viernes, 20 de junio de 2014

Khanate - Khanate [2001]



Antes de entrar en las catacumbas del ermitaño, te aconsejo que seas consciente porque cualquier cosa que hagas, no evitará que el ermitaño con sus pies largos, su cabeza de jocote y el tamaño abominable de su verga te viole y te mate con la facilidad de doblar un papel en segundos y con la fuerza de un albañil en el sol. Favor no arrastrarse bajo las faldas de alguien para evitar contacto con la traumatizante bestia, no resultará efectivo. Con el vapor, las tortillas re-quemadas, el polvo en tus crocs nuevos y la lámina destruida, no es recomendable el asomo por las ramas Drone del orden dórico, y me refiero a la arquitectura más clásica del “ruido” este. En estos casos es mejor el silencio, la tranquilidad y el oído amplio como el orto dilatado de un elefante, para apreciar esta propuesta.

Pero bien…Nos tiramos hacia el pozo con todo el pavor y sudor helado encima, para desglosar aquellas etiquetas de “supergrupo”, del cual envío uno: Khanate. Banda Agringonada por mamuts renombrados como los compañeros del Grindcore: Alan Dubin en Voz y James Plotkin en el Bajo, donde pertenecían a la escuela perruna del Grindcore más primitivo (O.L.D). Ahora como sanguijuelas en el proyecto Doomer, del cual partirían espacio con el baterista Tim Wyskida y el sinvergüenza de los Sunn: Stephen O'Malley en la guitarra. Corría el año 2001 y las bases más puestas que cualquier cosa. Solo faltaba portar algo que de crédito de tu trabajo. No necesariamente dinero. Más bien calidad, respeto y sentimiento por lo que haces.

Si la anciana de ojos hundidos no te deja en paz por escuchar pesadez de gordos barbones, mucho menos te dejará asomarte por aquí. El auto-titulado debut de Stephen y los suyos, nos demuestra que no se necesita crear una sonda extraterrestre de vibras de otra galaxia para chutar por grandes ligas del estilo, por crear una atmósfera incluso más espeluznante que los trabajos de Sunn O))). Aunque retrata una movilidad más cercana al Doom, lo que aplasta la duda son los chirriantes y agudos arranques de distorsión de la guitarra, la densidad y lentitud como un caracol lleno de esteroides. Toda, pero absolutamente toda la instrumentación se encarga de los pasajes por una cueva, ya sea el estilo lineal y monótono o el Riffeo ladrón y sus secuaces los compases dinámicos y angustiantes.
    
Para no aburrir a la fanaticada con lo jodidamente tenebroso que es el disco, con métodos de comprobación con la abuelita paralitica y el miedo constante por parte del oyente no experimentado. Lanzaré de una sola vez el sorpresón que alegrara a mucha gente, sobretodo por la maniobra creativa que se juega en el grupo: La voz, es cierto que la hay, pero subestimarla es lo peor que puede hacer uno, sabiendo que hablamos de Drone en estado putrefacto y no de Heavysaurus para jóvenes del garaje. No obstante, la trascendencia es guiada en ocasiones por Dublin, pero lo maravilloso de su plantel es su aporte al saltar ratas del asiento con su chirriante y anómala vocal que órbita las comparaciones con los berridos del hijo de Henry, de la película Eraserhead (casualidad que nos transporta a lo irreal del film con una temática diferente). Ahuyentando los imbéciles y alimentándose del miedo de ellos para dictar letras que peligran de irreales.

Y como arte de magia: No empachar la utilización de Alan para hacer memorable y exacta la oportunidad de sacarse las mandíbulas como un instrumento más, pero con una gravedad diferente. Si bien la complementación del baterista hace más sólida la rítmica, que junto al toque infernal de Stephen y James se desaloja toda esperanza de que ilumine los senderos algún efecto de claridad. Y al decir verdad: los pasos transcendentales se deben a una ejercitación de vocales, susurros de asesinos seriales, un Bajo con la participación gloriosa y una guitarra de blanco y negro que empapa la escuela Earth y Sunn a la vez con una tonelada de tambores. Aunque su motivo sea destrozar mentes, se siente una escondida sombra de melodías capaces de atraer rápido, gracias al conjunto de instrumentos que parecen más naturales, elaboradores y participativos que simples, ruidosos, molestos y ambientales. Aunque se inunde el ambiente con la capa grave de cuerdas y las inhumanas voces, todo parece caer sin tardarse en lapsos de secuencias abrumadoras.

Que más falta decir: Simplón como el ojo del cangrejo, revienta tímpanos con una producción de novedad. En medida que cuajemos, nos agradará la evolución que desprende desde inicios de los 90s, bandas con el “Forest Of…” de Cathedral hasta el “Absolutego” de Boris, un gran hilo que no se separa de su gen Doom, que aunque no nos guste debemos de reconocer su importancia. Khanate no es la montaña, pero su ingenio y su aporte, demuestran que no quieren quedar como: “uno más en el millón”, consagrados de Culto por la afición subterránea. Todo radica en el olor a sangre fresca y a provocar miedo hasta el vigilante nocturno, la sensación de morir es una cualidad que exhala este vinilo.

La cosa más grande que pudo haber hecho O'Malley dentro de un aparente aburrido género, fue agarrar a Dublin y Plotkin en el conjunto y sin menor medida también al baterista, dando una novedad sin proporciones evolutivas de gran calibre. No sé si sea un Super-Grupo por sus integrantes, pero para mí lo es por su arranque en la escena con semejante mastodonte. Es una exposición de Drone con estructuras más entretenidas, con un enfoque tanto musical como mental, que su terreno se dispone de algunos Riffs y ritmos graves sin efectos nublados, ni distorsión excesiva. La pesadez siempre presente con la fuerza que impregnan y la lentitud provechosa que coordina los gritos desafinados con el ambiente que pocos pueden lograr sin meter mano a las maquinitas. Simplemente se inspiraron e implantaron adecuadamente TODO en 5 temas que rondan casi la hora.

Los momentos destacables son muchos, pero el inicio con la letra perturbadora dictada por un ser maligno fue grato, tanto que su llegada en el segundo track, revuelve las cosas con un dúo chillón con la distorsión aguda que casi siempre entra por el comienzo de cada tema y los escalofriantes susurros particulares que son dignos de mostrar, para no limitarse en la composición. La instrumental junto al cuarto episodio son Don Ruido pesimista y aturdido en largometraje junto a Señora Lenta que se mece por casi 20 minutos sin preámbulos de pararse. Que gran camino para el broche de oro con un corte final que regresa a una exaltante línea parecida a sus primeros minutojos del disco, abordando pequeños detalles de lo que vimos en el álbum. Sinceramente el cambio es producido en un ouroboros de sonido, algo que solo pocos pueden hacer.

Sin más y menos, les caigo el insecticida y el olor a caca colorida con la portada verdosa y extraña que representa el símbolo que ha permanecido la banda hasta su retirada en el combate. Luego de escuchar el álbum y leer esto, les parecerán ridículas las primeras oraciones del regalo de Khanate, pero para muchos no será así cuando se asomen por el ermitaño y salgan del pozo con la experiencia satisfactoria de seguir vivo. Obra maestra para algunos, Caca para los jóvenes que tocan en iglesias y Buen cascarón para muchos, cada quien decide, yo lo dejo ahí para ahuyentar moscas y atraer chinches…






Nota: 9.0


Publicado Por: Zdzislaw Beksinski


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