Una vez un gnomo me
dijo: “Comerás elotitos tan picantes y deliciosos por mucho tiempo que dejarán
de gustarte”, la profecía de aquel ser extraño se había cumplido. No, no he
llegado hasta el tope de música extrema para venir hablando mierdas, me refiero
a las pequeñas causas comunitarias de la actualidad que se enfrentan en un
atasque de ideas y tratan de tirarse un millón de notas en 3 minutos a la
velocidad de una avestruz y no causar ninguna emoción al oyente. Me preocupa
que halle más gente que centre su técnica que la música en sí. No es hora de
bombardear a un grupo que raya lo virtuoso a un nivel patético, pero siendo una
escaza posibilidad de toparme con semejante aberración, quiero aclarar ese punto
desde que conocí Archspire.
Cuando me dicen los
Estados Unidos, me rebota por la cabeza más de mil bandas, sean buenas o malas
en todos los sentidos. Cuando me dicen Canadá me pica la duda de muchas cosas
que no sé, pero si hablamos de Tecnicismo Death Metalero estamos hablando de
una era importante que ha generado una gran influencia para la extensa ola de jóvenes
que hoy conocemos como: “La nueva Propuesta”. ¿De que referentes importantísimos
hablo? Del periodo Gorguts-Cryptopsy. Luego de este acto de maestría, llegamos
a ese punto descafeinado de una carnada jugosa por ser brutales, veloces y sobretodo
cagar sweeps u otras habilidades en menos de un parpadeo. Archspire una banda
que comenzó alumbrando en 2011 es perteneciente de la natal tierra del Alce y
de las exuberantes prepotencias con sus instrumentos.
Si quisiera recalcar
un trabajo no lo haría, no tengo ni una pizca de conocimiento con su primera
entrega. Pero, este su segundo paquete titulado: “The Lucid Collective” que desglosa
una gama de temas para el tipo que pueda seguirle la pista al cantante, desde
misantropía hasta ciencia ficción y otras curiosidades que deja pre-visibles la
portada. En fin, que clase de banda te deja descolocado en poco tiempo con un
Riff memorable hasta crear una cadena difícil de crear. Guitarras, Batería, una
pelea de perros entre la voz gutural de Oli Peters y Jaron Evil con el Bajo deslizándose
y todo tan rápido como un chasquido de dedos. Creo que pocas agrupaciones lo
hacen con un vocalista que literalmente persigue los instrumentos a 299km por
segundo.
Y como buenos que
son, se olvidan de muchos detalles que provocarían un álbum entero sin
masturbaciones. Ir al grano no es cosa de ellos, alternar voces raspadas junto
a la guturalidad, manejar pausados ritmos después de correr un maratón como
Usain Bolt y escasos riffs memorables que diluyen por la violencia sónica. En
pocas ocasiones hay un estribillo o sección que separe del todo una canción de
la otra. Eso sí, el estilo dominante de las guitarras no es una telaraña de
Riffs, ni muchas variaciones que se noten. Lo que causa con la mayoría de
instrumentos, especialmente la batería. Todo parece centrarse a la velocidad,
por lo tanto dificultamos de una audición de melodías pegadizas en todo el
campo de la composición.
El bajo audible y las
notas calmadas son las excepciones, la batería es imparablemente abrumadora.
Spencer trata de verse como un músico preciso con su destreza en los golpes
llenos de esteroides y adornos pequeños con los platillos, pero a veces exagera.
Aunque parezca imposible la variedad y lo sublime de la gracia de estos canadienses,
radica en sus irregulares cambios que servirán como aperitivo si a alguien le
gusta cierta sección. Si algun tipo aquí presente le gusta el sonido Old School
como malandrín, no recomiendo para nada manosear por estos rumbos. Lo
destacablemente distintivo es su aura llena de sweeps, Riffs andando, Batería
atronadora que encapsula el soberbio muro y sobretodo un vocalista que sus
alcances son inteligibles y con furia. Directo en el culo sin lubricación y sin
ningún paro, solo una instrumental que refrigera la técnica en armonizaciones,
como deberían cumplir en las otras 7 pistas.
No voy a mentir,
tenía preparado algo más extenso con este asunto de las novedades Brutales.
Pero poco se puede resumir en un álbum vertiginosamente capaz de sobrellevar la
velocidad y la brutalidad con dedos virtuosos que se les escurre lo más
importante: El verdadero sentido de la música. Que diminutamente lo hay, pero
en grandes cantidades de técnica apagan esos memorables circuitos y ritmos que
deleitan. Porque tampoco esto de tocar a la velocidad de la luz con
introducciones de solos magnéticos y masivos ritmos cortados, son la esencia
pura de la mierda. Se disfruta, pero sin exagerar la malteada por favor. Si eres un maldito orejón capacitado en las redundancias de notas con virtuosismo, guajolotes, batería de concreto, bajo eléctrico que quiere lucirse y voces brutas, esto es pa ti tarántula
Nota: Un 8.0 plano, plano como el piso
Publicado Por: Zdzislaw Beksinski
El segundo disco está mil veces mejor, no hubo reseña por motivos personales, pero el "Relentless Mutation" es con toda la certeza del mundo: UNA OBRA MAGNA Y PERFECTA, el mejor disco de su discografia
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