domingo, 25 de junio de 2017

Simon & Garfunkel – Sounds Of Silence [1966]





En la música hay 3 cosas fundamentales que repercuten a la hora de ejecutarla: 1 – El Sentimiento y pasión antepone tus capacidades como “músico”. 2 – instrumentos onanistas, composiciones grandilocuentes y exaltación del virtuosismo, y 3 – Una aleación ridícula de ambas o una coherente y sublime. Del cajón de los recuerdos rescatamos el susodicho primer punto, con el dueto: Tom y Jerry, o más conocidos por todos como: Simon & Garfunkel.

No demos casaca aguada, si a mitad de los 60s estos pájaros no agarraban de la garduña, se iban directo al pozo de los desdeñados. Y no es hasta que la bombástica “The Sound Of Silence” se haya promocionado como un single. Y que el transcurso del tiempo la haya catalogado como himno y patrimonio de la música. Pero más allá de limitarnos a ver un árbol, teníamos frente a nosotros un bosque. Al cual el material presente esconde un contorno musical más complejo que una simple adornación al tema homónimo.

El disco del 66’ en sí se centra en potenciar 3 cualidades que lo caracterizan: 1 - Las intimistas y dulces vocales duales, y sobretodo la de Garfunkel. 2 – El maldito rapsoda de Paul Simon que destila versos poéticos y profundos. 3 – La simpleza y la pasión con que se plasma cada composición de la mente de Simon. Enfatizando esos tres puntos, ejemplos? Los hay y por doquier.

Resumido los tres factores en 3 minutos tenemos a “The Sound of Silence”, que tras 4 acordes llanos, en segundos nos introducen a su mundo solitario, reflexivo y casi melancólico con ese: “Hello darkness, my old friend” y de ahí en adelante lo único que tenemos es historia… Música pasional y poética de forma directa y sencilla.

Tenemos también en el repertorio a canciones monumentales como: “Somewhere They Can’t Find Me” y “Richard Cory” que dinamizan con zigzagueantes tramos que explotan los estribillos reiteradas veces junto a una sección rítmica formidable, dando a entender que los chamacos no son unos simples “contratados”, en especial el Bajo que se entromete a los deliciosos movimientos Poperos. Y llevando a colación esto, nos topamos desde tracks Rockerros made in 60s, tanto la naturalidad del canto de los compas sin necesidad de tocar mil notas por cada milisegundo, como para rematar con calmadas piezas sentimentales que retratan el paso del tiempo y la soledad en sus letras.

Las cualidades de “Los Sonidos del Silencio” que más énfasis se pueden mencionar son casi imposibles de dibujar en la mente del lector, porque son las que más se adentran a nuestro ser. Que solo son capaces de percibirse si se escuchan, más allá de una aparente y más que obvia estructura Folk Popera consumida por destacables e ingeniosas melodías inmediatas. Porque no engañamos a nadie, Simon & Garfunkel no son ni los mejores de su faceta, ni los más virtuosos, ni los mejores compositores, ni mucho menos los mejores vocalistas del universo. Pero pese a su música en cadencia a las armonías y pegadizas canciones no más de 2:30, tiene lo que pocos pueden tener y presumir: Pasión encarnada en la música.

Concluyendo, para los adeptos a las ligerezas instrumentales y de las tonadas rápidas que nos ofrecían allá en la década de los 60s, acá les tenemos en el menú. Recomendado a todo público, el disco es ameno y corto en toda su extensión, pero saturado de “profundidad nocturna” que no puede tener cualquier disquillo clon de The Beatles que apeste a Folk Pop de cuarta, NO, estamos ante grandes de la música, no plebeyos que aspiran a ser una “One Hit Band” que le lamen el ano diarreico a cualquier simio para ganar un millón.  

Los Sonidos del Silencio:

   Hola oscuridad, mi vieja amiga,
He venido a hablar contigo otra vez.
Porque una visión arrastrándose suavemente
Dejó sus semillas mientras estaba durmiendo.
Y la visión que fue plantada en mi cerebro
Todavía permanece dentro de los sonidos del silencio.

En sueños sin descanso caminé solo
Por estrechas calles de empedrado,
Debajo del halo de una luminaria
Me levanté el cuello (de la prenda de vestir) al frío y la humedad
Cuando mis ojos fueron apuñalados
Por el flash de la luz de neón, que resquebraja la noche
Y acaricia los sonidos del silencio.

Y en la luz desnuda ví
Diez mil personas, quizás más.
Gente hablando sin conversar,
Gente oyendo sin escuchar.
Gente escribiendo canciones que las voces jamás compartirán
Y nadie osó molestar a los sonidos del silencio.

'Tontos,' dije, 'no saben
Que el silencio es como el crecimiento de un cáncer.
Escuchen mis palabras que podría enseñarles,
Tomen mis brazos que podría alcanzarlos.'
Pero mis palabras como silenciosas gotas de lluvia cayeron,
E hicieron eco en los pozos del silencio.

Y la gente se inclinó y rezó
Al dios de neón que crearon.
Y el cartel encendió su advertencia
Con las palabras que estaba formando.
Y los carteles decían que las palabras de los profetas
Están escritas en las paredes del subterráneo y en los conventillos.
Y murmuradas en los sonidos del silencio.






Nota: 7.5, y posiblemente sube, sino baja al Tártaro... 


Publicado Por: Zdzislaw Beksinski


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