Desde 1980 hasta
1989, no ha parado de llover bestias y bestias de discos en la escena del Metal,
todo por un lado…Heavy, Thrash, Doom y en el Metal extremo, los materiales
lanzados se proclamarían por deber, de culto. El Grindcore llegaría a mediados
de los 80s y la gente ya se volvía loca con Possessed, no esperemos una grata
bienvenida con cosas como Carcass en esos tiempos. La evolución a la brutalidad
comenzaba en todos los terrenos extremos, algunos caían sin poder resistir el
nuevo ideal, afirmando que esto pasaba la línea de lo que era música a llegar a
ruido. Pero algunos se rompieron cerebros y dinero para adecuarse al cambio
musical.
En 1989, a poco de
navegar bandas reconocidas de la escena del Death Metal, como Morbid Angel,
Deicide, Cannibal Corpse u otros perros. Estaba en el ojo del huracán un grupo
llamado Terrorizer, del cual toma nota como influencias de Slayer, Possessed,
Repulsion, Death y todo lo visto en el ancho mar. Para procrear una especie de
Grindcore con raíces Death. Desde la alineación con Oscar García en la voz,
Jesse Pintado en la guitarra, David Vincent en el bajo y Pete Sandoval en la
batería, podemos visualizar que no será una burrada. La cuna de Nausea, de
Morbid Angel y de un futuro guitarrista de Napalm Death desde 1990. Estamos
ante nosotros con un embrión de 2 grupos y de una creación malévola.
Un mal feto deformado
le podríamos decir, lanzando a nuestras vertebras el “World Downfall”, nada más
antes de lanzarse al mercado, los miembros ya tomarían rienda en sus proyectos,
dejando un huérfano ochentero que no se volviera a repetir la misma alineación,
nos dejo un producto que apostaba hacer lo más veloz posible y sin perder nunca
la agresividad, apostaba lo más alto en la escena, sin temor a equivocarse. El
rumbo parte en dos direcciones: El Grindcore y el Death Metal y para el año que
se situaba era directa o indirectamente una influencia para muchas bandas
posteriores.
Pero el rollo viene
siendo más que solo importancia absoluta, se agarra los tirantes y nos saca growls
raspados e ininteligibles de raza mexicana del señor García y unas ganas de
devorarnos con su furia, sin ser un tono gutural, todavía nos da una paliza sin
poder traducir muchas cosas de las que canta. La guitarra es sucia y cómoda,
que nos envuelve la rítmica junto al bajo distorsionado de Vincent, dando una
excelente rutina de Riffs de Thrash alterados a una pesadez más adecuada al
estilo que tocan, sin importarles si pones o no atención a la sección rítmica.
La batería creo que
es la más inhumana que pueda haber escuchado antes de la década de los 90s, no
es una monótona batería rapada sin fin, es una de las más veloces que se pueden
presenciar, y no solo eso, es a la vez muy técnica y natural, sin irnos al
aburrimiento. Hasta la compararía con la de Flo Mounier, y eso que son años más
lejanos. Vaya que Sandoval contiene su comando percusionista a un nivel de
volumen igual que sus compañeros, pero podremos ver el tamborileo del
salvadoreño con un millón de cambios, velocidades, maniobras y estrategias para
destrozarnos literalmente los tímpanos, resaltando su labor ante los demás.
No hay solos, no hay
canciones de 4 minutos, no hay mucha melodía y mucho menos hay hospitalidad con
el oyente. Todo es un arañazo de poco más de 30 minutos. Ya solo al ver el
titulo, el nombre del grupo, los miembros y el productor, parece que todo
concuerda para el añejo, sucio e irresistible papel de obra deliciosa de los
manjares del Grind o del Death. Scott Burns hace otra vez de las suyas para mantener
esa característica producción que se manejó a más de mil bestias del Death
Metal gringo y creciente, pero en esta ocasión a ganado un poco el mal sonoro,
aún siendo de 1989, pero que por fortuna ecualizo muy bien los niveles de los
instrumentos.
Entre las influencias
me he saltado el Hardcore, por obvia razón si le quitamos la armadura metálica,
por resultado tendremos a una típica banda que golpea con el Hardcore más agresivo,
solo chequemos la notable estructura y movilidad que circunda la pista: “Corporation
Pull-In”, sin duda si no fuese por los referentes mencionados, este grupo
navegaría en el Hardcore más raspado y violento. Lo que me gusto del material,
es que rompe la barrera de velocidad, con tramos de concordancia sin ser un
rayo distorsionado y molesto, pero eso sí. Es muy difícil tragarse la bomba así
por así, porque la música no te lo permite.
No hablare ni de la
portada, ni de las canciones, ni de otra cosa más que no he redactado, por el
hecho de que no me apetece que sea de tal importancia, ya que estos puntos
hablan por si solos y no necesitan tal presentación. Ni siquiera veo que halla
necesidad de hablar del álbum en sí, solo de ajustar algunas esquinas que
resaltan del “World Downfall” y sin reiterar el aporte de cada figura que toca bajo este debut, para resumir las puteadas y las alabanzas, por falta de animo y de necesidad.
Nota: 9.0
Publicado Por: Zdzislaw Beksinski
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