domingo, 4 de mayo de 2014

Focus – Moving Waves [1971]



 
 
Antes de que se nos atoren los mosquitos en los oídos, demos paseo (En la ruta 52) a una de tantas bandas con una discografía estable y de un poder inoculado a través del tiempo:“Focus” una de tantas banderas progresivas henchidas a finales de los 60´s, con la mella y el rollo clásico por encima de todas las cosas, lo que se llamaría inapropiadamente (Como siempre lo ha sido el fanático esbirro) como: “Symphonic/Prog rock” pero, no estamos en la sorbetería para pedir sabores de aglutin en el conazo; no seamos pendejos tampoco. No estamos hablando de pedir cuentas (No podemos en este caso) a una banda que ni las piedras “movibles” del desierto podrán calificar como boleto de trance seguro.

Lo que nos compete ahorita no es hablar de la historia de la música progresiva, pero, claro, que hablar de una de las armaduras mejor preservadas es una cosa de helechos para untárselos en la piel dañada como cura irremediablemente dermatológica. Así que una vez puestos en marcha, haciendo cola en un supermercado de la esquina de un barrio (Con ese temor a que te vayan a dar una paliza por mirar al cajero drogadicto con dedos de cables razor) dirijámonos templadamente al rollo de papel higiénico de tamaño elefante: “Moving Pic… Waves” así es, no se ve aventajen haciendo cambios subjetivamente indecorosos. 

Formados por: Thjis Van Leer en el piano, órgano, sintetizador, mellotrón, flauta, acordeón y vocales, porsupollo; Jan Akkerman en la guitarra, bajo e instrumentos de percusión (De esos seventins bien ásperos), Van der linden en la batuca y efectos de esa índole; así como por último Ciryl en el bajo y las vocales. Lo que sería destacable a simple vista, hasta para el más indecente idiota, es la fachada que tiene sobre sí ese tipo de “Thjis” para todos nosotros que apenamos dominábamos las notas de la flauta dulce, es incontestable, admirable y casi venerable que un piojoso de nombre de césped domine tantos instrumentos y los adhiera a su música organizada. Vaya, perro naranja. 

Ya sin tanta mierda “Focus” disco que en su lado “A” es satisfactorio en baladitas, “semiaurales”, taciturnas y reflexivas, con donaires y tonos suavecitos de vieja reumática y achacosa que sufre dolor en sus coyunturas. Esto abarcaría las primeras 5 piezas, que no sobresalen de una mirada sencilla (U oída) ya que están organizadas en estructuras deterministas del clasismo más férreo y opulento: Algo debussiano. En este prefacio obtenemos la madera lijada, lista para entablar y formar una cabañita de willy. Las canciones en este punto se renuevan con mucha melodía, con una compasión extrínseca fantochera; la rubrica inundada de secciones instrumentales y semitonos de tempos acústicos.
Allí remojan las flautas y los instrumentos de vientos de espectacular masificación, tomándose las trincheras de corpóreo allanamiento. Claro, que no tenemos un “Ñu” tratando de meterte las flautas hasta por culamen.

Estas están guiadas de tonos sepias. Los teclados construyen la sensación onírica-fantasmagorica Vs teatralidad-espejismos, donde se componen de extasiadas entonaciones. Como por ejemplo en el primer track con esas voces tiolés, y ese disfemismo “a propósito”, de aires vodeviles y comedidos: “Hocus pocus”. Recordando la vieja tradición cristiana (O el mito de moda) el Hoc Est Corpus Menum (Esto es mi cuerpo) era una particular gracia para los paganos de la época, que deformarían el completo sentido de la expresión, trastornándolo en la mera sufijación de: Palabras mágicas, Hocus Pocus. No dejen sueltos a los paganos. 

Pero, esa tapicería a penas iba a comenzar, cuando abriera sin más nada “Eruption”, no la cagada de Van halen de guitarras aburridas, sino, la arcaica y trascendental de los Focus. Una rolota de 23 minutos, de cambios inesperados y contrastes, así como paralelismos con el mismo álbum, muy desconcertantes. Prueba de ello son las arrítmicas melodías, con las flautas de manivela, y el mellotrón de carrocería principal. En el entramado los fluidos se dan a conocer, entre materia gaseosa fétida, y auras simplemente “llaneras” o muy susceptibles ante la idea de compasión y experiencia alucinógena. 

Los instrumentos están aquí en su categoría más amplia, en su demostración escénica indispensable. Inalterable y rígido es el recorrido; agridulce y satisfactorio. La batería hace un trabajo destacable, conmemorando factores primitivos y carnosos: con mucha ejecución en bombos (Como empanizado entre dientes) voces operáticas que se disuaden y difuminan en la etérea y mística formulación Matemática-clásica de cepa de portero. La pieza es cambiante, poco o nada superflua. Las guitarras también hacen un papel trascendental en ellas, con una potencia colocada y demostrativa: riffs con criterios de composición a lo Emerson Lake & Palmer. Pero, la pieza de tiraje, podrá ser muy cruda para los incipientes u aspirantes oficiantes para “Focus” claro que tampoco es el sistema nouménico, o mejor dicho, incognoscible en su esplendor. 

Mis piezas favoritas son: “Hocus pocus” y “Eruption” las demás sobrantes, pero no dañan en lo absoluto. Portada en oasis, purpúrea de jironazos de lleno en un lago, mar o acantilado. En fin, un inicio prospero, pero, no será la mejor obra del género. Descarga para no perderse un grupo importante, que quizás no sea santo de mi devoción, pero su muisca está allí, y claro, progresa, progresa. 





Nota: 7.3 y con remedos en la nuca.




Publicado Por: Albert Spaggiari.  

2 comentarios:

  1. Hey men, fumate un joint y vuelvelo a escuchar. seguro te gustan todos los temas no mas. Focus forever

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