la cantante en cuestión.
Ante lo mencionado,
¿Qué ofrece la veinteañera de Avril Lavigne al pop, frente a su antecesor
discográfico “Let Go” de hace dos años (2002), y en líneas generales, que se
marque como distintivo, más allá de remembrar nostálgicamente las épocas que
vivieron los chavorucos que andaban de Emos, Punks, Skaters, o, en síntesis, de
vagabundos urbanos?
En el sentido más
personal de la música y la letra, provee una diferencia notable con su debut,
en poner más guitarrazos y batacazos que retumben cualquier bafle, como lo es
“Forgotten”, la más pesada del tracklist; el apartado “letrístico” enfocado en sus
emociones, en sus rupturas, en su lado más intimista y vulnerable, por ello es
“Bajo mi Piel”; un repertorio homogéneo que a ningún fan le disgustará y se le
hará muy rápido de degustar, donde no aburre en ningún momento el canto de
Avril; roliñas con buenos estribillos, como: “Together”, “Dont Tell Me”, “Nobody
Home”, o “Slipped Away”; y, un tono más oscuro, o maduro si se quiere, en
contraste con el tono festivo de su primer disco.
Sin lugar a dudas,
este segundo material contiene esa aura deudora de su tiempo, gracias a la
producción, el sonido y el fraseo de Avril Lavigne que suscita una cierta
riqueza auditiva en no constituir un pop embadurnado de sintetizadores y
arreglos mecánicos, o computarizados, teniendo esa riqueza ornamental de
complementar cada canción con detalles discretos de cuerdas, de teclados, de cambios
de ritmo, algunos golpeteos de la batería. Es decir, cada cosa, cada elemento,
cada melodía, y cada cambio rítmico incorporado, hacen de esta marabunta de
hitazos poperos de supermercado más simples que el yogurt griego, un disco
orgánico, llano y efectista de Pop, sin más.
Como dije, esto ni a
pichinga es revolucionario en su género, es todo lo contrario, pero diluye
orgánicamente y con ingenio toda la simpleza que puede ofrecer sin ninguna
pretensión más que te sea un disco agradable que no empache, que lo disfrutes,
que sea apetecible para un momento. Quizás ese deje, o intento de “punketizar”
o “rockear” el pop, no sólo en la estética de Lavigne como adolescente rebelde,
o como ícono cultural de ese tiempo, sino, en lo musical, con la instrumentación
usada en cada segmento de las composiciones trilladas del género, sea ese plus
mínimo que aporta a la voz diáfana y melosa de la canadiense, una conjugación perfecta.
A juicio del servidor, “Under My Skin”, mejor que su disco antecesor, no se desparrama o descalabra todo el disco por priorizar los hits, y discurre con equilibrio el gancho melódico hasta el hastío, con los arreglos, aura, letra, y retazos más personales, o más trabajados y ligeramente distintivos, con solidez y madurez sonora
Nota: 7.5
Publicado por: Zdizislaw Beksinski
A los 20 años se viene el tercer disco
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