En la música hay 3 cosas
fundamentales que repercuten a la hora de ejecutarla: 1 – El Sentimiento y
pasión antepone tus capacidades como “músico”. 2 – instrumentos onanistas,
composiciones grandilocuentes y exaltación del virtuosismo, y 3 – Una aleación ridícula
de ambas o una coherente y sublime. Del cajón de los recuerdos rescatamos el
susodicho primer punto, con el dueto: Tom y Jerry, o más conocidos por todos
como: Simon & Garfunkel.
No demos casaca aguada, si a mitad de
los 60s estos pájaros no agarraban de la garduña, se iban directo al pozo de
los desdeñados. Y no es hasta que la bombástica “The Sound Of Silence” se haya promocionado
como un single. Y que el transcurso del tiempo la haya catalogado como himno y
patrimonio de la música. Pero más allá de limitarnos a ver un árbol, teníamos
frente a nosotros un bosque. Al cual el material presente esconde un contorno
musical más complejo que una simple adornación al tema homónimo.
El disco del 66’ en sí se centra en
potenciar 3 cualidades que lo caracterizan: 1 - Las intimistas y dulces vocales
duales, y sobretodo la de Garfunkel. 2 – El maldito rapsoda de Paul Simon que
destila versos poéticos y profundos. 3 – La simpleza y la pasión con que se
plasma cada composición de la mente de Simon. Enfatizando esos tres puntos,
ejemplos? Los hay y por doquier.
Resumido los tres factores en 3
minutos tenemos a “The Sound of Silence”, que tras 4 acordes llanos, en segundos
nos introducen a su mundo solitario, reflexivo y casi melancólico con ese: “Hello
darkness, my old friend” y de ahí en adelante lo único que tenemos es historia…
Música pasional y poética de forma directa y sencilla.
Tenemos también en el repertorio a
canciones monumentales como: “Somewhere They Can’t Find Me” y “Richard Cory”
que dinamizan con zigzagueantes tramos que explotan los estribillos reiteradas
veces junto a una sección rítmica formidable, dando a entender que los chamacos
no son unos simples “contratados”, en especial el Bajo que se entromete a los deliciosos
movimientos Poperos. Y llevando a colación esto, nos topamos desde tracks
Rockerros made in 60s, tanto la naturalidad del canto de los compas sin
necesidad de tocar mil notas por cada milisegundo, como para rematar con
calmadas piezas sentimentales que retratan el paso del tiempo y la soledad en
sus letras.
Las cualidades de “Los Sonidos del
Silencio” que más énfasis se pueden mencionar son casi imposibles de dibujar en
la mente del lector, porque son las que más se adentran a nuestro ser. Que solo
son capaces de percibirse si se escuchan, más allá de una aparente y más que
obvia estructura Folk Popera consumida por destacables e ingeniosas melodías inmediatas.
Porque no engañamos a nadie, Simon & Garfunkel no son ni los mejores de su
faceta, ni los más virtuosos, ni los mejores compositores, ni mucho menos los
mejores vocalistas del universo. Pero pese a su música en cadencia a las
armonías y pegadizas canciones no más de 2:30, tiene lo que pocos pueden tener
y presumir: Pasión encarnada en la música.
Concluyendo, para los adeptos a las
ligerezas instrumentales y de las tonadas rápidas que nos ofrecían allá en la década
de los 60s, acá les tenemos en el menú. Recomendado a todo público, el disco es
ameno y corto en toda su extensión, pero saturado de “profundidad nocturna” que
no puede tener cualquier disquillo clon de The Beatles que apeste a Folk Pop de
cuarta, NO, estamos ante grandes de la música, no plebeyos que aspiran a ser
una “One Hit Band” que le lamen el ano diarreico a cualquier simio para ganar
un millón.
Los Sonidos del
Silencio:
Hola oscuridad, mi vieja amiga,
He venido a hablar contigo otra vez.
Porque una visión arrastrándose suavemente
Dejó sus semillas mientras estaba durmiendo.
Y la visión que fue plantada en mi cerebro
Todavía permanece dentro de los sonidos del silencio.
He venido a hablar contigo otra vez.
Porque una visión arrastrándose suavemente
Dejó sus semillas mientras estaba durmiendo.
Y la visión que fue plantada en mi cerebro
Todavía permanece dentro de los sonidos del silencio.
En sueños sin descanso caminé solo
Por estrechas calles de empedrado,
Debajo del halo de una luminaria
Me levanté el cuello (de la prenda de vestir) al frío y la humedad
Cuando mis ojos fueron apuñalados
Por el flash de la luz de neón, que resquebraja la noche
Y acaricia los sonidos del silencio.
Por estrechas calles de empedrado,
Debajo del halo de una luminaria
Me levanté el cuello (de la prenda de vestir) al frío y la humedad
Cuando mis ojos fueron apuñalados
Por el flash de la luz de neón, que resquebraja la noche
Y acaricia los sonidos del silencio.
Y en la luz desnuda ví
Diez mil personas, quizás más.
Gente hablando sin conversar,
Gente oyendo sin escuchar.
Gente escribiendo canciones que las voces jamás compartirán
Y nadie osó molestar a los sonidos del silencio.
Diez mil personas, quizás más.
Gente hablando sin conversar,
Gente oyendo sin escuchar.
Gente escribiendo canciones que las voces jamás compartirán
Y nadie osó molestar a los sonidos del silencio.
'Tontos,' dije, 'no saben
Que el silencio es como el crecimiento de un cáncer.
Escuchen mis palabras que podría enseñarles,
Tomen mis brazos que podría alcanzarlos.'
Pero mis palabras como silenciosas gotas de lluvia cayeron,
E hicieron eco en los pozos del silencio.
Que el silencio es como el crecimiento de un cáncer.
Escuchen mis palabras que podría enseñarles,
Tomen mis brazos que podría alcanzarlos.'
Pero mis palabras como silenciosas gotas de lluvia cayeron,
E hicieron eco en los pozos del silencio.
Y la gente se inclinó y rezó
Al dios de neón que crearon.
Y el cartel encendió su advertencia
Con las palabras que estaba formando.
Y los carteles decían que las palabras de los profetas
Están escritas en las paredes del subterráneo y en los conventillos.
Y murmuradas en los sonidos del silencio.
Al dios de neón que crearon.
Y el cartel encendió su advertencia
Con las palabras que estaba formando.
Y los carteles decían que las palabras de los profetas
Están escritas en las paredes del subterráneo y en los conventillos.
Y murmuradas en los sonidos del silencio.
Nota: 7.5, y posiblemente sube, sino baja al Tártaro...
Publicado Por: Zdzislaw Beksinski
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