Reloj: Instrumento
capaz de medir el tiempo. ¿Podrá medir la historia?, ¿Podrá medir algo más que
tiempo?, Absolutamente No. Al menos que estemos rayados de la calva o seamos
pendejos. Pero algo similar sí puede medir semejantes medidas: Desde Sudamérica
con los espectros de sus influencias marchando en el camino, tenemos a una de
las agrupaciones más importantes en la Argentina, que ni de chiste es grato el
nivel de reconocimiento en que se ubica. Pero siendo unos de los primitivos
argentinos que fortalecieron el legado 60s a un nivel más Hard y con un estilo
preciso de tocar (de ahí el nombre): El Reloj. En tres palabras: Banda de
Culto.
Estos jóvenes
viciados del sonido Purpura de la era Evans, eran un caso de gente que se
esforzaba en su música, sin repetir mandarinas, ni cebollas. Claro, todo tiene su
tufillo, pero nada que pasará del límite con sus inspiraciones, tanto inglesas
como nacionales. Formados nada más y nada menos que en 1970, no verían su
primer trabajo serio hasta 5 años de combate, que se elevaba solo en el
pio-pio, la pesadez de su música en esos tiempos, la técnica de los tipos y los
shows. Dando como fruto el contrato con la RCA Victor, por momentáneo que fuera
solo singles de prueba. Siendo una banda hecha en vivo, la química dificulto en
estudio, pero todo salió a flote, como barco de papel cuando las moscas se
pasearon por la compra de estos “sencillos” temas.
Finalmente sale a la
luz: “El Reloj” - 1975. Los guerreros eran los mismos que impresionaron a la
masa de esos años cavernícolas: Juan “Locomotora” Esposito en la batería,
Eduardo Frezza en el Bajo y Voz, Willy Gardi en la guitarra principal, Luis
Valenti en el Órgano y Osvaldo Zabala en la guitarra. Todos utilizando una gran
libertad de tocar. Cada uno empleando lo que mejor sabe hacer: Composiciones
precisas, directas, progresivas y Jazzísticas. No, no hablamos de cualquier pájaro
pirata que se estrello fácilmente con la buena ejecución. Hablamos de sujetos
de Estilo Libre, una primera gran escalera porqué mencionarlo como escultor de
la música Rockera en ese país. Simplemente por su compañerismo de trabajo, de
gente tocando para la gente, de personas que quieren romper las barreras sin
imitar a otro…En esa era no había mucha tecnología (para los de recursos básicos),
ni tanto ruido, distorsión y velocidad, al menos que caigamos en el agujero Sabbath
y nos topemos con Tarkus (banda sudamericana). Así, que innovación o no,
aportaron para la evolución de su tierra.
No ser conformistas y
tampoco plagiar o calcar partituras e ideas que no sean de ellos mismos, era su
filosofía de vivir y de tocar bajo el techo de El Reloj. Para que nos revuele
la imaginación: Con la Locomotora que estaba a cargo de las percusiones,
tenemos una propuesta agresiva y fina a la vez. Heredando vías más estruendosas,
siendo uno de los primeros bateristas en colocar el doble bombo en la
Argentina. Y no solo por lucirse, si no, para fortalecer la dupla guitarresca y
enfocarse en una línea más ruidosa. Hard Rock. Seguro, pero: ¿Qué condimento
lleva para ser tan especial? Exceptuando los Riffs dinámicos y pegajosos, la
opaca sonoridad que emite la batería, como si se tratase de una roca afeitada.
Creo que el Bajo y el Órgano bañado en Blues, Jazz, Rock Progresivo con Swing y
Refinamiento, es otro honor y vertiente que domina todas las composiciones.
Letras que conectan
con el servidor, de problemas personales, de asuntos que a la gente le pasa.
Todo acompañado de Eduardo Frezza en vocales, ni fu ni fa, pero su timbre agudo
es degustable y adictivo. Desde la entrada con la espeluznante e inquietante “Obertura”,
hasta la magnifica “El Viejo Serafín”, que narra como un vagabundo hacía reír
con sus anécdotas a la gente, como te pasaba un buen rato un mendigo que finalmente
fue amado por muchos cuando el murió. La estructura de tonos vocales, la dupla
guitarresca fortaleciendo su sonido con el órgano de Valenti. Un Bajo de
gruesas improvisaciones y la batería como loca como siempre se acostumbra en
los gigantes del Rock: Con gran velocidad, extensos pasajes combinados con los
platillos y sobretodo ritmo contundente y penetrante. Ese combo lo vamos a
patentar con la labor de Juan en todo el álbum.
Sin irnos al
calabozo, ni recibir apedreadas, son de las pocas bandas latinoamericanas que
hacen vibrar una generación de un estilo tan técnico como memorable, con
melodías muy centradas hasta ir al grano con sesiones Jazzeras: “Más Fuerte Que
El Hombre”, una putada de picoteos de sabores, con congas, el mensaje claro: La
superioridad del Tiempo ante el hombre, Guitarras finas y paros de silencio que
dejan los palillos de la batería sonando como agujas de reloj. Toda una fusión
de mezclas orientadas y maduras. Como si habláramos de una banda Jazz Rock en
las improvisaciones. Una calidad inmensa que desborda en burbujas de sonidos
directos e indirectos. Todo armonizado por Frezza al frente.
6 temas de vertiginosos
paseos por los instrumentos, desde Riffs melodiosos, un órgano a la Lord, una
atmosfera oscura, un Bajista/Vocalista con propiedad, la destreza creativa de
las estructuras instrumentales de las canciones, los tonos altos y juguetones y
las letras listas para el redondo. Exigir sería un castigo mortal. Lo
underground del grupo, no le quita su importancia y chorro de sangre que ha
dado a la comunidad, eso que quede claro solo al ver el nombre de la banda. No
sé, de que manera tan impresionante podemos resaltar la libertad musical que
acompaña los temas con un fin: Transmitir adecuadamente el sonido con la
exactitud de cambios y movimientos rítmicos que merodean a un Hard Progresivo,
extravagante, fino como rudo y directo. Solo destacar la expresión técnica en canciones
como: “Hijos del Sol Y La Tierra” y “Alguien más en quien confiar”, cuesta tus
tres huevos cortos y una paliza.
En cambio “Blues del
Atardecer” (Himno Total), se dirige en plan sentimental, cantando una y otra
vez que el hombre no está solo, tiene su tarde triste y gris. Pegajoso más que
el chicle pisoteado, como también creativo y memorable por la letra y la
secuencia que sigue, está vez, dándole sin engranajes, ni exactas fusiones de
notas entre músicos, solo un extenso solo de batería que sirve de corte final
con un pulpo demostrando porque debería más respeto, aunque ganaría
perfectamente el tiempo debido, para licuar esa “Haciendo Blues y Jazz”, que nos
arropa con un Riff como Gardi se los manda: Con potencia, finesa y calidad. También
el procedimiento de la importancia que ocupa Luis Valenti tras ese órgano
cabrón que partiría el pastel para el cuarto track y para el conjunto con su
toque de iglesia y bailón.
¿Como puede ser tan
empolvado y tirado un grupo tan hábil como mágico? Con solo 6 temas bastan para
detectar el sorpresivo vinilo que se nos escapa entre las joyas
latinoamericanas. Que no, no es la octava maravilla del mundo, pero no es ni
tan siquiera un fastidioso asomo por la regularidad que tendría un grupo afán a
la música pesada de esa época. Y bien dicen los integrantes sobrevivientes: que
si en esos años, hubieran tenido la cadena de ser más pesados, lo hubieran
hecho con mucho gusto. Pero dieron la mejor creatividad y placer que nos pudo
dar grabado en un estudio y en unos años, que no todo prójimo podía “triunfar”,
tanto en promoción como en claridad. Para muchos esos conciertos ya serán
legendarios: Primero, su honestidad con la manera de tocar. Segundo, La Calidad.
Y Tercero, Ver al vocalista original, ver a Gardi y Valenti antes de morir y en
una fase de crecimiento… En Fin, te gusta el Rock, no te pierdas ni un más mínimo
minuto de tu estúpido tiempo en leer mi asquerosa opinión para descargar esta
joya, Hazlo ahora o mueres en la intriga...
La Portada: debería
de ser los famosos relojes derretidos de Dalí, pero el trámite tardado y el
financiamiento no era lo suficiente para lograrlo. Por lo cual, la disquera
presiono y Juan prefirió hacer un dibujo y mostrarlo como portada, la elaboración
fue una noche, el resultado una porquería: en una esquina pequeña y con el
nombre del disco en medio con un fondo negro caca, la disquera una maldita
mierda. Pero era eso o nada y eligieron algo que exponga las ideas del grupo a
algo que podía empeorar dejando todo el trabajo a los de la RCA. Que incluso,
los miembros tuvieron que tocar como si se tratará de un concierto: Alguien se
equivoca y todo de nuevo. MIERDA, solo eso se describiría tales arrebatos artísticos.
Finalmente les otorgo la caratula original con su especie de trineo despejándose
del desierto, elevándose hasta lo más oscuro del cielo….
Nota: Un 9.0 Maldito y Desafiante
Publicado Por: Zdzislaw Beksinski
No hay comentarios:
Publicar un comentario