¿Qué tranzan, mis cerdas celulíticas?
Reanudamos el blog desde su letargo, para
aderezar sus horrendos tímpanos de un género que pone en duda su existencia a
todo aquel que lo escucha: El Grunge. Y para no ahondar mucho en la definición
y debate de este “subgénero”, solo diré que tras 20 años, no hay más truco de
parte de la grandeza, que la misma que lo respalda. Llegando a esa conclusión,
el Rock/Metal que se fecundó y procreó en Seattle, con la estética de unos jóvenes
rebeldes que vestían como vagabundos y que en sus letras profesaban un
sentimiento deprimente con una actitud punk, tienen una originalidad igual al
aguacate, pero una sazón y grandeza subjetiva.
De ese panal de corrientes subterráneas
que rechazaban la posición de estrellas de rock, que saltaron a la vista de
todos los escueleros que vivieron los 90s. Salieron las renombradas, elogiadas
y loadas bandas que hoy todos conocemos. Y hoy toca hacer rememorar a varios
lectores con un grupo del denominado Grunge: Los “virtuosos del género”, los
pesados con tufillo Sabbath/Zeppelin, los del “Superdesconocido”.
Efectivamente: Soundgarden.
Allá por Abril de 1994, Chris Cornell
y sus colegas, verían 2 acontecimientos que posiblemente marcaron a todos los
del movimiento. 1- La muerte y post-mitificación de Kurt Cobain, y 2- la
publicación del “Superunknown”. Ambos en el mismo mes. Pero a Soundgarden le llovió
un destino distinto: La supuesta culminación de un Grunge que acababa de perder
a uno de sus exponentes más claves. Y como si la vida no fuera irónica, Cornell
tuvo hace pocos meses el mismo destino que el vetusto cadáver del compa. Ambos,
glorificados después de sus suicidios…
Entendiendo el contexto que lo rodea,
entramos en materia musical, empezamos a descascarar el cuarto material, nos
acercamos a una larga caminata a un minutaje de 1:13 minutos del Hard Rock más
puro que el culo sucio de un mono araña. Con una fórmula evidente a primeras
escuchas: Canciones que rondan los 5 minutos, que están cargadas de una
densidad heredada (ya hasta aburre nombrar a los mismos) de Sabbath, con
Riffazos de plomo de Kim Thayil, y principalmente, la voz de Cornell que en sus
tiradas más furiosas recuerda bastante a Robert Plant.
En construcción de detalles, voy a omitir
las largas y descriptivas redacciones de cada track. Por una clara razón: Desde
“Let My Drown” hasta “Like Suicide” vemos lo mismo. Y siendo 16 canciones, nos
topamos desde momentos semi-lúgubres con canciones como: “4th Of July” o “Fell
On Black Days”, que son oscuras y deliciosas. En tramados semi-psicodelicos: “Head
Down” o “Half”. Y por último, los hits o los cansinos cortes que repiten varias
veces las 4 notas pesadas, una variación por aquí y acuyá, y el estribillo,
como por ejemplo: “Mailman” o el híper-tedioso “Black Hole Sun”(que cada vez
que lo escucho, me parece de 10 minutos).
¿Más virtuosos que sus compinches?, Sí, se hace notar mucho el sonido de cada
instrumento, desde un Bajo casi Doom, un espléndido tono que toma la Guitarra
convergiendo tonalidades densas y nítidas en tramos entretenidos, Una claridad
en Cameron en las batacas, y un más que capacitado vocalista que se esfuerza
más en entonar que gritar como adolescente cerote. Pues, podríamos afirmarlo,
siempre y cuando dentro de su “género”, de lo contrario terminan sodomizados y
sangrados del ano si se los ve igual que un Tool, por ejemplo.
Sin embargo, aún en su notable capacidad
instrumental, en este “Superunknown” se rige a las cualidades del Grunge: ser
directos. De este modo, con una hora encima, me parece que la creatividad está
fatigada a la mitad del álbum. Puesto que musicalmente son casi planos. Y entendiéndolos
de esa forma, lo que uno destaca del álbum, son principalmente, momentos álgidos
del grupo; un ejemplo de ello es “Fell On Black Days”, donde la voz de Chris Cornell
con la melodía que se trabaja es la única canción que puedo disfrutar cada
segundo hasta su final.
En conclusión, un disco con fuerza y
melodía en abundancia, con una dinámica en el tracklist sobresaliente; pero con
el PERO de tener una mecánica exhaustiva, pero que quiera o no, predomina la
aglutinación de ávidos tramos del álbum que valen más que el oro puro.
No me lo vengan a tratar como el pionero de
algo, porque de ser así, rastreo tu IP, y mando a un sicario para que te rebane
hijo de puta traumado. La importancia es muy aparte de tus gustos, y eso es de
tenerlo en claro cuando se trata a un “Superunknown” vestido como un Dios,
cuando las cosas no son así. Y cuando entramos en gustos, bienvenido sea…
Quedan advertidos, castrado todo
aquel que se haga el pendejo.
Disco Disfrutable, sin más.
Descanse en paz, y no en mierda,
Chris Cornell (1964 - 2017)
Nota: 7.0
Publicado Por: Zdzislaw Beksinski
Pedo tu culo perro
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