Muddy fue un músico muy renombrado
de la escena de chicago blues, a su vez, uno de los principales pilares en el
sonido de escena; participe de un sonido más crudo, con guitarras eléctricas y
de una sonoridad más lejana del típico delta blues de la época. Cultivo sus
canciones con excelentes interpretaciones de la mano de Little Richards en la
harmónica, contrabajos a la vieja escuela orquestal y pianos charles de un
nivel técnico casi que critico para su época.
Muddy, a parte de tener una voz
prodigiosa y carnal, contribuyo inmensamente en nuevas estructuras con la
guitarra eléctrica, como el uso del Slide, siendo influencia para posteriores
guitarrista de hoy un astutísimo nivel: Angus Young y Jimi Hendrix aseguraron
ser influenciados por el sonido de Waters en su tiempo, y muchas de sus
canciones fueron inspiradas en este blues man. Por ahí se vislumbran algunos
cover de zeppelin “You Shook Me” por ejemplo, y gran armazón del blues
británico fue permeado, nuevamente, por Muddy. En cuestión de influencia el
tipejo éste no fue cualquier garrapata.
Muddy Waters Sings Big Bill, o mejor
conocido como “Sings Bill Song” fue el primer disco de este estratega del
blues. Para la 6ta década, ya la segunda mitad del siglo XX, el blues ya había
tomado cuerpo antes de la segunda guerra mundial, Muddy de alguna manera renovó
ese blues de antaño y llevándolo un poco más a la tecnicidad del mismo género.
Ya que el delta blues, esa desdentada y primera gesta del sonido blusero, aún contenía
ciertos vestigios de música pedregosa y sencilla, con la llegada de la
postguerra y todo el sonido de chicago por obvias razones se iría amplificando,
no sólo en cuestiones liricas, sino en un sonido más versátil y menos
“anacrónico” En fin, en el caso de Muddy podemos palpar de manera intrínseca esos
elementos de los que hablo en este primer álbum.
Hablando más de lleno en su sonido.
Tenemos pianos con una agilidad impresionante, soltura y cambios de tonalidades
en expresiones moderadas, estridentes y acompasadas, con un derroche de
pomposidad y pequeñas volutas que van despuntando en hirsutos ritmos
agradables. Este es el primer plano de la música del disco. Pasando ahora a la
intérprete y anfictiónica “percusión”, esa batería que se aleja de los ritmos
africanos, tenues y umbrosos, ahora, con esta propuesta interesante escuchamos
resonantes torbellinos, por momentos histéricos, pero sin llegar a tocar la
apoteosis impresionista ni nada por el estilo. Pero, admitir con franqueza que
en unas canciones escuchamos algo de pentecostés, esos momentos doraditos y
calientes.
Vayamos a la guitarra. Bueno,
señores, creo que es delicioso escuchar esos lagartos de solos que nos echamos
aquí: una buena dosis de enjutos y pegajosos ritmos antiquísimos, mostrándose
mucha personalidad e increíble conmemorativa a la hora de centrar esos pinito,
pero trabajados cambios tonales en su guitarruchona. La voz de Waters es muy
encajada, creo que no es tan aulladora (Ya saben a que me refiero ¿no?) ni
llega a molestar con alaridos, gritillos, vibratos patanes o alguna
pseudotécnica “única” de canto. No se me vayan a rascar el ombligo,
pueblerinos, ¿eh?... siguiendo, su vos es clásica y con muchos colores dentro
de la masculinidad que atribuye su canto; en las partes melodiconas tenemos al
negro cándido y amable (Esta clase de canto sería muy rallado para el soul y
género venideros) por lo que cabe no hay que subrayar de su voz.
Pero, ahora, la mejor parte, Ja, si
señores: “La armónica”…. Quisiera saber quién es el sujeto, se rumorea que
“Little Richard” sea quién sea, mis amiguitas, el tipo que hace los
entrecortados, desmenuzados, coléricos, hasta quiméricos y cromáticas armonías
se lleva el papelón y la olla de la fortuna. Va marcando y serruchando todo con
una pulquérrima presencia dentro del emporio musical. Si ya de por sí la
guitarra y el piano hacen el afilado y peligroso camino ni que decir de ese
histrionismo despuntado que la harmónica
ejecuta en entradas y salidas, introducciones y fraseos atípicos del
empapelado. Faltaría mas, sin harmónica difícilmente esto sería blues. Duele a
quien le duela, sóbense sí es así.
Para no ser tan macarro y
sinvergüenza, también aplaudir el labor del contrabajo que se ESCUCHA, no es
desbordante y desequilibrado, pero sí está con un abrazo erguido sosteniendo
toda la agudeza y chirriantes vueltas por cada uno de los anteriores
instrumentos. El rompecabezas tiene su detalle y pierde algo de fuerza, para mí,
en el lado b del disco, aunque, me imagino que después de los anales eso quedara
en tercer plano y su mención picara la nariz y risa inevitable será.
En las canciones que más se destaca
nuestro querido negroide es en “Just a Dream” donde escuchamos los cadavéricos
cambios de ritmo del rock n roll y su sintonía natural con el blues y la
inmanencia perpetua e inmemorial que se destaca. “Tell Me Baby” (perdonen el
desorden) con que empieza el álbum, se escucha legible y pirenaica, algo rocosa
y garbosa. “Doble trouble” con el piano enojada y ojeroso, acérrimos a dejar en
ridículo a su padre (La harmonica) se muestra confiado y extremadamente
virtuoso; muy recomendable la rolona. “I Feel So God” tiene malicia, y es donde la harmónica
garabatea y se eriza mostrándose seria y chula; jugueteándonos en tramos
lisérgicos, orgiásticos y picarescos. Increíble, no chinguen.
“Hey, Hey” es la última hora de
clases de Waters, sí, ya casi toca el timbre para salir a receso y el muddy nos
tiene sembrados con esa moldura, madera y roñes al momento de recitar y claro,
sus músicos (Por falta de información me disculpo de no mencionarlos) que están detrás, no son cualquier oruga
envejecida y con ganas de marcharse a su covachas mugrientas. Totalmente
asombroso el ejercito de el hombre salchicha (fíjense en la portada y sabrán
porqué) y su escuadrón engrandecido, militantes y expertos en sus esferas
áulicas.
Para ir dándole molote, y concluir
con su sonido, no que ápice que agregar, ya que por lo mentado no hay mucho de
que irritarnos, blues hecho con blues y para el blues. Totalmente recomendado. ¿Y
la portadilla, mijo? Tómense una copita del vodka más barato, agarren a la
vieja comadrona de su vecindario, frótensela en su genitales y tóquenle una
canción para hacer la experiencia demoniaco-amorosa…. Pónganse el traje de su
abuelo salsero, y un collar chapado y tómense la foto de perfil con la guitarra
de palo… tal vez se asemejen a muddy, aunque no lo creo. Portada garrafal y
horrible como ella sola.
Perros estúpidos y vagabundos, creo
que no hace falta hincharse más los dedos escribiendo mierda, mejor denle un
repasón al salchichón humano, o se les caerán los dientes, usen o no
dentífrico. Disco muy bueno, agradable, rememorando épocas solapadas, tal vez
solariegas y socavones musicales en plena escena. Bájenselo (no está tan fácil
hallarlo en 320, pero aquí nos fajamos para traerles la mejor calidad posible y
si no la oyen pues no hay pedo… más para nosotros jajajaaj) Ya, ya BAJENSE ESTA
MIERDA Y PUNTO.
Nota: Un 7.8 como una colonia de abejas africanas
asesinas que te picaran las nalgas
Publicado Por: Albert Spaggiari
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