Blind
Guardian es un grupo de power metal alemán, formado a mediados de los años 80s
bajo el nombre de “Lucifer´s Heritage” es aquí donde sacan su primer demo, que
pasó inadvertido hasta el lanzamiento de “Battalions Of Fear” la banda se ha
mantenido fiel a un sonido herético y con grandes demostraciones de power metal
de muy alta calidad.
Para
esta altura la banda estaría conformada por: Hansi Kürsch, vocalista y bajista;
André Olbrich, guitarrista y coros; Marcus Siepen, guitarrista y coros, y por
último, Thomas thomen Stauch en la batería.
La banda siempre se caracterizó por un estilo de power metal tan bien
ejecutado, que ha sido nombrada como pilar fundamental de la creación del “Power
Metal” lo que vendría tornando más tarde como un género sacado del heavy, con
retoques más melódicos, aunando en la influencia primeriza del thrash horadando
con esa velocidad tan característica, en el mismo sub-estilo.
¿Qué
nos presenta la banda para este trabajo? Antes que nada, para tratar de
referenciar su sonido, hay que buscar un poquito por los coetáneos más influyentes,
como por ejemplo: su hermano Helloween. Muchos la recordaran por trabajos con
el señor Kiske, otros con el virtuoso Hansen, y otros con el no muy afectuoso Deris.
Pero, esa disputa queda para los melancólicos. Helloween, como bien hemos dicho, fue la
principal influencia para los Bardos para la creación de su primer álbum, éste
sonido utilizado aquí, en Battalions, nos resulta muy similar a ese
espectacular “Walls Of Jericho” Con ese sonido tan primitivo y macarro.
Battalions
Of Fear es una mecha macabra del prematuro thrash, unos cuantos despuntes de
él, y una combinación con el heavy melódico de la NWOBHM a toda carga. Estos fueron
casi cruciales para la formación del género, debió a la unión de componentes,
ya que la perfecta receta tenía que nacer de géneros tan hermanados, como así,
guardando diferencias notables entre sí. El heavy más bombástico y el Thrash
más cruento, barroso y tratando de hacer todo, todo menos parecer escueto
simplón “mimetista” para una simbiosis intachable.
Los
teutones llevaron esos riffs veloces, tanto como melódicos y excepcionales, con
una buena dosis de metal rejuvenecedor, de mala producción, pero con tanto
poderío, que vendría a partir a cualquier trozo de madera enrarecida, dura y
tosca, que se hiciera pasar por centinela de escucha ruda.
Blind
Guardian, en una forma de epopeya “odisiaca”
estalla con riffeos a toda maquina, junto con una batería, igual que la
guitarra, a toda velocidad irrumpe en los parajes melódicos y astrales de André
Y Marcus. Una combinación inequívoca de cómo tocar música ruda siendo melódica y
llegadora. Aunque en un principio se dio de ponerle “Speed metal” a este
estilo. Sin lugar a dudas es una música rápida, pero como buen escéptico, creo
que esta connotación sería más bien un “Recurso” o “Agregado” a su música.
Sí
existiese un Speed metal, como género absoluto, no como recurso, perdería su intimidad
como música pesada, o ligera, como sea en el metal. Quiero decir, el metal la
mayoría de veces es rápido, o busca serlo desesperante, quitarle esa naturaleza
y cambiarla por un “género” o “casilla” sería como quitarle a Judas Priest su
importancia al heavy metal y claudicarla para el Speed metal, así como Iron
Maiden, Accept, Saxon y Motorhead, su música siempre fue rápida, porque su
interioridad permanecía de ésta tendencia. No niego el talento de la rapidez,
pero la rapidez está en el metal, es como llamar “Metal Metal” al “Metal”
jajajaj
Como
seguíamos diciendo, Guardian trabaja muy bien estos estilos para ir variando su
música. Y eso lo hace perfecto, un resolución en cada instrumento, tremenda. Un
ambiente, sin llegar a tanta reducción musical o una madurez intacta; eran muy jóvenes,
pero a pesar de esa “efeba etapa”, cualquiera banda madre puede ocultar su
cabeza en la tierra como una avestruz, con tal de ocultar su debut, pero Blind
Guardian puede estar orgulloso de no terne que enterrarse vivo por una puerilidad;
disco que demuestra un talento primerizo.
Los
solos de guitarras buscando el mesianismo, la pomposidad y la inverosímil ejecución
sincrónica y milimétrica; Cuán costosa y deliberamente complicada puede ser
llevarle la pista a ese estilo de requintos, trazados con una habilidad de todo
un “Guitar Master” Observen su técnica, para ese entonces era increíble ver
gente tan diestra en la guitarra que salía a borbotones; sí, unos cuantos
peludos que se hacían llamar músicos, y no resultaron serlo, porque desde la
etapa embrionaria traían su incontestable etiqueta de “Riffs/Cuchillo/GuitarMan”
Hansi
cuanta con una amplia gama de “timbres” o rangos, basados en florituras permutaciones:
van asediando a los bosques del Tolkien, para otros amacizar los escrupulosos
detalles balísticos de Ronald Reagan. (Chequen algo de sus letras, están bien
interesantes) Además agregar, la influencia lirica del señor de los anillos. Para
aquellos que tengan algunas dudas, hablo sobre el libro, ya que la trilogía es
mucho después de la banda.
Más
de alguno ha escuchado esos himnos espartanos, sería una buena excusa para ir bajándose
el álbum de los bardos. En fin, es un disco rockerón, papá! Sin nada de desprecios,
porque hay para todos los gustos: hay fases lúdicas, pasaderas, otras colmadas
de virtuosismo, tal vez, unas más cargadonas, pero todas, muy buenas y
disfrutables para cualquier seguidor de “La metalica music” Descárguense, ¿o me
descargo sobre ustedes? De todos modos
lo haré, los cagaré.
Nota: un
8.5 estreñido, pero con ganas de matarte a cagadas. Cuando salga, veras el
demonio café sobre ti, pelmazo, y olerás a MIERDA!
Publicado Por: Albert Spaggiari
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