Qué hay mis muchachones adictos a la cafeína
barata? Pues, ni más ni menos que hoy nos cae el porrazo de incertidumbre y díscola
ambición sobre como terminara el especial de bluesito. Bueno sin más preámbulos,
en este chucho y maloliente domingo, les traigo un poquito de salsa picante y
jalapeño chili combo picoso y ardoroso para aquellos que están a punto de
perder los tímpanos por escuchar orquestas a las 5 de la mañana y bailar con el
guacamayo del vecino de lunar canceroso de la par.
Para esas cotidianas aflicciones, señor y
caballo, le tengo la cura, el remedio perfecto para los hongos y el malhumor,
un poco de Junior Wells… bluesesito de mediados de los 60s, ya cuando el
esqueleto B.B. King se regurgitaba por los venideros 70s, aun había mara fajándose
y gastándose su lanita en conseguir un éxito a lo Open English … a grabar y
rodar el tamal desvencijado y desecho por el viaje y largo camino desde oriente
a poniente. Negro simpático de boina característica con holgados trajes y una
voz quejumbrosa y desecha, Wells era el apadrinado de gente como Muddy,
Little
Walter Mercado y esa gente de marte o chicago, lo que sea, endiosarores
endosados.
Junior emigra desde su natal Arkansas,
para caer en la olla metálica de ornamentación rupestre y clavijera del
bluesito, Chicago, de lo que mas tarde surgía una horda de enfadados raperos a
tirar virtud, caca y otras hierbas (No yerba) en fin, lugar de paradisiacos y cosiacas
sueños frustrados, donde gente se quedo sin sustento por aventarse de reveces a
la música, penosos casos donde muchos tuvieron que caer en la mendicidad y no
trascender más allá. Junior le tocó la suerte del duende patudo y narizón, el
duendón de la maleta roja y billetes agrestes. No fama, pero sí el
reconocimientos en su séquito y selecto publico “oído fino”, pasen adelantes
señores snobs, que ustedes también tienen mucho que ver aquí, no olviden el
catalejo y la leontina, el libro metafísico de bolsillo y las chucherías de
trajes negros apinguinados.
Como decía, don Junior, fue un cafre tocando
en distintas ocasiones con los Stones, ya que su tardía aparición en el
mundillo “Blues-Blues” le dejó una camada de jóvenes más violentos e iconoclastas
que ya estaban aventándole mucha destreza al blues, jóvenes ingleses que postergarían
el sonido blues hacía otros lindes. Don junior tuvo ese factor sorpresa y
musicalmente génico que lo convirtió en un músico contemporáneo con algo que
expresar más allá del típico y austero blues de principios de los 50s.
¡Es mi vida, bebe! (It´s My life, baby)
no se dejen convencer por el titulo Madonna-Michael Jackson vs Bon jovi. En
resumidas cuentas, en este albumnotete, tenemos buenos minuendos (Resta) del
blues de antaño, aunque minúsculo como una pulga. Pero, antes de que se me
alebresten, debo advertirles, para todos aquellos “Megalómanos ortodoxos
reprimidos radicales” (Aquí siempre habrá espacio para ellos) que el álbum en
sí, tiene varias cosillas distintas, como por ejemplo: 1 – las canciones están
intercaladas, esto quiero decir que hay algunas canciones grabadas en vivo y
otras de estudio, para ser más detallista las primeras dos y unas tres
canciones al final. 2 – en algunas pistas, aunque cuenten con una buena calidad
(320kbps papá) no se escuchen del todo refinas como una de estudio, y no quiero
verme en la penosa situación (Porque ya estás grandecito y con bigote de
albañil y jeans de manufacturero) de explicar eso.
Ya si eres muy quisquilloso sigue escuchando
los gases contenidos de Rush. Bueno, pasemos al otro punto.
Debo de admitir que todo cabe y se juega
en una experiencia personal a la hora de escuchar un álbum, y no hay receta ni
privilegios áuricos en la escucha independiente de cada álbum (Eso sí, si solo
escuchas rolas de relieve, dale, anda compra unas bolsitas con zapote y leche)
pero, lo que s i es necesario es escucharlo varias y detenidas veces para tratar
de entender el concepto musical y lirico del álbum. Y lo digo porque a veces
podemos decir que tan horrendo es un disco por su primera impresión, ya a las
vueltas, hallamos esa sabrosura. Así, que para aquellos, paciencia, no se
pierde el tiempo, se gane música, recuerden.
Bueno, ya basta de darnos aires
congelados de charamusca, vayamos a la reseña de una puta vez.
Blues dicharachero de ritmos bailones y “Swings”
acoplados a una dinámica aparentemente aburridona, pero con un carisma
impecable. Semilla de un blues con experiencia y sin faltas de ortografía con la
tinta de la vena musical. Hay divertidas partes rítmicas, como cambios lentos y
pasmosos, algo fangosos y de un poquito más de atención para el escucha novel
del blues (Como yo). Como siempre tenemos harmónica, piano, guitarra eléctrica,
un bajo gordo, y una voz llena de vigor y entusiasmo. Tenemos algo de Shake
Shake… algo de movedizos y parpadeantes ritmos innatos de Wells (Hago referencia
Shake it baby, donde el Junior de boina nos sorprende con repentinos aplausos
EN ESTUDIO, es como cantarte el feliz cumpleaños a ti mismo…. Qué espontaneidad)
Lo que me gusta es que por primera vez, ¿quieren
ofenderse oféndanse perros? No hay estallos histéricos saturados de sólo un
elemento sonoro… pellizcamos, por veces, ese sistema de composición en ritmos y
cortes (El metal aún estaba dormido,
pero la pequeña reminiscencia se palpan en gotitas de blues como este tipo) muy
fecundado por el rock y el sacro santo metal. (Hey, ¿Por qué alabas tanto el metal?
Ubiquémonos. Cállese perro, conozca sus orígenes y no venga a sermonear, “monsergoso”
imbécil vagabundo de manos sucias)
El vaivén se junta con solos exquisitos,
como tenía tiempos de no oírlos con esa cadencia perfecta, de esa guitarrita eléctrica.
Blues que se disfruta tanto en grosura, delicadez y vivacidad. Me gusta ele estilo
de composición del negrín de boina jocosa. La producción es rescatable e incrementa
de menara sustancial los valores cualitativos (Dada la época, ¿no?) También los
solos y interceptantes vs… con guitarra, harmónica y teclados menos excitados.
El disco, quizá por su formato debe estar
considerado un semi-en vivo. Pero, con una recopilación de temas rejuvenecidos
y certeros. Portada, basura, como muchas (Entiende el concepto amigo. “Chúpala,
idiota”) ¿letras? Ni verga, que hable de osos polares apareándose si quiere (Desventuras,
desamores, desaires y otras especias frito lays) no me interesa de lo que
hable, aunque ya sé por donde se orienta. ¿Imprescindible? No viejazo, aquí te
dejo la mejor rola, para mí, para que te vayas cerrando la bragueta que la
tenes llena de estiércol: I Got A
¿Más canciones a
destacar? Para que, sí te gusta la de arriba ya sabes, me entendes, va? Bueno,
perrote gordo, te bajas el álbum o te cae un sicario armado hasta los dientes:
con esas balas que se pueden usar dos veces, y con ese lingote de municiones
mexicanas y con bazucas cafés verduzca a lo Gta San Andreas. En fin, disco,
bueno, para echarse en el sofá y rascarse los pies hongosos y soportar el calor
africana de mediodía y el mordedor dolor de espalda por cargar bultos ajenos y
que te agarren como cholerin.
Bueno, compa, te
dejo, que voy a ir a traer las torillas donde marta. Ya, sin tanta pendejada. Bájense
el álbum.
Nota: 8.0 rozando el abismo y si te caes te pongo un cinco
Publicado Por: Albert Spaggiari.
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