Claude Debussy es un
compositor francés, nacido en Saint-Germain-en-Laye, en 1862 y un reconocido
nombrado a finales del siglo xix y comienzos del siglo xx, siendo una figura
central de lo que se llamaba música impresionista, gracias a sus obras y su
manera de explorar la música de sus antecedentes con la expresión abierta que
tenía en mente al componer.
Desde su interés a la
música hasta ser parte del conservatorio de París desde los 10 años a los 22
años, muchos lo consideraban como un rebelde y loco por su atrevida expedición a
salirse de las reglas, que una vez estuvieron establecidas para elaborar ese
estilo de música y que fue tachado como un mal estudiante y reprobando en
ocasiones, gracias a que sus profesores se regían de las “reglas”, lo cual Debussy
odiaba ese dictamen académico que tenían por la música, ya que él estaba en desacuerdo
en poner limites a algo que tanto amaba.
Concluyendo la infame
niñez que tuvo, nos pasamos más adelante… Donde finalmente aparecieron las
obras, donde tenía una trayectoria musical reveladora para ese entonces, ya que
de alguna manera logro expresar sus ideas y su imaginación, siendo totalmente
acreditado como un símbolo de la Francia, con obras como: Preludio a la Siesta
de un Fauno, Syrinx, Claro de Luna, Pelléas et Mélisande, Danza Bohemia,
Nocturno, La Mer y un maldito etcétera lleno de un consistente legado,
alrededor de las fechas dichas; finales del siglo antepasado y comienzos del
siglo anterior a la actualidad.
Lo anterior dicho, es
para darle un poco más de renombre y saber algo más del tipo exceptuando de la raíz
del asunto. Pero.. Sin tanto parloteo adulador o estúpido, el cual se fija un
poco más a la prematura vida y el pensamiento del señorito centraré un poco más
el tema, el cual es: La Mar, Tres Esbozos Sinfónicos trabajados en una
serenidad nata en un puerto de la antigua tierra francesa, de ahí, se inspira
Claude para armar 3 movimientos de los cuales muchos tienen que ver con los
recuerdos que tuvo, añadiendo que fue marinero y de tal grado de satisfacción por
el mar y todo lo que lo rodea, que si no fuese sido un compositor, hubiera
empleado más a fondo ser un Marino de por vida, dicho por la lengua de él mismo.
En fin, no pudo
evitar unir sus anhelos extra-musicales con su carrera que estaba dando fruto,
tanto que le llovían premios y sin duda alguna una combinación perfecta para la
música que ejecutaba era la identidad básica entre la omnipresencia de la
naturaleza, un dardo bien disparado para lo que se llama impresionismo musical.
La apertura orquestal
comienza… “Desde el amanecer al mediodía en el mar” con un lapso que empieza
suavemente hasta escasear con pequeños cortes con percusiones y toda clase de
cuerdas fijas, pero susurrantemente como un ambiente de un puerto europeo al
salir el sol, con la calma sintonía que va y viene sin tanta prisa, adornado de
arpas, pianos y melodías concurrentes que conlleven a explicar el comportamiento
del despertar el azulejo paisaje.
Como si fuera poco,
Debussy en los 3 cortes entona su peculiar estilo de fusionar flautas o clarinetes
con los trombones y una mezcla liberadora en que se escuchan los instrumentos
con una soltura en que no se limita por las notas reglamentarias, lo cual hace
identificable el sonido peculiar que propone el francés para innovar y llegar
más lejos de lo que estaba este genero, haciendo colores y matices de riquezas
instrumentales en varias composiciones, demostrando de una forma tan madura el
sonido real que estaba escondido en los ritmos.
El segundo manjar “Juego
de Olas” es un poco más alentador y despierto, jugueteando entre las espumas de
cómo caen y regresan las olas, simulando con Violonchelo y Violines la pesadez
y tranquilidad del vaivén de la marea que atrae las olas y claro, con la
orquesta que se necesita para situar momentos más graves con desenvoltura a la frágiles
estructuras de los instrumentos de vientos hacen a la perfección el contraste
que quiere dar el autor.
Finalmente con “Diálogo
del viento y del mar” se expresa lo
turbulento que en situaciones puede ser tratar con esta sustancia vital, en que
esta más salado y formidable. Con la contundencia de los Tambores y el grupo de
en que sigue una línea dispersa hace notar que el punto flexivo de la obra,
esta más notable que nunca; cada titulo presente es más el forcejeo que
arrastra las armonías correspondiente para llegar el final de la obra con una
fuerza y sobredosis, llevando así una intensidad que sugiere una tormenta.
Vemos y recapacitamos,
al darnos cuenta que la idea central de todo esto está en proponer y sugerir el
Mar, de cómo actúa este miembro de la naturaleza con nosotros, lo aclaro para
aquellos que esperan que se describirá y se interpretará el sonido oceánico,
no! Para nada, aunque el titulo engañe a las moscas que esperan gaviotas y el
oleaje para percibir el ambiente, es todo lo contrario.. ¿Qué cuesta más? ¿Crear
un ambiente de los 7 mares o sugerir con los hábitos marinos el extenso azul? No
es cuestión de responder, ni asuntillo para ser prepotente o decir que lo difícil
le gana a lo fácil, NO, eso no es cierto, lo cierto es la vibra y el alma en
que se entregan y la pregunta hecha es para fijarnos entre nuestras narices
feas.
Hablar y balbucear
como imbécil que mete la cabeza en el refrigerador, me parece de lo más inútil en
este caso, ya que no observaré como alienígena cada instrumento y describirlo como
un pelele, no da al caso y mucho menos para extender esto y hacerlo sin
emoción.
Volviendo al jocote fogoso;
la obra en su totalidad tiene una concordancia magnifica y espectacular, haciéndola
algo más ingeniosa si hablamos musicalmente como conceptual, provenir con la
idea de hacer algo nuevo, nos trae a la mente a Debusy y sus obras que escapan
de la imaginación para ser vistas y escuchadas, en este caso La Mer, es una Oda
orquestal muy bien formulada y llena de incursiones que desbordan a plenitud
con los instrumentos necesarios, que se fugan de seguir el mismo tono y se
encuentran evocando multitudes de timbres y ritmos con la magia que se presenta
el mar, más que de su apariencia, una meditación de su carácter.
“No existe una
teoría. Sólo tienes que escuchar. El placer es la ley. Me gusta la música con
pasión. Y porque me gusta trato de liberarla de las tradiciones estériles que
la ahogan. Es un arte libre que brota - un arte al aire libre, sin límites,
como los elementos, el viento, el cielo, el mar. En ningún caso debe ser
cerrado y convertido en un arte académico.”
Claude Debussy
Nota: 8.0
Publicado Por: Zdzislaw Beksinski
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