Aquellos que querían
ser pesados para comer, para dormir, para orinar y sobretodo para tocar,
aquellos que vieron el reflejo de la escamosa bestia brillante que trepaba por
los juglares del Épico Dommer, aquellos que llegaron para el mismo asunto para
otra generación, quellos que todavía sin pena de morir batallan por la misma
causa…Ser o no Ser el Más Lento sin perder el Doom Metal tradicional, he ahí la
cuestión.
Winter, Dream Death,
Katatonia y un etcétera de juveniles provenían de unas ligas diferentes, a excepción
de Cathedral, que propondría algo sobrenatural, como base del Doom. Estamos
redactando y observando el escaso circulo de aquellos que todavía en los 90s
hacían lo tradicional, añadiéndole por causas de épocas, más desarrollo al
genero sin perder nunca lo que hicieron las grandes bestias del ayer…Solitude
Aeturnus, comenzaría desde peque con la cabeza metida en el “Epicus Doomicus
Metallicus”, de Candlemass y el sonido europeo que alborotaba las espumas,
arrancando la raíz desde finales de los 80s con el nombre Solitude.
Pero que no les
engañe el nombre anterior o posterior, ni aunque les digan los “Candlemass Estadounidenses”,
son una copia o calca. Tenemos su debut “Into The Depths Of Sorrow” que contendría
el porqué, no referirse de esa manera al grupo. Con esa imagen entristecida y
deprimente nos conllevaría a unos de los trabajos del Doom Metal de mayor fuerza
y teatralidad encima de la nueva década. Conteniendo el producto más severo en
Riffs y con la voz tenor de Robert Lowe que desvanece como una fantasmagórica
criatura al ser observada, y de una soberbia técnica de elevar sus registros dándole
el toque parroquial y diabólico al mismo tiempo. Magnifico rango que le valdría el pase a sus
amados Candlemass para el 2007.
Los de las guitarras serían
su fundador John Pérez y Edgar Rivera. ¿Que podríamos decir del planteamiento
que ideo Pérez para su banda en este álbum?. Hacerse el rudote y machacarnos
con semejantes riffs que llegan por decimas de millas al Metal Extremo y con la
lentitud y los cambios de ritmos que sobrelleven tu atención a ellos por si te
pierdes del hilo vocal de Lowe. Pero detrás de una ralentización poderosa, hay
un juguito fresco que hace que no nos aburramos si el resultado proporciona monotonía
en cantidades, ese jugo es la técnica que se realiza en sus estructuras
compositivas.
Cuando me refiero a
Tecnicismo, no me refiero a cosas como Confessor, que es el caso más cercano
para estos estilos, que debido a su tecnicismo supersónico pierde la belleza
natural de lo que propone en verdad el género… Ese no es ni por cerca el tema
que se debería de cuestionar a Solitude Aeturnus, porque nos enseña la lección de
lo pesadísimo, lentísimo, técnico y melodioso que puede ser en ocasiones.
Haciendo de sí mismo una joya para muchos, por no seguir un reglamento tan
ortodoxo y las variedades de influencias que proviene gracias a la fecha en que
se situaban y aún deleitándonos sin perder la carisma. Claros ejemplos es la
Batería y una que otra intercalada cuerda de bajo que empareja bien el look de
las guitarras.
Desde una Intro de
monjes, y con cortes como: “Opaque Divinity”, “Transcending Sentinels” y “Dream
Of Immortality”, vemos lo opresivo que puede causar con esas tétrica atmosfera
y varios tempos lentos junto a la emocional voz que se redondea por los versos
de la penumbra, la soledad y la miseria. En estos segmentos nos percatamos de
una bomba rítmica, solo nos apoderamos de Riffs que toman dominio en todo el
álbum, con solos trotantes e hipnóticos que no pierden la secuencia del teatro
que han creado junto a sus complementos de rítmica que hacen una excelente
labor. Aquí es donde se puede ver que necesitas escuchar algo del pasado para
agarrar esto, ya que la formula se ralentiza a la mejor manera y sin ninguna
piedad de estribillos a lo Nirvana.
Luego del
atrevimiento fúnebre, nos exponen canciones como: “Destiny Falls To Ruin”, “White
Ship” y sin orden alguno también “Where Angels Dare To Tread”. Que es la tuerca
girada en que los coros son los títulos y que son más vivaces en cambios a
medios tiempos y de versatilidad asombrosa del manejo rítmico que junto a los
versos complementan el conjunto sin perder la llama del Doom que transmiten en
su lentitud exquisita que se acompaña de asombrosos cortes técnicos. Y de paso
me llevo al balada rudona “Mirror Sorrow” que con ella termino de describir
como ganso, ya que me siento sudado y no estoy de ánimo...Jajajajajajajaja.
Me sobran las
palabras pero por motivos de tiempo, no quiero redundar y les quiero exponer
este grupo que se rescata en estos 90s, sin ser para nada fotocopia de una u
otra banda, pero resaltaría la forma en que resuelven las estructuras y
composiciones de las canciones, es de detalle más a fondo lo que llevo el grupo
y de suma importancia para los amantes del generín, que por el mismo hecho
causa su mayores puntuaciones. Yo sin tanto revuelo que le he dado al pato, me
he quedado satisfecho, pero sin imponerlo como la glorificación, solo como
importancia de escuchar el material, que sin duda, si se hubiese quedado años
atrás le montaría verga a más de uno. Pero como es la frase: Nunca es tarde
para llegar… Y más aún si es interesante (por no decir excelente o bueno).
“Pienso que el Doom
Metal requiere una mayor capacidad de atención que la mayoría del resto de los géneros
del Metal…esa es probablemente la razón por la cual siempre se mantuvo en un
status de culto en términos del genero.” –John Pérez (Guitarrista Principal y
Fundador de Solitude Aeturnus).
Nota: 8.3
Publicado Por: Zdzislaw Beksinski
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