Vaticine tu muerte, sentí como un cuchillo congelado entró en mi hígado al verte débil. Eras fuerte, robusto, sabio y grisáceo. No sé si algún día me podré comunicar con vos, negro. Solo pienso que al parpadearte dos veces me miras con temple. Me enseñaste mucho, y hoy te debo tus virtudes, hoy dejo de ser apartado por el corroído miedo, dejo de ser un penoso que le tiemblan las piernas. Vos, mi negroide me diste algo que nadie me ha dado en este mundo, pensar que nosotros como especie podemos ser observadores indiscutible de un amor sencillo, y, claro, participes de ello.
Mientras te escribo esto lloro, porque se que ya no estarás en mi hombro maullando con tu ternura de la buena.No te perdono tu perdida, porque me has dejado rota el alma, pero siempre te amaré, aunque el alba nos vea descansando con frio en nuestra guarida.
adiós mi negro, me diste tanto y yo tan poco, adiós mi niño anciano, adiós mi alma de diamante, mi gato negro que brillas sin lustre, que ve sin recelo y que ama en silencio.
Solo no aprendí algo de vos, a no amarte en oscuridad. Te amo en mi claridad, y mi llanto de alguna manera me hará sentir que solo te vas de paseo, pero mi roto corazón esta como un nubarrón, negro y deshaciéndose, esperando una roce escurridizo tuyo.
Fuiste el negro, fuiste vida oscura, fuerza impoluta, dolor tenue y amor perdurado. Duerme negrito, duerme y ya no sufras, porque si sufres, mi alma te buscará y no te hallará, negroide androide. Adiós, mi niño. Te amo hasta lo mas profunda de mis tuétano, si pudiera al menos verte menos tieso, menos moribundo, menos muerto te diría que el mundo sin vos aun no brilla, pero lo hará en tu memoria.
Siempre te amare, te recordare, siempre te cargare en mis brazos mientras tu cuerpo laxo se dejaba llevar por la confianza inquebrantable.
Te amo, mi negro. Mi negrito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario