¿Cuántos géneros,
estilos, combinaciones, fusiones, etcétera.., puede tener la música?, ¿Qué tan
extensa es la música?, seguro no sabremos nunca. ¿Pero que tanto puede hacer un
aficionado por la música en general?, a lo largo de la historia este arte, como
muchos otros, ha evolucionado de diferentes formas, y como verán, la gente tan
apasionada a un género, siempre le quiere añadir algo a ello, para que no se
estanque en la misma mierda. ¿Porque comenzar con una reseña de esta manera?,
porque por primera vez en este blog caquita, presentaremos el Drone Metal.
¿Qué es Drone Metal?,
lo resumiré en 4 factores que definen a esta música: Ritmos repetitivos,
Pesadez, Ruido y sobretodo, Lentitud. Si no tiene estos caracteres, entonces,
no sé que carajos es. Pero no alarmemos a las moscas, porque de todo buen
frijol, siempre hay una semilla, esa es, la “Drone Music”, la cual se basa en
su mayoría en ritmos repetitivos, y de ahí puedes añadir ciertos condimentos a
la sopa, como flautas, violines, batería o lo que sea. Pero no tiene una
intensidad y densidad como el Drone Metal, que nace con Earth, pionero en
basarse en el Doom Metal y mezclarle el chiloso Drone de los años 60s.
Si todavía sigue
leyendo y no sabe de qué mandarina estamos comiendo, váyase a su pueblo y se
encierra bajo las sombras de la mesa o infórmese, que para eso tiene internet. Prosigo…,
Este Drone Metal, parte a mediados de los 90s, ortodoxo como el culo y ruidoso
y lento hasta provocarte un infarto, vómitos y daños cerebrales, con bandas
como Boris o los Sunn O))), son de esos que te pegan con el latigazo del
ruidito que reproducen los televisores cuando no sirven, esas bajas frecuencias
insoportables para el oído humano. Para que nos demos cuenta que no es Metal
Happy, ni ninguna similitud de sonido. Pero mi intención no es asustarlos,
porque la manzana que traigo en la canasta es de otro árbol, solo que, con el
mismo saborcito.
En fin, creo que deje
claro lo que es el Drone y el Drone Metal, y de que se trata la chorrera de
música. Informados y listos, nos adentramos a un hormiguero más reciente y
diferente. Nadja, de nombre corto y desapercibido dentro de la marea canadiense,
que no es más, que un dúo, comenzó a inicios del siglo XXI, y no paró nunca,
dejando como prueba más de 25 materiales de larga duración que definen la
personalidad y el carácter que representa el miembro fundador Aidan Baker (Guitarra,
batería programada, vocales y sintetizadores), y su esposa Leah Buckareff (Bajo
y Voces), a la música de este proyecto.
Ni de cerca le tengo
referencia con sus anteriores álbumes, porque no me pongo a escuchar el sonido
de los zancudos mucho tiempo, ni tampoco conocí a la banda en su momento. Por
lo tanto toda descripción musical será directamente a su álbum “Queller”, del
cual partió las alas de un búho desde Berlín, para poder presenciar de qué se
trata todo el asunto. Primero antes que nada, sus composiciones consisten en
ambientes ensoñadores y melódicos, con una influencia muy notoria del shoegaze,
del cual Baker, todo el tiempo utiliza el efecto nublado de esa vertiente como una
añadidura más a los temas.
Las Pistas iníciales:
“Dark Circles” y “Mouths”, son ejemplares de música ambiental, pasiva y con un
tramo memorable distinto, sus prolongadas notas a la vez diferencian una de
otra, como si se tratará de un grupillo Ambient, con tintes Shoegazing. En el
primer track vemos que la circunferencia del inicio del álbum tratará sobre lo
pasivo y estruendoso que puede ser su música, con un prolongado ritmo repetido
del cual se desprende una ráfaga de guitarra de semejante magnitud que lleva
consigo un efecto ruidoso que se escuche extremadamente pesado y memorable,
pero que estás circunstancias serían causadas para no llegar a la monotonía de
un línea calma, lo cual deja ver que la vertiente esta clara en el Drone, de
una forma más digerible. ”Mouths” es una lección sobre la combinación del efecto vocal
omnipresente creando una melodía junto a una pared sónica, pero su base es una
guitarra dictando notas claras, junto a una batería programada que lustra más
la sección junto a una pequeña interferencia de distorsión.
En una entrevista, al
vocalista le preguntaron como definía su música: él, respondió con la etiqueta
de “Ambient Doom”, y señores sapos, tenemos Drone Ambiental en este álbum, del
cual se impregna un sentimiento oscuro, sombrío y calmado, como si estuviéramos
en el bosque junto a ese búho de la caratula, con un silencio adormecedor, pero
con el peligro de terminar devorados por los misterios que oculta ese bosque. ¿A
que me refiero con Drone Ambiental, acaso el Drone no es un genero del cual se
siente como música ambiental?, lo que quiero decir, es que no tiene esa
estridencia continua del cual su terreno es una distorsión. Para nadita, el
álbum construye pasajes muy armonios, incluyendo melodías vocales, de las
cuales casi ni se pueden tomar su pronunciación y riffs de medio tiempo, muy
crujientes, todo bañado en un largometraje de pasajes y caminos diferentes.
La mitad del álbum
nos deja inquietos, si en verdad a esto, se le puede llamar de tal manera,
aunque obtenga un olor explosivo y desesperante. Todo queda claro, todo se
equilibra con las canciones “Lidérc” y “Quell”, cuando el tercer tema quiere
iniciar, despega la sucia interferencia de la típica nota distorsionada
mantenida, mientras la batería sigue naturalmente, y todo con tonos agudos
diferentes en la guitarra, tipo balada siniestra, pero el pan se lo come los
Riffs ultra-mega-distorsionados, que son pausados y masivos. “Quell”, en cambio
es la aparentemente más movida, con un Riff BlackSabathiano que se transcurre
todo el circulo, con una Batería y un afilado tono desgolla vergas, que cambia
el ritmo a que entre una elevación vocal fantasmagórica y muy pegajosa de Aidan,
pero el Riff Base sigue desplomándose sin darnos cuenta, y nuestros oídos nos
hace la referencia que solo escuchas eso, peo no lo es.
Distorsión y más
capaz de distorsión tiene el Lado B, dejando clara la propuesta, comestible
para el orejón e indigerible para el que tiene orejas de Patricio. Todo
equilibrado en un desarrollo estructural templado en una formula reiterativa,
de la cual podemos arrancar sus trozos más jugosos y sus pasajes más melodiosos,
pero lo más recomendable es el bienestar del tímpano y tragarse las salchichas
de alrededor de 10 minutos, para degustar mejor la obra. Influencias cercanas
del Noise Rock y una idea diferente, incluso, de ejecutar este estilo. Hasta
tal punto, que recolecta todas sus influencias extra-metalizadas y la
endulzadora pizca de Metal bien cargado.
En resumen, “Queller”
es un álbum que da lo mejor del Noise, con elementos agregados de distorsión u
otras habilidades compositivas, para lograr un camino distinto de la otra
pista, siempre obteniendo un resultado diferente. Música que no te puede
despeinar, tan adormecedora y estruendosa a la vez, con una atmósfera tenebrosa
que solo los Riffs demoníacos e hiper-brutales de máxima frecuencia pueden
angustiar la vereda que siguen esas guitarras eléctricas que simulan una acústica
soñadora, pero no es más que un tétrico cuadro surrealista de un inocente en un
mundo salvaje.
Me sobran las
vulgaridades y los términos de los desarrollos, pero en un disco Drone, Experimental o como quieran nombrarlo, da una
sutileza y simple técnica en crear atmósferas, tras atmósferas, que me deja cortito como pepito. Densidad la tiene, Lentitud la tiene y de sobra, detalles
pequeños, como los elementos sintetizados, bajo y los arreglos que sirven de
contorno a toda una bola que rueda en 40 minutos. Si es fan del estilo, no se
lo pierda, porque Nadja plantea su ideal en su música cómodamente. Si usted,
está en sus horas más nocturnas y calmas, y requiere ambientación sin dejar a
lado la pesadez, la solución es “Queller”.
Nota: 8.2
Publicado Por: Zdzislaw Beksinski
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