Buaaaaaaaah, hoy
toca, mis estimados colegas que han seguido fervientemente este lindo especial
de Death Metal (Música Muerta) hablar de una de las bandas más importantes en
la escena holandesa del merol bien pesado. Sí, es que al hablar de Pestilence, señores,
es dirigirse a una de las figuras de ónice y barniz endurecido marrón, que los
años no supieron corroer ni cambiar en su madera. Banda que localizó un pequeño
tumulto acogedor donde podía hacer música y con el tiempo se respeto en
cualquier iglesia su sonido; de los más acérrimos seguidores y pequeños
grupillos clandestinos de allá a finales de los 80s que rolaban a la banda en
toques cerradísimos, hasta el día de hoy palpamos una música que se mantuvo
fiel y casi nunca defraudó.
Como bien, muchos
conocen, el sonido que mantuvo la banda fue muy desviado y diverso alrededor de
sus álbumes, para hacerles corto el cuento sólo les dejaré una pequeña
introducción: Con su primer disco la banda porto un sonido muy Thasher, hasta
Consumidor impulsivo éstos cambiarían hacía el Death Metal, con el Tiempo le
siguió “Testimony Of The Ancients” que indagó en la vena más progresiva adaptando
estructuras jazzísticas en muchos de sus posteriores álbumes, para su regreso (De
la pequeña separación que tuvo en el periodo compendiado entre 94-08 )con un
metal más progresivo. Aunque siendo sincero y algo incapacitado, no puedo
hablar ni papilla de su último trabajo (2013) Obsideo, pero, chequéenlo y nos
cuentan.
La banda en aquel
periodo (C.I) estuvo “funcando” por: Martin van Drunen (después de este álbum
se iría de la banda para formar parte de la congénere Asphyx; aunque ésta
última con un sonido enfocado más al Doom) en las vocales (No se me impacienten
ya tocaremos el espacio en las vocales del señor), y en aportaciones con algunas
letras –según tengo entendido fue el creador en materia letrista de las
pistas 2,3 y 10-; Los tocayos Patrick (Mameli y Uterwiljk) en las guitarras,
sea Lead como Principales; Y Marco Foddis es la batería (El cuál también
tenemos un dato muy peculiar aquí) junto con Van Drunen, Foddis compuso la otra
parte del disco en cuestión de letras. Estuvo muy dividió ese sector entre los
dos miembros.
¿Qué podemos decir de
este coloso álbum? O ¿Es qué esa fama se ha ganado a base de escándalo o de
buena música? En primer lugar, si queremos alabar mierdas por escándalo vayamos
al Black Metal Noruego y formemos un panda de tirafuegos y compongamos dos riff
para todo un álbum, pero antes que nada matemos al vecino, y seremos una
bandota. Dicho y hecho. Pero, ya dejando las brometas, el álbum de pestilence,
hasta hoy ampliamente conocido, siempre estuvo visto desdeñosamente, con una
mirada de dejo y antipatía hacía lo de Van Drunen. Sin embargo, la banda por lo
que he escucho no ha dado alguna basura repetitiva y la ha llamado “Death Metal”
algo muy interesante de su separación es cuán concientes y comprometidos con la
música eran estos tipos, ya que se retiraron a la buena, a la limpia y con la
cabeza muy en alto alegando que “su creatividad había llegado al punto final de su
discografía” fácilmente podemos nombrar escorias, y perdónenme, que siguen
haciendo abortos de álbumes y vendiendo tan tacita y plácidamente. Así de
campante. Nos invita a pensar, ¿eh?
Como he dicho antes,
la banda no tiene que envidiar a ningún americano, sueco, finlandés,
canadiense, o pendejo que se le ponga enfrente. El sonido de este carnicero,
despiadado y voraz álbum cae en una vorágine
de asperezas y cañazos a todo pedal y mecha encendida a temperaturas del magma
que se encuentra en un pletórico y enfurecido volcán que quiere estallar y
mandar toda su mugre porqueriza al cielo, a tierra, quemarte la cara, joderte
la existencia: hiriente y chamuscado es como quedaremos sí nos aceramos a no
más de una cuadra. Con un sumido sonido heredado de los míticos, qué digo míticos,
de unas de las trinidades del Death Metal como “Possessed”: ese sonido camuflado
por Pestilence entre la decadencia y la irritabilidad sórdida y rasgada.
No se está invocando
un segundo Seven Churche ni mucho menos un Beyond The Gates, pero lo que sí podemos
dilucidar arrogantemente es que el paso con que tronó e indicó Pestilence con
su grueso y romo dedo fue el iridiscente e iroso camino de cómo se debe de
crear y separar el Thrash del Death Metal en su estado más orgánico y menos conversivo
–Aunque no les voy a negar la falta de Blast Beats- que, si bien, no es característico
de un Death Metal consolidado, más bien de un Thrash, eso indudablemente crea
ese ambiente de desesperación y asfixia letal en pocos segundos de las corridas
al vinyl, sin utilizar el antes mentado recurso. Eso sí, la brutalidad es a
todo galope, ¿Blast donde están? Sigan durmiendo no los necesitamos para que
nos satisfagan.
A pesar de esa rigurosa
forma de componer, “La Pestilencia” se puede jactar de tener unos hooks (Armonías
Grovies) en sus solos de guitarras, similar al típico relinche del caballete,
pero con un feeling muy empático y ligero a la hora de transmitir esa base que
sostiene la brutalidad para que no caiga en la monótona y persistente amargura
de monodia incesante e inenarrable. Algo que nos revitaliza, con una sonrisa
burlona a la hora de hincar los codos, es cuán serpenteante pueden ser sus
ritmos: desde apabullantes secciones raspadas, hasta milimétricas quintaescencias
de Groove bien ejecutados y deliñados que quedan justos en sus engranes
pestilentes.
El bajo cumple, a
niveles secos, pero se disfruta con esa bestialidad y fiereza que se va desenvolviendo
y cayendo en la errática y viperina ejecución con los demás comensales: listos
para que caigan los chotacabras e irrumpan en nuestro regurgitado cuerpo
yaciendo con algunos cuervos y un calor insoportable que manifiesta la hora del
almuerzo animalesco. Buen provecho bestias indolentes y primitivas figuras del mal.
Pero, el infierno de Dante
no estaría completo sin el animal que se
esconde bajo el micrófono: así es señor Van Drunen, de usted estoy hablando y
lo señalo con un gesto serio, al momento que le digo: que putazo de voz, ¡hijo
de la chingada madre! Un rango hasta con eco y resonancia, esporádico y temible
cuando ese ser escupe, mejor dicho, vomita lagos de sangre cuando canta: una
voz demencial, esquizofrénica, no parece un humano que estuviese ejecutando
esos alaridos de algún universo tumultuoso donde habitan criaturas de con gargantas
de monos aulladores, gibones y serpientes parlanchinas, que más allá de tratar
de gritar un mensaje nos avienta sangre, pus, cerumen y tripas por doquier. Un
vocalista que maneja ese timbre tan castigador y terriblemente insoportable. Sin
éste, no sé que sería de Consuming…..
Batuca excelente,
algunos adornos, tiempos rápidos, medios, acelerones y desacatados; una
guantada en la jeta y una revolcado con las baquetas. Tonos, agiles y poco
profundos, bien asquerosos y rasurados. Sin olvidar un pequeño elemento que repercute
en una milésima del álbum: unas aterradores sinfonías incrustadas al estilo muy
sintetizador. También contamos de una pieza instrumental donde resaltan los
solos holgados y atrayentes al inferno.
Lo que hace tan
especial a éste hormiguero infestado es su nivel castrante y torbellinas
secciones rítmicas que están atacándote a cada momento, demostrando, para un
año donde la hostia metal de la muerte se estaba formando, un salto en la
formación y consolidación del género más bestia. Qué te guste o no, ya es otra
cosa y también muy respetable.
Canciones que
impactan a la primera escucha y que te enrolas con sus metálicos y arrasadores
ritmos son: “Dehydrated” donde para mi, Drunen hace un trabajo aplastante con
sus chirridos, “Chronic Infection & Out Of The Body” son piezas claves
aquí, con una majestuosa complexión en dureza y “martillante rocosidad” ejemplares
dignos en su catalogo; el siguiente tramo compuesto por: Echoes Of Death (Que
titulazo, carajoooo, puro tema de Death Metal, chavines) y Deify Thy Master que
receta más pura y chapada a la antigua, a la vieja escuela, pueblerinos
insolentes; y la estranguladora y mortífera “Reduced To Ashes” cierra con broche
dorado y sucia cofradía endiablada.
¿Y la portada? La cual
sería cambiada por “Roadrunner Records” por la que vemos ahora: Esas africanas
hormigas compulsivas y hambrientas de carne humana: que invaden los confines de
la boca del sujeto espantado y temeroso que lanza un grito (Figuradamente
hablando) de desesperación y angustia por no ser mordido por esas andrajosas y corpóreas
asesinas letales. Me gusta esa maltrecha portada, pero, putaaaaa, veamos la antigua,
que fue colocada para su álbum en vivo “Chronicles Of The Scovrge” del 2006.
Esos caníbales, bien bizarros y de estilos añejos, comiéndose entre sí con un
aroma orgiástico y de anatomía lasciva.
Pero, eso ya es mucho
pedirle a la cabra leche menos impura, además queda magistral con su sonido,
pero las preferencias son otras, aunque me quedo muy conforme.
Señores, hemos
llegado al final y ¿Qué más les puedo decir? Pestilence no anda con pendejadas,
pestilence se para enfrente de cualquiera, no le gruñe, no le saca las garras,
si no, le enseña su navaja que representa este álbum: corran ahora malditas
bestias que subestimaron al lacerante y escatológico estratagema envainado filoso
de la pestilencia errante.
Nota: 9.8 Disco Emperatriz
Publicado Por: Albert Spaggiari
Tal vez me lo descargue y le de sus escuchadas cuando tenga tiempo, para ver que pedo. Para seguir con su trayectoria y que no perdería nada en hacerlo porque su debut estuvo bueno, ahora me interesa este segundo vinilo y luego dejaré mi opinión más adelante.
ResponderEliminar-Comentario Beksinskiano-
¡Anímate!
EliminarPues, en serio que este disco no tiene pierde Besksinski. A comparación de su anterior producción, "Melleus..." Consuming Impulse propaga aún más esa atmósfera incisiva a la que nos tenían acostumbrados y, cómo especifique en la reseña, las voz de Van Drunen le esa sabor más escandaloso y furioso. En realidad que es una disco glorioso, que con el tiempo lo vas viendo como algo más puro y sólido en su género.
-Spaggiari-
El tiempo es el culpable del Adoramiento -Zdzislaw Beksinski-
EliminarExactamente por esa razón le entrare lo más antes posible cuando tenga el tiempo suficiente y por como dices en el comentario, me animo más e igual dudo que los Pestilence sean basura de relleno en sus primeros trabajos, pero como digo siempre, es mejor comprobar por cuenta propia.
Sí, como bien dices, Pestilence tiene esa aura maldita, técnica a lo brusco y ese vozarrón de Drunen hace que las expectativas se eleven.
-Comentario Beksinskiano-