jueves, 6 de noviembre de 2014

Lolita – Stanley Kubrick [1962]






“Cacacalán, papapalán” El Papa Francisco. Digan conmigo: ‘Loulira’ y “Quitlyyyy” La verdad que me hace mucha gracia cuando escucho tales dicciones por el grado de interpretaciones que ésta puedan llegar a tener y la musicalidad que puedan conllevar  trascender de manera perpleja y reciproca.¡A la olla pues, perras! En estas mini reseñas de 3 de la mañana seré el vulgarón de la cuadra, el que saca la estaca con Luis Lach y pega el vergazo con la pata rajada de un león enmohecido. 

Así que quedan bien advertidos con el curtido de de sábados intoxicados con sabadazos.
En fin. Dejemos de hablar mierdamotor  y entrémosle con reflujo vayainal al temático blog chupanimbres. Lolita, está claro que es una perra rica de 15 años que a todos los hombres y viejos prostáticos, ocasiona simultaneas erecciones perennes y sempiternas, y a la vez les atrae esa femínea maldad pueril semicasta y sensual. Bien visto, la chiclosa, enamora de dos cabezas: la de la verga y la tutumusta y parietal. Dicho sea de paso, que la nanorra traga penes viejos.

Puta, qué mierda… Lolita se centra como el tópico de censura de la época, época que Alfred los pájaros condimentó con especias de suspenso hasta en los calzones, apenas el cine se culminó como una industria, casi petrolera, universal empezaron a salir las reprimendas, los espacios de cine, la fiscalización desmedía de parte del gobierno norteamericano de la primera mitad del siglo XX y los jaleos que llevaban hablar de un tema en particular, más si éste se trataba de sexo sin pudor quitándoles todos los pelos de la lengua. 

Y era obvio que la primera versión de Nabokov saliera tan taimada, calma y sin mucha psicología en sus personas, como diría una buena amigarra. Los personas fallecen (Metafóricamente hablan, mi calabacín) cuando las escenas de sexo son vapuleadas y removidas tan cruelmente, es como quitarle loa entresijos a cualquier película que trata de póker o más bien quitarle las escenas donde enfoquen las cartas en sí, los números que denoten que el capacitado de turno está jodido. Pero de allí la pelix de Felix corre bien funcada, maquiavélicamente hablando:  cae de tortazo (Eso es mentira, Maquiavelo nunca lo dijo)  

Yo les digo que echen su vergatina  en la pantalla. Casi dos horas de travellings decentes, pero la historia pierde algo su rubor y solidez Qué huevitix, mis tortrix.




 (¿Quién le entra a esta lechuigina?)


6.8 y me voy al robotboy


Publicado Por Albert Spaggiari.

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