Y bueno, nos
caemos de la piocha después de estar aplastados en el olmo resquebrajado por
los pajarracos, los picos duros y los nobles gases de los campechanos al
atardecer de un día de faena campesina. Ahora nos dirigimos a una de aquellas
instalaciones vacías, concentraciones imperecederas de basura apilada, aglutinados
papeleras de imprenta en las esquinas de nuestra locación, carteles
proselitistas de hace no más de 23 añejos añetes. ¿Y que son ahora para nuestra
pobre civilización, o para nuestra manchada parroquia metalera? ¿Qué ha pasado
con las viejas glorias? ¿Se esfumaron o perecieron en acción?
Mis estimados
pericos albinos, he de traerles un material, que para estas situaciones sería
indispensable hablar de tal materia como esta; este pedazo ambarino luctuoso,
que ha permanecido encerrado en una covacha, o en derruidas cajas metálicas,
ocultando todos sus secretos fructuosos y maravillas sónicas en cuatro paredes
inamovibles. Y no podríamos tocar el “Doom Metal” sin mencionar a un eje
indiscutible, un ramal stoneriano, que tomó cuerpo en virtud de todas aquellas
banduchas que hacían más del porro. “The Obsessed” terrible y furibundo nombre
de una de las agrupaciones menos valoradas, y poco veces, mencionada, entre arquitectos
telúricos y arácnidos patones de las esquinas doomie.
“Los obsesionados”
¿con qué? O ¿de quién? Con la
perversión, mi estimado cuervo; ¡con la horrible perversión! Y no nos lo
tomemos a juego, que esta banda, aparte de ser un pilón conductivo para los
90s, ya había tenido, en sus efebos años, la pizca perversa y el ceño enfermo
desde la marca natal. Y si bien, los obsesionados habían tenido luchas tiránicas
y endebles y empobrecidas gestas con la marsupialidad de las disqueras,
lanzando un noble trabajo por mediados de los 80s (1985 para ser exactísimos) hallándose
con el titulo de “Unreleased Lp” un álbum nunca lanzado (su nombre nos dice
todo) por las compañías, ni en versiones de demos o “minis-elepés” lo único que
salvaría esa corriente fidedigna con tal legitimidad y un poco de acuosidad,
fuesen los dorados “Tape Trading” (El método por excelencia de todos aquellos
cavernosos amantes del metal, punk, música extrema o rara en general) para
conocer aunque sea su esencia desnuda a flor de piel.
Y para aquellos
deudos incrédulos y un poco acríticos, haría falta mencionar, también, a uno de
los motores de esta obsesión tan nefasta y ominosa, como lo es y sigue siendo
su Frontman: “Scott Wino Weinrich” o mejor conocido como el padrino del Doom
Americano. Intocable y prolífico promotor de un cantidad sustancia e
incontables de bandas entre el Stonerucho y la quintaesencia del Doom empedrado
y caliginoso: Rememorando a
la mítica, perdón, de Culto:“Saint Vitus” la patriarca del seno y el huerto
entre los siete mares, 5 continentes y finitas islas vírgenes del ancho y tenebroso mar.
Entre los años 85s
y 90s La banda, The Obsessed, permanecería en un estado fláccido y de poca relevancia,
sacando nada por esos años. Don menriquete “Wino” para esos tiempos dejaría provisionalmente
la formación de sus haberes, para formar parte de la citada y emblemática “Vitus”
con aquellos trabajos con tenebristas como el innombrable “Born Too Late” y no
quiero seguir, porque hoy en día, al igual que el Medievo, estas obras se
consideran epifanías letales y nocivas para nosotros los mortales. Las
diferentes ocupaciones hicieron que el Lemmy americano volviese con su banda de
útero, y lanzasen, por fin, su primer álbum: “The Obsessed” en justos años 90s. Precaria pieza protectora del los bozos de la banda, hasta que 1 año más tarde
vendría la pieza que hoy nos toca hablar.
La Saturnina y
evocadora: “Lunar Womb” segundo peldaño que nos acerca a nuestra concentración
brujeriles y de aquelarres. Y todos aquellos abalorios que una vez portento
Obesessed se cosecharían de una buena y
definitiva vez aquí. Calamitosos y escalabrados, formados por: Mesías “Wino” en
las guitarras (Sospechoso cabrón que ahora se ha pasado al bajo y otras pocas a
desgañitarse la garganta de lagarto) Scott Reeder en el bajo y la mano derecha
de Wino, y Rogers en la batuca. Desde este punto partiríamos para el sonido más
maduro de la banda.
Lunar Womb
encierra consigo una litigiosa y manufacturada esencia doomera en toda la
cuesta, y de bajada (Como predilección de Wino) unas manchas agrestes de Stoner/rock.
Pero, no todo viene a ser pesudo malito por aquí, porque contamos con los
típicos riffs malvados en algunas composiciones, en solos acalorados y en
ritmos sempiternos, tan usual en su música. Pero, su cambio, con su primogénito
debut, es circunstancial y carismático: sin embargo siempre con la mirada
aletargada y hambrienta de reptiles enjutos con voraz sensación Andrómaca con
sus herbáceos coetáneos.
Temas
sobre-realizados como “Hiding Mask” que fueron tocados en aquel 85 con voces
infames y hoy vueltas a concebirse con una madures solida y de hiriente tono
quejumbroso por parte del mesías. Lunar womb sigue basado en interludios,
semitonos y cambios de tiempo del heavy más oscuro, con muchísimas secciones instrumentales
entre solos de guitarra y destreza en bajos como batuca (Aunque esta es la
menos destacable de todo el trayecto) concentrándose en ritmos voluptuosos, con
fraseos en “mid tempos” y pocos agresivos. Por parte el bajista Reeder es el
sesudo que conlleva aquí la vena gordal y espantosa, Wino tiene solos agiles;
aunque, nunca imaginásemos a él tipejo tocando tan personalmente, y tan al albedrío.
Esas combinaciones
personales y extra-personales hacen conocer la técnica y el tributario esfuerzo
de un músico, viéndolo u oyéndolo más bien, fuera de su circuito y dentro de
él. Caso muy apremiante para el lagarto Wino. Con respecto a sus fueros y
colaboradores, la banda se sostiene embrujada, no es extremadamente cochambrosa
y cansina como trabajos excluyentes (Como bien lo dije anteriormente) pero sí
de muestra un potencia y alimento para el género oscuro… el que una vez Iommi y
los suyos forjaron hace más de 4 décadas.
Por otra parte
tenemos parajes jugosísimos, de un talente groovie delicioso y poco vulgar: “Back
To zero” y “Endless Circles” u otras más extremadamente únicas y horadas de
espontaneidad y espíritu rocker 70s: “Kachina” y “Jaded” consiguientemente
muchos preludios carnosos y embadurnados de aleccionadoras y abigarradas
demostraciones: Riffs sencillos vs adornos en platillos en muchos cambios de
ritmo. Una técnica tan usada como los pantalones azules de homero, pero pocos,
saben como sacarle el provecho que se merece y se digna a llevar.
Un performance
ocultista y a la vez esperanzador, con un Saturno comiéndose a su hijo (O con
su pene erecto deseoso de actos necrófilos) en bocanadas, junto con una atroz y
culterana mirada de muerte y onanismo a la postre. Portada gracias al magnificente
y monstruo “Francisco Goya” de las víricas y mefíticas pinturas negras o periodo
oscuro del pintor español… la vejez aseguran muchos macarros. “Así de
mancha esta nuestra cultura del terror, así de mancillada, y aún de esta
manera, así, la adoramos” Salve al Doom y su terruña piel ofídica y mañosa…
junto con las criaturas mas pletóricas que osan tocarlo, y más aún a aquellas que
lo tocan, pero, como mesiánicos magos negros.
Nota: 8.6 y Un
mirada opulenta de odio eterno con él.
Publicado Por: Albert
Spaggiari
Se agradece el aporte.
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