A veces las espumas nos traen un
paraje saludable, con reminiscencias de música ejecutada seriamente, con
elementos potables a resaltar. El New wave como fabrica (ligeramente hablando)
sembró una horda de bandas que nacen del germen rollizo para convertirse en
simples nenas de baños rosas, a veces hasta putas de boca grande más plásticas
que las bolsas de supermercados. Duran Duran; desde ya hay que decirlo es una
de esas bandas chicles que se regocijan en su música plástica y poco
alentadora. Como bien se ha dicho, desde este punto, lo que veremos puesto en
el escritorio no será papelería ejecutiva.
Y para colmo un álbum que sólo
simplifica los elementos del mismo género; esto quiere decir, que en vez de
añadir una aura de transgresión, se acomoda fácilmente a hits radiales, de
noche motelera o de simple olvido barrachín. Pero, no me crean un duro acérrimo
de las tachas y las plumas avejentadas del jebi corbatudo; ya que también
bandas como Prince pueden hacer algo mejor que una bolita de heces diurnas y
repetitivas. Por ende, no metamos al Prince con “Rio”… ni a Depeche mode (Los
putos amos, he dicho) ni cualquier calaña digna. ¿Qué estás tramando, Duran
Duran, no es la hostia? Para ese Calipso adjetivo hay que tener las muelas
duras, para aguantar dos sendos puñetazos en los jetones de enfrente.
“Rio” es la clase de álbumes que se
tienen que olvidar, porque su única propuesta tiene cabida en la radiofonía juvenil;
sintetizadores vulgares y simplones, con bases monótonas de estilos sencillos y
pasajeros Tracks que van directo al recto, para subsecuentemente expulsar con
hastío o agrado. En mi caso con una noción agridulce del pasadón de huevos que
se le da. Si bien este sería su segundo álbum, en lo cual para mí su nivel bajo
increíblemente. Las canciones se olvidan de los excelente samples fotográficos,
para darnos coritos de 12 PM de algún instituto público, de aquellos que hacen
Covers de Europe en el solar.
Temas aburridísimo, pasajeros, con un
ambiente deplorables y con composiciones ni siquiera llegando a lo básico, más
bien acomodándose en lo patético. El bajo hace la estancia más pasmosa,
repitiendo las mismas líneas bajas versatilidad o acompasamiento lineal o
unilineal. Los teclados son la dosis perfecta para el sueñito; Apaga la luz y
vámonos, por la puta. Sí, pero la producción está por las nubes, aunque su
propuesta más nula que el cero. Siendo sinceros, el camino que dirigieron en
“Rio” pseudofiestero, “polifónico” y agradable, no es más que una rodada de
escarabajos; una mierda absoluta. Sencillez
pedestre. La falta de originalidad es otro factor providencial, que como
antes he dicho, lo agotan en sentido contrario: no ocupan ni un ápice de empeño
por destacar.
A decir verdad reseñar algo muy flojo,
pone a cualquiera de malas; sin embargo estar oyéndolo a obligatoria manera, me
pone peor. Arte bastardo, producción cilíndrica, purísima. Señores, este
espacio se abrió para no tener que oír las inmundicias de la radio, pero parece
que con este disco nos descalabramos en una total desaprobación. Recomendado
para los que escuchan radios nacionales, de musiquita de revival, o mierda de antaño, que jamás nadie quiso ni
ponerle los codos…. Pasemos al otro peldaño. Y para los durangeros pues, lo
siento, qué asco de álbum jaja!
Nota: Me enseñaron a ser descarao con un buen 3.0
Publicado Por: Albert Spaggiari.
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