Dentro del gran campo
musical que se ha abarcado lo que va del año han parido mil y un bestias
destrozando su colonia o barrio con sus cuates los más malos del área. El
destino de ellos no era más que disfrutar como pelele hacer música de tres
notas, más pesada que el hierro y creerse los guapos por tener 3 o más
guitarristas. Con todo el cuero fundido de los 80s, yace un tipo de aspecto
vikingo, oso y matón que es más sensible con sus amigos que una mariposa
moribunda: Zakk Wylde, guitarrista rompe-ortos virtuoso y con mucho show. Black
Label Society fue, es y será el único lugar donde se pueda lucir tocando una
guitarra que derrama plante de niño rudo. Si bien han caído en la actualidad un
sinfín de tipos tocando Heavy Metal del ayer, los Black Label se han rayado
desde finales de los 90s y no comparte ese ADN. Aunque esta vez ofrece su
decima placa discográfica.
Las piezas que
comandan en la alineación 2014 son: John DeServio en el Bajo, Chad Szeliga en
la Batería y el reciente reclutado Dario Lorina en la guitarra rítmica. El jefe
barbón queda incuestionablemente en su posición, los demás le siguen el juego.
Las catacumbas del Negro Vaticano es un titulo más que atractivo para
cualquiera, yo inclusive me lo compraría pensando que se trata de un Revival
Doom Italiano u otra joyita rescatada, más con su portada rayada y chafa con
unos cráneos y el adorno de pestilencia con su color amarillento orinado. Pues,
nada parece ser lo que es con la imagen de la portada. Eso sí, la imagen de los
integrantes concuerda del todo lo que veremos: Heavy Perrón.
Mi primer
acercamiento con el proyecto Wylde es con este álbum, toda comparación con sus antecesores
materiales queda expulsada de mis fuentes. No negaré que me he echado a los
oídos una que otra miel, pero nada se compara a destrozar la bellota entera. Y
bien, lo que veo a primeras es olor sudoroso del cuarentón a Black Sabbath,
Ozzy en porciones, El espíritu de Dimebag Darrell y el toque sensible y sureño.
El protagonismo es increíble, pero nada de fanfarroneo guitarresco con muchos
solos. Adecuarse a la producción y a la mentalidad. Esto no es nada que
reinvente la esencia misma del Metal, esto es para disfrutarlo de jaloneo
mientras conduces en una autopista soleada. La simplicidad y lo rítmico funcionan
si les añades la densidad y pesadez, una formula visible en BLS.
Antes que nada, no se
presencia una gran cantidad de Groove o Sludge, por sí quieren apantallar con
etiquetas que no corresponden, háganlo en otros jocotes del grupo, aquí es una
columna vertebral que consiste en influencias pre-visibles del vocalista y del
Heavy más anticuado y agresivo. Las líneas vocales son típicas y con rastros
notables de un Ozzy en su carrera en solitario, como que se le pegó mucho el “13”
de Sabbath y la estancia en la carrera solista del Madman. Sabemos que la voz
no es nada del otro mundo, es la versión rasgada de Osbourne. Los estribillos y
algunos arranques de furia emotiva son prueba de lo dicho. Aunque trata a
ciegas no reflejar ese aspecto limitante con graves tonos característicos del
Gorilón.
El cañón empieza con
mucho sebo radial: “Fields Of Unforgiveness”, “My Dying Time” y “Believe”, 3
temas que te traen lo más simple y jugoso del Jebi, con mucho coro delicioso y
muro de cuerdas entre batería, que sus minutos declaran una entrada para
conformarse un poco y no entrarle mal al juego. En esta sección o capitulo no
se muestra la palpitante influencia del come-murciélagos, inclinándose como una
bienvenida y no como un núcleo primordial del álbum, aunque deja patente que no
vamos a esperar a la banda más grande del universo o un drástico cambio de
cuerpo. Ni el tirón de agarre salva las declaraciones finales del sector
dominante: Ser Puto, Agresivo, Rítmico, Simplón y echar pa atrás con unos exuberantes
solos de Zeus que por suerte no se prolongan como el cáncer o sino, acabaría
esto para ver telarañas.
El lado más cálido,
sureño, blusero, melódico en acción balada es el repertorio acústico de Zakk
con sus tres canciones: “Angel Of Mercy”, “Scars” y “Shades Of Gray”, que no es
casualidad el orden y la suavidad de su rollo. Su variedad y su inclinación por
estas ramas son obvias de encontrarse cuando el disco está al frente del peludo
oso gringo que destella su afónica y sentimental maestría en captar por las
zonas Sureñas con medios tiempos y avances vocales con memorables destellos.
Gracias a esto el pedazo no es un bruto cascarón de guitarras paseándose, la
infravalorada batería que escupe truenos y la voz agrietada, grave, rasposa de
monumental estilo que aparta la carne de la lechuga, lo que podría ser una
música vibrante de chicuelos si no estuviera el musculoso con su tono.
En fin, Absolutamente
todo me parece una ventisca que pasa y termina su fuerza. Y no es porque no me
parezca el acústico “cambio”, pero su fin es una línea plana que no alborota alguna
cualidad que distinga fácilmente entre la inmensa laguna profunda llamada Heavy
Metal. El producto adaptado para niñotes malotes, para el fan de Black Label
Society y para el señor barriga con sus años reventando sus tímpanos con musiquita
ochentera que no pasaba de Accept, Exciter, Iron Maiden y las otras pirañas de
bajo reconocimiento, que solo él se las podrá. Les haré más sencilla la visualización
del decimo mango de BLS con estas comparaciones: Plano más que la pantalla de
mi monitor, Duro más que mi Cpu y más Pesado que toda mi computadora y eso que
es un dinosaurio empolvado.
Para pasar un buen
rato te lo dejo, si eres más Jevi que Bon Jovi, Michael Jackson, Linkin Park,
Bullet For My Valentine, Korn, Rammstein, Nirvana, Shakira, etcétera… Entonces,
lo dejo seguro entre manos viciosas que recapitulan el buen sabor del Metal más
sencillo y duro: “Catacombs Of The Black Vatican” no es la gran cosa, ni mucho
menos la peor de todas, pero sí te entretiene como un simio en columpio, que
luego pasará la diversión y será hora de echarse el buen elote caliente, por
ahora dejo las legumbres y espero contribuir por el Jevitón con olor a esmegma
Sabbath. Lo destacable lo dejamos para el picoteo analítico entre los seguidores,
yo mejor boto la cascara y me lo como, como es.
Nota: Un 7.0 más alto que Robert Wadlow
Publicado Por: Zdzislaw Beksinski
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