Antes de entrar en
las catacumbas del ermitaño, te aconsejo que seas consciente porque cualquier
cosa que hagas, no evitará que el ermitaño con sus pies largos, su cabeza de
jocote y el tamaño abominable de su verga te viole y te mate con la facilidad
de doblar un papel en segundos y con la fuerza de un albañil en el sol. Favor
no arrastrarse bajo las faldas de alguien para evitar contacto con la
traumatizante bestia, no resultará efectivo. Con el vapor, las tortillas
re-quemadas, el polvo en tus crocs nuevos y la lámina destruida, no es
recomendable el asomo por las ramas Drone del orden dórico, y me refiero a la
arquitectura más clásica del “ruido” este. En estos casos es mejor el silencio,
la tranquilidad y el oído amplio como el orto dilatado de un elefante, para
apreciar esta propuesta.
Pero bien…Nos tiramos
hacia el pozo con todo el pavor y sudor helado encima, para desglosar aquellas
etiquetas de “supergrupo”, del cual envío uno: Khanate. Banda Agringonada por
mamuts renombrados como los compañeros del Grindcore: Alan Dubin en Voz y James
Plotkin en el Bajo, donde pertenecían a la escuela perruna del Grindcore más
primitivo (O.L.D). Ahora como sanguijuelas en el proyecto Doomer, del cual
partirían espacio con el baterista Tim Wyskida y el sinvergüenza de los Sunn:
Stephen O'Malley en la guitarra. Corría el año 2001 y las bases más puestas que
cualquier cosa. Solo faltaba portar algo que de crédito de tu trabajo. No
necesariamente dinero. Más bien calidad, respeto y sentimiento por lo que
haces.
Si la anciana de ojos
hundidos no te deja en paz por escuchar pesadez de gordos barbones, mucho menos
te dejará asomarte por aquí. El auto-titulado debut de Stephen y los suyos, nos
demuestra que no se necesita crear una sonda extraterrestre de vibras de otra
galaxia para chutar por grandes ligas del estilo, por crear una atmósfera
incluso más espeluznante que los trabajos de Sunn O))). Aunque retrata una
movilidad más cercana al Doom, lo que aplasta la duda son los chirriantes y
agudos arranques de distorsión de la guitarra, la densidad y lentitud como un
caracol lleno de esteroides. Toda, pero absolutamente toda la instrumentación
se encarga de los pasajes por una cueva, ya sea el estilo lineal y monótono o el
Riffeo ladrón y sus secuaces los compases dinámicos y angustiantes.
Para no aburrir a la
fanaticada con lo jodidamente tenebroso que es el disco, con métodos de comprobación
con la abuelita paralitica y el miedo constante por parte del oyente no experimentado.
Lanzaré de una sola vez el sorpresón que alegrara a mucha gente, sobretodo por
la maniobra creativa que se juega en el grupo: La voz, es cierto que la hay,
pero subestimarla es lo peor que puede hacer uno, sabiendo que hablamos de
Drone en estado putrefacto y no de Heavysaurus para jóvenes del garaje. No
obstante, la trascendencia es guiada en ocasiones por Dublin, pero lo
maravilloso de su plantel es su aporte al saltar ratas del asiento con su
chirriante y anómala vocal que órbita las comparaciones con los berridos del hijo de Henry, de la película Eraserhead (casualidad que nos transporta a lo irreal del film con una temática diferente). Ahuyentando los imbéciles y alimentándose del
miedo de ellos para dictar letras que peligran de irreales.
Y como arte de magia:
No empachar la utilización de Alan para hacer memorable y exacta la oportunidad
de sacarse las mandíbulas como un instrumento más, pero con una gravedad
diferente. Si bien la complementación del baterista hace más sólida la rítmica,
que junto al toque infernal de Stephen y James se desaloja toda esperanza de que
ilumine los senderos algún efecto de claridad. Y al decir verdad: los pasos transcendentales
se deben a una ejercitación de vocales, susurros de asesinos seriales, un Bajo
con la participación gloriosa y una guitarra de blanco y negro que empapa la escuela
Earth y Sunn a la vez con una tonelada de tambores. Aunque su motivo sea
destrozar mentes, se siente una escondida sombra de melodías capaces de atraer
rápido, gracias al conjunto de instrumentos que parecen más naturales,
elaboradores y participativos que simples, ruidosos, molestos y ambientales.
Aunque se inunde el ambiente con la capa grave de cuerdas y las inhumanas voces,
todo parece caer sin tardarse en lapsos de secuencias abrumadoras.
Que más falta decir:
Simplón como el ojo del cangrejo, revienta tímpanos con una producción de
novedad. En medida que cuajemos, nos agradará la evolución que desprende desde
inicios de los 90s, bandas con el “Forest Of…” de Cathedral hasta el “Absolutego”
de Boris, un gran hilo que no se separa de su gen Doom, que aunque no nos guste
debemos de reconocer su importancia. Khanate no es la montaña, pero su ingenio
y su aporte, demuestran que no quieren quedar como: “uno más en el millón”,
consagrados de Culto por la afición subterránea. Todo radica en el olor a
sangre fresca y a provocar miedo hasta el vigilante nocturno, la sensación de
morir es una cualidad que exhala este vinilo.
La cosa más grande
que pudo haber hecho O'Malley dentro de un aparente aburrido género, fue
agarrar a Dublin y Plotkin en el conjunto y sin menor medida también al
baterista, dando una novedad sin proporciones evolutivas de gran calibre. No sé
si sea un Super-Grupo por sus integrantes, pero para mí lo es por su arranque
en la escena con semejante mastodonte. Es una exposición de Drone con
estructuras más entretenidas, con un enfoque tanto musical como mental, que su
terreno se dispone de algunos Riffs y ritmos graves sin efectos nublados, ni
distorsión excesiva. La pesadez siempre presente con la fuerza que impregnan y
la lentitud provechosa que coordina los gritos desafinados con el ambiente que
pocos pueden lograr sin meter mano a las maquinitas. Simplemente se inspiraron
e implantaron adecuadamente TODO en 5 temas que rondan casi la hora.
Los momentos
destacables son muchos, pero el inicio con la letra perturbadora dictada por un
ser maligno fue grato, tanto que su llegada en el segundo track, revuelve las
cosas con un dúo chillón con la distorsión aguda que casi siempre entra por el
comienzo de cada tema y los escalofriantes susurros particulares que son dignos
de mostrar, para no limitarse en la composición. La instrumental junto al
cuarto episodio son Don Ruido pesimista y aturdido en largometraje junto a
Señora Lenta que se mece por casi 20 minutos sin preámbulos de pararse. Que
gran camino para el broche de oro con un corte final que regresa a una
exaltante línea parecida a sus primeros minutojos del disco, abordando pequeños
detalles de lo que vimos en el álbum. Sinceramente el cambio es producido en un
ouroboros de sonido, algo que solo pocos pueden hacer.
Sin más y menos, les
caigo el insecticida y el olor a caca colorida con la portada verdosa y extraña
que representa el símbolo que ha permanecido la banda hasta su retirada en
el combate. Luego de escuchar el álbum y leer esto, les parecerán ridículas las
primeras oraciones del regalo de Khanate, pero para muchos no será así cuando
se asomen por el ermitaño y salgan del pozo con la experiencia satisfactoria de
seguir vivo. Obra maestra para algunos, Caca para los jóvenes que tocan en
iglesias y Buen cascarón para muchos, cada quien decide, yo lo dejo ahí para
ahuyentar moscas y atraer chinches…
Nota: 9.0
Publicado Por: Zdzislaw Beksinski
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