La historia que casi todo el mundo vio y verá, porque “Alien” fue eso y muchos más. El simple cuento sin moraleja de una bestia que hace mierda a la humanidad, y que por hecho incontestable de la cronología que llevan las películas de terror sin imaginación (Véase el pedazo de porquería de “Isolation”), la idea/estética de Scott fue tan influyente, que fue plagiada y usada como plato desechable para los desperdicios de los puercos. Eso sí, no voy a negar que la cinta pierde su fuerza gracias a lo antes dicho, como también la genialidad que pudo ser para mí ver en esa época esa perturbadora oferta, de paso en la inocencia o en los años infantiles de la vida (lo segundo lo experimenté, aunque sea con sus secuelas).
“Alien, el octavo pasajero” es un trozo de miles y millones de ideas de finales de los 70s, que adquieren una forma definitiva gracias a presiones, conceptos, temáticas y limitaciones de trabajos que se tuvo que hacer, para procrear un buen hijo a las productoras gringas y famosas, para que el presupuesto no fuese un intento fallido por tanta faena sin premio alguno. Y con cambios, finalmente nos llevamos de premisa un titulazo como gancho y una frasesilla para alterar a los monos: “En el espacio, nadie puede oír tus gritos”. El peliculón presenta sus siete protagonistas: La suboficial Ripley (Sigourney Weaver), Ash el oficial científico (Ian Holm), el capitán Dallas (Tom Skerritt), El oficial al mando Kane (John Hurt), La asistente General Lambert (Veronica Cartwright) y por ultimo los dos ingenieros técnicos, Parker (Yaphet Kotto) y Brett (Harry Dean Stanton)
Cada uno de los tripulantes tras estar en un híper-sueño en la nave de carga Nostromo, se despiertan debido al desvío de regreso a La Tierra, descubriendo que una transmisión de vida desconocida proviene de un planeta de su cercanía. Al lograr aterrizar al lugar gaseoso con dificultades técnicas, salen Dallas, Kane y Lambert a investigar el origen de la señal. Al hallar una nave varada con facha alienígena, el oficial Kane averigua la zona, encontrando una enorme cámara de huevos aparentemente fosilizados, donde finalmente uno de esos miles de huevos, resulta estar en plena forma. Como resultado Kane al observarlo, es atacado por una criatura que se adhiere a su rostro.
El impacto que tuvo su inicio argumental que encera la trama con el encuentro de la bestia, hace que esas dos horas pesadas no sean una puta carnicería o un bodrio que chuta el aburrimiento insistente, solo la sencillez que se debe de tener a la hora de ejecutar una violación por el cuerpo de otro ser vivo. Porque eso es lo que pasa. De ahí para correr el celuloide, no necesitamos una pepitoria o unos elotitos, sino tus partes “entretenidas” no serán focalizadas para sumergirnos en ese ambiente claustrofóbico, mientras nuestro antagonista tiene sus tres etapas de la vida para formarse en el xenomorfo que todos conocemos.
¿Qué me puedo esperar de la cinta debutante, en todo ese transcurso evolutivo para hallar el fin triste o feliz? Primero lo primero: El orden de los asesinatos y quién vive para contarlo, es una aparente chorrada que nos tiene acostumbrado las defecaciones gringas, pero en “Alien” es todo lo contrario. O picoteas al azar o te esperas a que se revele cuando se derrita el minutaje. Segundo: La intriga y el suspenso cobran vida al tratar de matar al monstruo, cuando él es casi indestructible, y lo primordial es salir cuanto antes de la nave. Y por si no nos habíamos dado cuenta aún, otra sospecha arranca: (SPOILER) el hecho de la desconfianza del ser humano, al poner a Ash al mando encubierto como un androide con la labor principal de traer pruebas de vida extraterrestre, sin importar la vida de los tripulantes. Semejante vergazo que se nos trae ese giro inesperado. Y de Tercero y sobrando: conocemos más la personalidad de los personajes mientras la angustiosa estadía en el espacio se envuelve en escalofríos para los integrantes del asecho de la muerte.
Ver la elaboración técnica del film, es como ver el cuidado de transmitir tensión al espectador, la influencia de Lovecraft & congéneres se aprecia. El inventor y el que puso la esencia opresiva a ejercerla en la pantalla con todo el permiso, ha sido del artista suizo H.R Giger (1940-2014 D.E.P), el Alien en sus tres etapas, los huevos, la nave extraterrestre varada, es innegable que si te ponen encima esa temible bestia negra de cabeza enorme, te cagas en un milisegundo, es como ver el “Necronom IV” del artista en versión ultra-grafica (y tirando para “real”, pa mas joderse). Carajo!, es que no se puede valorar el Terror impregnado de lo que es para mí, una de las mejores criaturas de alma oscura en el Cine (fijarse que no tiene ni ojitos, ni ojos, ni ojotes el desgraciado). Porque, no solo el alien parasitoide hace reflejar el Terror, en ello entra el legado de Giger & Compañía para exponer el oscurantismo a rodar, para dar el efecto y clase de ser una película de Terror.
La valoración en sí con la trama, es a medio pulso. Una sencillez que da el verdadero lado oscuro del espacio sin tirarnos las carcajadas al ver un imbécil vestido de cartón simulando ser momia o la ciencia ficción hecha en calcetines…Bufff yo no nací ciego. En cambio, “Alien; El Octavo Pasajero” es una putada en ese campo. Cierto es el manejo de crear entretenimiento obligatorio donde no lo hay si no interfieren algunos momentos/escenas, pero lo que conserva a comparación de la Saga completita con una que otra burrada, es que el Octavo pasajero que aquí encontramos es la semilla, la cosecha, la debutera (surgida de finales de los 70s, recodemos) de toda la parafernalia alabadora. Por ende, Menos acción y vulgaridad de “Barrio 13”, y más Suspenso. Aunque es jodida la desproporción de calidad que sufre la película de Scott, por el hecho de que son contadas con media mano las ocasiones en que se presenta el Alien (Aunque bien vale la pena), como también algunos asesinatos torpes y casi ni visualizados entre la pesadez que fluye una historia narrada por mil y un tipejos en la cinematografía.
Lo más Chulo: Las dos escenas míticas que costaron un huevo, 1. El espontaneo momento donde se sorprenden los actores (literalmente), por ver que sale una larva ensangrentada del estomago de su amigo Kane, provocando que éste fallezca, 2. La presencia del alien en su forma completa agigantado a la par del ingeniero Brett y el gato asustado en realidad (he ahí, la función de un perro para más realidad). Como también ya la susodicha criatura, que no hace falta tanta mención para ver que es mejor que la película en sí. ¿Que más?, el reparto, la soberana actuación de Sigourney al interpretar a Ripley, la estancada situación en la nave como sentimiento claustrofóbico, el legado de Giger que se extendió aún más en portadas, esculturas, pinturas y demás. Y por obvia razón; el final y el peso de 2 horas retratando lo ficticio de forma “real”.
Lo más Nefasto: La banda Sonora olvidable como la comida que desechas al cagar, las apariciones del negruzco ser, algunas ideas y conceptos que entraron y algunas que salieron por obligaciones corporativas para distribuir el artefacto al mercado, la sexualidad que se tenía en mente empapar la cinta y fue rechazada por la compañía Brandywine Productions, el gastado producto que venden me lo podría ofrecer cualquier lagarto, el intento forzoso de la trama por no ajarse frente al vidente. En fin, pocas cosas, pero ojo, Centrales!
Clásico, Histórico e Influyente, Sí. Dorado u Obra Maestra, No. Se te cuela con gusto, pero al día de hoy refleja una creatividad, LIMITADA, pero presente ya sea para 1979 o para el 3014. Sin estrambótico giros, sin computarización desgatada, sin jóvenes pendejos en la pantalla para atraer el publico. Llano, Suspenso, Repulsión (por algunos). Caemos o no, en un término MEDIO, generalizado sobre los aspectos de los cuatros costados, valorándolo con una mirada para la época y para la actualidad. Así está la cosa, dejémonos de mentiras. Ridley Scott ni de cerca le huele la bacteria de la suela sucia de un Dios, “Alien: El Octavo Pasajero” es influencia pura maestro, pero no nos ceguemos y masturbemos con él, Buen Film y Punto.
Clásico, Histórico e Influyente, Sí. Dorado u Obra Maestra, No. Se te cuela con gusto, pero al día de hoy refleja una creatividad, LIMITADA, pero presente ya sea para 1979 o para el 3014. Sin estrambótico giros, sin computarización desgatada, sin jóvenes pendejos en la pantalla para atraer el publico. Llano, Suspenso, Repulsión (por algunos). Caemos o no, en un término MEDIO, generalizado sobre los aspectos de los cuatros costados, valorándolo con una mirada para la época y para la actualidad. Así está la cosa, dejémonos de mentiras. Ridley Scott ni de cerca le huele la bacteria de la suela sucia de un Dios, “Alien: El Octavo Pasajero” es influencia pura maestro, pero no nos ceguemos y masturbemos con él, Buen Film y Punto.
Nota: Un 6.0 inamovible como un moái
Publicado Por: Zdzislaw Beksinski
Publicado Por: Zdzislaw Beksinski
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