Los factores que
hacen de Japón, un lugar sumamente fértil para la experimentación, la música de
culto y en general el arte. Es el ritmo de vida y la cultura que existe en el
país asiático siendo decisivo para que esto pase, son las válvulas de escape a
una vida de represión y control excesivo por parte del gobierno. Un país que da
más de lo que podemos esperar. Boris, banda que con más de 20 discos en el
poder, han sabido rendir en el tiempo tocando diversos estilos por toda su
carrera, desde Pop Rock, Sludge Metal, Stoner Metal hasta Doom Metal, Ambient,
Noise, Drone y la lista sigue… Cuenta la
historia de muchos testigos que cada álbum es un universo distinto y en una
entrevista se dijo que para ellos cada material que sale, es como ir de viaje a
un país desconocido.
Un trío conformado
por Takeshi Ohtani en el Bajo, guitarra y Voz, Atsuo Mizuno en las percusiones
y vocales, luego Wata en la guitarra y vocales. Con esta misma alineación desde
1992 se han planteado ideales diferentes entre ellos, donde el terreno que tocó
aquellos tipos de los escombros, fue el: Drone. Y no cualquier cosa…”Absolutego”,
un debut de una hora de solo una canción que reproduce las vibraciones características
del género que se utilizaría más tarde en posteriores agrupaciones. Siendo el
debut una pieza que define el genero. Luego de un avistamiento “ruidoso”, se
enmarcarían a una madurez evolutiva: “Flood”, tercer panal y segundo en
desprender una pista de hora y diez minutazos (la edición que traigo está
dividida en 5 partes), sacado del horno en el nuevo siglo: 2000.
Antes que nada, no
tragaremos insoportables vibraciones que destrozan la Tierra, ni una atmosfera
opresiva, aterradora, sombría y cualquier sinónimo de oscuridad Metalizada con
guitarras. En esta ocasión, se conforma principalmente por desplegar tu imaginación
y creatividad al paso de los tiempos. Con muchas siluetas de detalles ensoñadores
y pasivos que paso a paso crean un ambiente de melodías y tonadas que solo un
robusto y feo tipo puede despreciar la belleza acústica que impregnan en todo
el material. Pero más que eso, la simplicidad de sus notas transmiten emociones
y sentimientos capaces de conectarte en relajación con la honestidad y los
lapsos largos de meditación. Puede que se le haga largo el trayecto pero valdrá
la pena.
La madurez del grupo
es reflejada por despojar y desviar las sondas Noise en un entorno más épico y
memorable, cortándolos en ciertos momentos, que solo la reiterante y detallista
línea que prosiguen por minutacos es la base de un calmado mar azul y
silencioso que abunda la gravedad de la temática. Algunos olores psicodélicos y
espaciales que se esparcen con tonos dulces en la guitarra, Efectos nublados y
algunas voces en susurros. Son algunos factores que incursionan un nuevo
seguimiento. Sin perder el hilo de las cosas, nos damos cuenta que el Drone no
es un estilo preciso, sabiendo que las variantes pueden ser añadidas sin molestia.
Sin la necesidad de convertirse en Black Metal, Vanguardia u otra cebolla. Pero
siempre con su toque abrasivo que lo distingue.
¿Por qué digo tal
cosa? Porque además de ser una verdad patentada en varios casos, uno puede
apreciar el sentido y el efecto que propone el músico cuando escuchamos “Flood”,
donde la música Ambiental domina un juego totalmente suyo, donde muchos
recuerdos o paisajes pueden ser pre-visualizados con la música de los japoneses,
sin desmembrar el gen del Drone. Pero el mar es lo primero que viene a la
cabeza con la portada simplona y explicativa de los sucesos armoniosos del
álbum. Donde en el centro, en la parte II y III, los epílogos, fases y pináculos
que revelan la maravillosa faceta que hace que se aprecie el disco. Como si
fuera un cuento: Inicio-Nudo-Final, donde el ombligo son estas partes y la
parte más interesante concluye por aquí.
El orden natural del
Mar calmado que desprende su furia en las tormentas, donde ese perturbador
suceso no sucede en el disco, ni ocasiona una explosión de rayos duros
representados por amplificadores a punto de romperse de la distorsión, es
inmune al contemplar lo que es el Mar: Un Mundo Maravilloso, observado desde el
plano de la calma gracias a la tercer placa de Boris, que también nos atraviesa
en distintos campos que nos haga recordar el disco. Porque después de todo, no
solo el mar es protagonista, también lo son los sentimientos. Siendo una
atmósfera que nos llueve de pensamientos profundos. Una observación que
deleitará esta perspectiva son las notas altas con el tono claro de la guitarra
de Wata sobrellevando unos simples acordes lo que no puede decir un humano a semejante
hecho.
Incluso las transcendencias
del Noise, no son caóticas, todo recreado en el fin del épico trayecto que han
transcurrido, donde la batería más pesada que un edificio y unas cuerdas de
hierro inundan literalmente en unos minutos de la parte III, creando el momento
más memorable y digerible de TODA la hora, y aún así, complementando la idea acústica
con melodías vocales y Riffs cargados. Y la coincidencia de todo esto es que
dura menos, debido a que su tema central no es ese. Aunque le añade fuerza y seguridad
para remediar un poco los ecos, las baterías pellizconas, el oleaje tranquilo y
un largometraje un poco pasadín…Luego Wata cierra la tercera movida con la
guitarra distorsionada al más estilo Drone.
Cabe destacar el
centro, ya que su inicio conmovedor arranca el clima pacifico que redondea la mayoría
de los ángulos a “Flood”, El final con el bajo y el gong nublado, como si
tratasen de representar el efecto post-apocalíptico que causo el intermedio de
la tercer track. Pero supongo que ese no será la causa de su casi silencioso
aire frío y oscuro, donde son más escasas las utilidades instrumentales, donde
sobresale su fin a las emociones, porque creo que fue suficiente con el
traspaso de emotividad y ecléctico oleaje que nos hace viajar a otra dimensión.
Por ello, creo que es un inicio y un cierre pasable y un poco echado que
desproporciona la calidad en un goteo, ya que es comprensible los hechos
ocurridos en el intermedio, en el ojo y corazón de esa portada que enriquece el
tema.
Ya no hace falta
repetir en varias ocasiones las palabras que están fuera de lo ordinario, que
no se expresan diciendo lo sentimental que es, si no, escuchando esta pieza impecable
que transciende las barreras musicales, solo apto para aquellos que tienen alma
y oídos abiertos a una nueva experiencia que no sé si les cambie la vida, pero
que seguramente se conectarán más allá de lo que aparenta la música. Si crees
que Japón no cosecha musicalmente algo bueno, estas perdido…
Nota: 9.0
Publicado Por: Zdzislaw Beksinski
Has mejorado muchísimo con la pluma, Beksinski. ¡Sigue así! En cuanto a la banda, me reservo una opinión concreta, a penas oí de rebite el `Absolutego´ casi 15 minutos, o sea nada. Pero, de lo poco que oí me dejo atragantado (Pero, nunca empalagado).
ResponderEliminarTanto como veo las cosas para llegar a Boris, tendré un largo camino aún por facturar y currarme en las escuchas. Aunque esta patente que se encuentra en el blog (Como la reseña y el disco sujeto) están enriqueciendo el blog. Bueno, a ver que se viene después.
PD: Me imagino que este especial caerá en el paredón de los olvidados, tanto sólo para nosotros será digno de ser elevado.
¡Saludines paladines!
Graxiax Men! Sé que no hay ningún Cuericaeno aquí, pero cuando hay ánimo, estilo y gusto por lo que uno escucha, lo inspira a escribir varios detalles y observaciones del disco.... Y si no las hay, igual queda patente las publicaciones y sobretodo las notas de cada material.
EliminarCon Boris hay que tener paciencia y oídos ajustados, porque el camino puede ser largo, pero cuando se acerca uno al primer pinchazo siempre son las mejores experiencias. Con respecto al "Absolutego", tienes que despacharlo y masticarlo con la idea de que escucharás una Roca que siente gusto a lo largo de la hora.
El especial del Drone tal vez no sea el más alabado, pero será recordado por nosotros, no por la gente que busca por la etiqueta "Metalcore".
-Beksinski.