La retirada, la
despedida y el adiós de Kieslowski dentro del cine y la vida, suponía un hecho
incontestable de la realidad de su puesto. Él, no quería ser galardonado,
afamado o echarse la pasta con cintas llenas de prepotencia con pseudo-filosofía
barata para impresionar a los mosquitos. Y su legado es tan variado, que ronda
para algunos las tablas frente a la mesa, o simplemente lo que a su servidor le
apetece: Películas Maravillosas con el Propósito de su existencia en el Cine.
No hay nada mejor que cerrar el capitulo con el broche en alto, el Polaco con
la Trilogía, nos emplea un campo de visión diferente sobre la enseñanza de cómo
ser libre (Azul), de conseguir una igualdad social y personal (Blanco), y la
que hoy finaliza los 3 lemas de Francia: La Fraternidad, construida siempre
bajo las ordenes del color Rojo y con el despliegue que la caracteriza a continuación.
“Tres Colores: Rojo”:
Desborda una trama como de costumbre: insospechada, atrapante, filosófica y
demás… Una joven modelo llamada Valentine (Irene Jacob) al atropellar una perra
embarazada, la llevaría al encuentro de su dueño: El ex-Juez Kern (Jean-Louis
Trintignant), donde se da cuenta que el éste espía las llamadas de los vecinos.
Al suceder esto, apartando los problemas personales de cada personaje, la película
se entorna como una obra llena de planos sobrecargados de simbologías, como también
abordando con plenitud casi todos los lemas de Francia en un solo celuloide,
donde además se centran otros temas como la Justicia. Haciéndola completa, sin
empalagar y con la simpleza siempre presente en esta tríada colorida.
Cabe resaltar, que se
inundan cualidades antes vistas en Bleu o Blanc, explotándolas con el objetivo
de constituir una conclusión en un enorme e inentendible hilo. Y algo siempre está
presente en la pantalla: Las apariciones de color rojo, la adornación de
Preisner al fondo, dos protagonistas principales, la anciana que trata de
introducir la botella al bote de reciclaje y la mirada del director nombrando el
inherente Amor como la solución. ¿Que nos hace falta para crear un nudo entre
los protagonistas principales?, que tras compartir sus secretos y pensamientos
en sus encuentros tras el largometraje en Suiza, entablan una relación. Gracias
a las charlas que tuvieron, Joseph se
entrega sabiendo que Valentine no lo denunció. La maravilla que tenemos
expuesta, pueda que sea de un contenido muy reflexivo que incluso debemos de
tomar atención a cada fotograma que se nos ponga en frente, sino, vámonos al análisis
que hacen en la web de Chepito…
Aunque Valentine y
Kern, sean personajes aparentemente opuestos que se conexionan entre sí.
Podemos apreciar una historia de Amor que fluye a la vez, donde un tipo llamado
Auguste Bruner concreta sus estudios para llegar a hacer juez, donde su amada novia
Karin, le es infiel. Auguste es el joven que representa el alter ego de Kern,
ya cuando el veterano manifiesta su indiferencia hacia las cosas, el porqué de
su conversión al presentarse Valentine. Escenas de recuerdo, el azar del
destino que explica Kern a su nueva amiga de carácter amable y bondadoso. El
Amor es el epicentro de la película funcionando como la Fraternidad o la
Solidaridad. Como siempre, los actores ejercen una carga emocional pa caerse
del cielo…
No hace basta crear una
mesa redonda ni escribir de sobra..Kieslowski en esta última presentación como
Director, hace cosas que no son entendidas si las escribe un escuincle sudado
por el calor tratando de manejar la exposición grafica que ha dado el Señor de
Las Gafas. No, Obra indispensable que se debe de ver, tejiendo la productiva Trilogía
de los Colores, ya que el final concluye con un segundo tema que siempre anduvo
flotando en las tres cintas. Y así, se cierra un un testamento indeleble, no de Krzysztof,
tampoco del Cine Polaco, muchos menos de los 90s, si no, del Cine en General.
Nota: 8.5
Publicado Por: Zdzislaw Beksinski
No hay comentarios:
Publicar un comentario