viernes, 21 de febrero de 2014

The Obsessed – Lunar womb [1991]

Y bueno, nos caemos de la piocha después de estar aplastados en el olmo resquebrajado por los pajarracos, los picos duros y los nobles gases de los campechanos al atardecer de un día de faena campesina. Ahora nos dirigimos a una de aquellas instalaciones vacías, concentraciones imperecederas de basura apilada, aglutinados papeleras de imprenta en las esquinas de nuestra locación, carteles proselitistas de hace no más de 23 añejos añetes. ¿Y que son ahora para nuestra pobre civilización, o para nuestra manchada parroquia metalera? ¿Qué ha pasado con las viejas glorias? ¿Se esfumaron o perecieron en acción?


Mis estimados pericos albinos, he de traerles un material, que para estas situaciones sería indispensable hablar de tal materia como esta; este pedazo ambarino luctuoso, que ha permanecido encerrado en una covacha, o en derruidas cajas metálicas, ocultando todos sus secretos fructuosos y maravillas sónicas en cuatro paredes inamovibles. Y no podríamos tocar el “Doom Metal” sin mencionar a un eje indiscutible, un ramal stoneriano, que tomó cuerpo en virtud de todas aquellas banduchas que hacían más del porro. “The Obsessed” terrible y furibundo nombre de una de las agrupaciones menos valoradas, y poco veces, mencionada, entre arquitectos telúricos y arácnidos patones de las esquinas doomie.

“Los obsesionados” ¿con qué? O ¿de quién?  Con la perversión, mi estimado cuervo; ¡con la horrible perversión! Y no nos lo tomemos a juego, que esta banda, aparte de ser un pilón conductivo para los 90s, ya había tenido, en sus efebos años, la pizca perversa y el ceño enfermo desde la marca natal. Y si bien, los obsesionados habían tenido luchas tiránicas y endebles y empobrecidas gestas con la marsupialidad de las disqueras, lanzando un noble trabajo por mediados de los 80s (1985 para ser exactísimos) hallándose con el titulo de “Unreleased Lp” un álbum nunca lanzado (su nombre nos dice todo) por las compañías, ni en versiones de demos o “minis-elepés” lo único que salvaría esa corriente fidedigna con tal legitimidad y un poco de acuosidad, fuesen los dorados “Tape Trading” (El método por excelencia de todos aquellos cavernosos amantes del metal, punk, música extrema o rara en general) para conocer aunque sea su esencia desnuda a flor de piel.

Y para aquellos deudos incrédulos y un poco acríticos, haría falta mencionar, también, a uno de los motores de esta obsesión tan nefasta y ominosa, como lo es y sigue siendo su Frontman: “Scott Wino Weinrich” o mejor conocido como el padrino del Doom Americano. Intocable y prolífico promotor de un cantidad sustancia e incontables de bandas entre el Stonerucho y la quintaesencia del Doom empedrado y caliginoso: Rememorando a la mítica, perdón, de Culto:“Saint Vitus” la patriarca del seno y el huerto entre los siete mares, 5 continentes y finitas islas vírgenes del ancho  y tenebroso mar.  

Entre los años 85s y 90s La banda, The Obsessed, permanecería en un estado fláccido y de poca relevancia, sacando nada por esos años. Don menriquete “Wino” para esos tiempos dejaría provisionalmente la formación de sus haberes, para formar parte de la citada y emblemática “Vitus” con aquellos trabajos con tenebristas como el innombrable “Born Too Late” y no quiero seguir, porque hoy en día, al igual que el Medievo, estas obras se consideran epifanías letales y nocivas para nosotros los mortales. Las diferentes ocupaciones hicieron que el Lemmy americano volviese con su banda de útero, y lanzasen, por fin, su primer álbum: “The Obsessed” en justos años 90s. Precaria pieza protectora del los bozos de la banda, hasta que 1 año más tarde vendría la pieza que hoy nos toca hablar.

La Saturnina y evocadora: “Lunar Womb” segundo peldaño que nos acerca a nuestra concentración brujeriles y de aquelarres. Y todos aquellos abalorios que una vez portento Obesessed se cosecharían de una buena  y definitiva vez aquí. Calamitosos y escalabrados, formados por: Mesías “Wino” en las guitarras (Sospechoso cabrón que ahora se ha pasado al bajo y otras pocas a desgañitarse la garganta de lagarto) Scott Reeder en el bajo y la mano derecha de Wino, y Rogers en la batuca. Desde este punto partiríamos para el sonido más maduro de la banda.

Lunar Womb encierra consigo una litigiosa y manufacturada esencia doomera en toda la cuesta, y de bajada (Como predilección de Wino) unas manchas agrestes de Stoner/rock. Pero, no todo viene a ser pesudo malito por aquí, porque contamos con los típicos riffs malvados en algunas composiciones, en solos acalorados y en ritmos sempiternos, tan usual en su música. Pero, su cambio, con su primogénito debut, es circunstancial y carismático: sin embargo siempre con la mirada aletargada y hambrienta de reptiles enjutos con voraz sensación Andrómaca con sus herbáceos coetáneos.

Temas sobre-realizados como “Hiding Mask” que fueron tocados en aquel 85 con voces infames y hoy vueltas a concebirse con una madures solida y de hiriente tono quejumbroso por parte del mesías. Lunar womb sigue basado en interludios, semitonos y cambios de tiempo del heavy más oscuro, con muchísimas secciones instrumentales entre solos de guitarra y destreza en bajos como batuca (Aunque esta es la menos destacable de todo el trayecto) concentrándose en ritmos voluptuosos, con fraseos en “mid tempos” y pocos agresivos. Por parte el bajista Reeder es el sesudo que conlleva aquí la vena gordal y espantosa, Wino tiene solos agiles; aunque, nunca imaginásemos a él tipejo tocando tan personalmente, y tan al albedrío.

Esas combinaciones personales y extra-personales hacen conocer la técnica y el tributario esfuerzo de un músico, viéndolo u oyéndolo más bien, fuera de su circuito y dentro de él. Caso muy apremiante para el lagarto Wino. Con respecto a sus fueros y colaboradores, la banda se sostiene embrujada, no es extremadamente cochambrosa y cansina como trabajos excluyentes (Como bien lo dije anteriormente) pero sí de muestra un potencia y alimento para el género oscuro… el que una vez Iommi y los suyos forjaron hace más de 4 décadas.
Por otra parte tenemos parajes jugosísimos, de un talente groovie delicioso y poco vulgar: “Back To zero” y “Endless Circles” u otras más extremadamente únicas y horadas de espontaneidad y espíritu rocker 70s: “Kachina” y “Jaded” consiguientemente muchos preludios carnosos y embadurnados de aleccionadoras y abigarradas demostraciones: Riffs sencillos vs adornos en platillos en muchos cambios de ritmo. Una técnica tan usada como los pantalones azules de homero, pero pocos, saben como sacarle el provecho que se merece y se digna a llevar.


Un performance ocultista y a la vez esperanzador, con un Saturno comiéndose a su hijo (O con su pene erecto deseoso de actos necrófilos) en bocanadas, junto con una atroz y culterana mirada de muerte y onanismo a la postre. Portada gracias al magnificente y monstruo “Francisco Goya” de las víricas y mefíticas pinturas negras o periodo oscuro del pintor español… la vejez aseguran muchos macarros.   “Así de mancha esta nuestra cultura del terror, así de mancillada, y aún de esta manera, así, la adoramos” Salve al Doom y su terruña piel ofídica y mañosa… junto con las criaturas mas pletóricas que osan tocarlo, y más aún a aquellas que lo tocan, pero, como mesiánicos magos negros.





Nota: 8.6 y Un mirada opulenta de odio eterno con él.




Publicado Por: Albert Spaggiari 

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