domingo, 21 de diciembre de 2014

Delirium - Zzooouhh [1990]



Aquel sendero que tuvo el Doom en busca de su definición en los 80s, por el inexorable legado que patentó Black Sabbath, poco o nada faltaba en deducir que en unos años se vería el paso grande a la evolución. Pero, lo que pocos iban a intuir era que se iba a exponer la cara más horrenda, abstracta, bizarra y monstruosa de aquel ADN demoniaco. Y es que para bien o para mal, sucedió. Dejó escuela: Cathedral, Disembowelment, Sunn O)), y así un largo etcétera que progresó más aún, si cabe, lo que representa este subgénero: El lamento eterno, las almas atormentadas y la penumbra. Hoy, con el mar de combinaciones y facetas con que se conjuga este estilo, solo podemos hacer una cosa: Cavar. Hacer una excavación por los pioneros o por los olvidados. De uno u otro modo, tenemos el deber de conocer la verdad, o si no, al menos descubrir un álbum sobresaliente.

Y amigos míos, el Death/Doom no debe de faltar en la zona de “Los Rescatados”, y mucho menos la antigua escuela holandesa: Asphyx como abanderado, Sempiternal Deathreign como los extraterrestres de la movida y la que hoy nos atañe: Delirium (Eso, sin contar los más empolvados del territorio). Banda que gozó del tópico ocultista a niveles musicales, que solo sembró en su estancia de 2 años, un álbum digno, con el nombre peculiar de: “Zzooouhh”, lanzado en pleno 1990. La agrupación formada por el guitarrista y vocalista Mark Honout, Laura Beringer en el Bajo y Han Swagerman en la batería, hicieron en un fugaz momento una pieza fundamental para entender de qué va el rollo extremo con los elementos Doom.

En concreto: en el instante en que se deja fluir las aguas negras con la Intro: “The Ninth Dimension”, por obviedad el suspenso, el aura y el ambiente maligno conjugan con lo que se aproximaría más adelante, desde el silencio subconsciente hasta el quiebre sónico de unos efectos cristalinos, el asecho y el pavor siempre estarán presente en esta obra, y lo declara desde un principio. Y vaya, que son 2 minutos de inquietud, como si se tratase de una película de horror (Y no está muy alejada de la realidad esa asimilación). Luego tras la introducción, la suciedad y rasposo clima hacen gala en “The Warrior”: una pieza que ofrece las características del álbum: Simplicidad, Densidad (y cómo no!), Lentitud alternada en medios tempos, Riffs fluctuando en sombras. En Fin, un trío que sintetiza las influencias de Hellhammer/Celtic Frost, para proyectarlas a un lado –sí es que se puede- todavía más extremo.

Delirium lo que plasma en resumidas cuentas es el objetivo de hilar con la simplificación de notas, un ambiente hostil y desagradable del cual deba pasar el oyente. Con la rasgada y profunda vocal de Honout hasta la bruma de cuerdas arrastrándose al paso de un chacalote, la intención de asfixiar y poner en apnea a cualquiera, será  fácil. Otra observación importante que debemos tomar en cuenta para orientarnos, es la austera y seca producción, como si fuese paradójicamente tanto para opacar los instrumentos, como para hacerlos sonar. Dado que, las circunstancias requieren esa extraña complementación, se amerita mucho. Ya que fortalece esa pestilencia de cucaracha, tanto el relevante nivel auditivo que contiene este espécimen.

Volviendo a esta Opus, dado que queda claro que esto no es pan de todos los días, lo que recae en “Bitch” es un germen similar al anterior tema; otro trozo infectado de lentitud, de Riffs pudriéndose en el camino, con  unos cuantos cambios de velocidades, una batería como suplemento y el mugriento rango vocal de Mark. Siguiendo con el recorrido, resplandece en su negruzca esencia la manifestación de Gore en acción con “Amputation”: unos pasajes rítmicos oscilando entre la espesura y gruesa línea pausada, y la intensidad de los arranques del Death Old School, aunque su momento culmen llega cuando gratamente como un salvaje, el Holandés al micro recita: “AMPUTATION!!!”, que al mismo ritmo le prosigue Swagerman en las baquetas dándole más sazón a la receta. Uno de los mejores tracks, puesto que calcula bien la ración entre Doom y Death, y es eso uno de los puntos que mayor contundencia puede expresar este debut: calcular las semejanzas entre un paso fúnebre y un dinamismo pausado, aunque para sacarle reiterante movilidad al jugo, es misión difícil.

Y casi como en todos los casos, tenemos esos trallazos, esos cortes que sobrellevan y explotan la fórmula de ejecución y feeling de un disco, el momento catártico de Zzooouhh es, primero, con: “Voices From Zzooouhh”, donde tranquilamente reposa en un vaivén de una hamaca, para darnos la sorpresa del movimiento continúo con una declaración de berridos, una palpitante percusión y un Riff dominante y melódicamente perpetuo que se corroe por los extremos del tema, donde la batería es fiel acompañante, aunque la mitad del tiempo la lentitud domina el campo de batalla, después de todo. Precisamente cuando ha acabado, nuevamente la misma dosis de “Voices From…”, se ejecuta igual, o mejor, en: “Floods Of Intricate”, que para mí es la mejor canción. Puesto que, en ésta la agilidad y la variedad no se limitan. Al contrario: se rebasan desde el punto de mira que puede dar el álbum, y lo hace con otro sublime Riffazo en cadencia a la garganta hedionda y los platillos resonantes que acompasan con un estribillo que hace erizar los pelos del orto:

"Once in a dream
Floods of intricate
Forgotten souls roam
And tears never end"

Y es que solo un grande como el mentado Mark Honout puede causar sensaciones tan nefastas y privilegiadas para evidenciar con una sencillez una retahíla de Riffs icónicos, singulares y corrosivos que a la vez denotan plúmbeos, cortos y efímeros tochos de grosor Sabbathico. La falta de técnica hace que el combazo busque la salida más próxima a su sonido: El primitivismo en vena Doom, y a eso, se acopla ad hoc el Death más rudimentario, y es tal vez, la razón del talento del neerlandés al frente y sus compatriotas.

En resumen, los puntos claves que hacen de este artefacto olvidado una roca que lustrar para apreciar su belleza, son: los solos que mueren en agonía en unos pares de segundos, la ausencia acostumbrada de la melodía visible, el opaco y bajo tono que la producción conecta bien con la audición, el fúnebre y cavernoso ambiente tanto en las letras como en la música, las secciones rítmicas ordinarias a cambios extraordinarios, el hacha y monstruo que es Mark y la llaneza compositiva que prescinde de todo adorno superfluo y que abastece la esencia aflictiva de todo álbum Death/Doom.

Una vez dicho esto, no se puede seguir redactando este sumario de conclusiones o sinopsis, porque poco hace falta para llegar a la monotonía de las palabras para referirse a los siguientes temas, ya que el material expone entre las canciones una similitud moribunda. Eso sí, no carecen de imaginación pero al tratarse del Doom un poco más extremo, debemos de tener cuidado a donde pisamos, y eso, haría añadir más de lo mismo, aunque comparativamente con el inicio, hay mejorías. Exceptuando el cierre final, que es: “Beyond The Gates Of Afterdead”, donde da unas caminatas en un ritmo de vaivén distorsionado, para formular un extenso corte de casi 10 minutos que destituye toda salvación al oyente menos experimentado y deleitarnos con una ultima dosis de calidad.

Y aquí estamos con “Zzooouhh”, que pese a su solitaria vida, penumbrosa propuesta y extraño titulo, no adquiere ninguna originalidad que parte por sí sola para influir severamente en el futuro, solamente padece el síntoma del arquetipo de Helhammer u otras ramas, innegable e irrefutable, pero no quisieron a cuenta propia explorar, más de lo que hicieron. Aunque no este mal ese propósito, siempre habrá esa sensación de logro insatisfecho a gran escala, que seguramente es lo de menos en estos casos. Pero, lo que hizo Cathedral (por no decir otros grupos que fueron codo a codo) con su “Forest Of Equilibrium” un año después, no lo hizo Delirium, y tal vez, exceptuando el mercantilismo y el auge, esa fue la razón por la que mueren grupos como éstos, por no tener una proyección más grande o simplemente por no nacer como dioses. Aunque una cosa no quita la otra: este debut…Es Tremendo: es fangoso, asesino, asfixiante, pesado, denso y sobretodo: PRIMITIVO.

Por último, y no menos importante: La Portada. Como si fuese un individuo, al que se le desmenuzó y despojó el cuerpo para conservar la cabeza. Con el motivo de encerrar ese pálido rostro humano en un frasco, como si se tratara de un sentido visual sobre la música que encontraremos. Sin dudas, junto a la calidad musical, es lo que más atrae a los neófitos en busca de un nuevo tufo abstracto.

Aquí, se cierra un capitulo más de la historia, de una Obra que pasó inadvertida sin dudas, de otro relato auditivo de terror, de un descubrimiento con la pala en tierras de tulipanes, de otro grupo sustancial de la movida, de un trío que destacó más por lo que hizo con sus influencias, que con lo influyente que fue.

Discazo obligatorio para fans del gremio Doom & del Death!!!






Nota: 8.8


Publicado Por: Zdzislaw Beksinski


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