lunes, 7 de julio de 2014

Pentagram – Relentless [1985]



 
Sin más dilaciones: ¡Pentagram! Símbolo, imagen, verbo y credo del Doom; duela a quién duela, carajo. Banda que se influenció sobre las tablas rasas del Stoner Rock de los 70´s; ejemplazos: Supernaut, Sir Lord Baltimore, Randy Holden, Cactus, Necromandus, Bang (*), Dust, Blue Cheer, Budgie… y principalmente de Black Sabbath. De esas principales influencias directrices, sin más nace Bedemon, Pro-Pentagram, a comienzos de los años 70´s; es decir, que hasta este punto, ninguna banda, conocida hoy como Doom a excepción de Sabbath, tocaba dichos lindes; la propuesta era muy sarnosa, y oscura para su tiempo, por ellos nunca hubo un masivo reconocimiento, y espero que nunca lo haya. 

La cosa es dura, y muy difícil de explicar, ya que Pentagram (En ese entonces Macabre-Death Row) nunca quiso definir su estilo, y los edulcorantes sellos discográficos no preciaban su sonido, porque la notable influencia desértica-under no estaba siendo bien vista. Lo que la música necesitaba era Prog, y más Prog. Muchos aplazamiento tendieron que efectuarse a la llegado de un Record serio; los abusos de Liebling, y la falta de comunicación entre los miembros, hacían la empresa cada más imposible y lejana. En resumen, Bedemon-Macabre-Death Row, y todos los primeros intentos, fracasaron comercialmente, no siendo el caso de algunos demos que se anquilosaron por allí. Aunque muchas veces en los 70´s también optaron por llamarse como ahora los conocemos; únicamente dejaron unos demos de excelente mano de obra. 

Con la llegada de los 80´s, la oportunidad se hizo inefable, y cruzar la vertiente, junto con la madurez ya empleada, era decisivo para el placazo, la primera prueba de talento. Pero, eso llegó hasta 5 años después, donde finalmente sale: “Relentless” Bajo la tutela del maestro Griffin, Joe, Martin y Bobby. La portada clásica no paso a la historia y fácilmente fue olvidado, no es hasta la llegada de su versión alternativa, la cual se acoplaría en definitiva con el vestuario de Pentagram: un pentagrama, con casi ningún rasgo que lo diferenciase del debut de Venom, “Welcome To Hell”
La mayor parte de las canciones de este trabajo, que hoy atañe, fueron escritas y compuestas en los 70´s, y por ello no es de extrañar que su proyección aún sea muy Stoner, muy ácida y nada con relación a Candlemass, Saint Vitus y Trouble. 

Pentagram tuvo la suerte tener un ligamento más profundo, y una estirpe más lejana del sólo mentado “Doom Metal” Porque Victor y los suyos, jugaron con la materia inerte, para dar vida, mediante patrones holgados, a una música que sencillamente tétrica. Eso a partir de sus letras con una temática principal hacía la muerte y sus implicaciones. Es decir, sin Pentagram muy difícilmente tuviéramos una rama del metal, más oscura, que sentó bases y cátedras.

 Hoy es retribuirle, un poco de lo que nos dio, a sabiendas, que su nacimiento era más que obligatorio para el género, y que la mayoría de bandas tienen como principal influencia a los de Bobby. Pero, siendo sinceros, la  banda nunca ha contado con una larga discografía que pueda respaldar de alguna manera lo que digo, sin embargo, ese sería el factor cuantitativo, pero en cuestiones de calidad, de un percal fino y obstinado, Pentagram se lleva el pergamino de “Master Of Doom” así de claro. Aunque no estemos viviendo el mejor trabajo de los Doomers, si estamos ante el primitivismo más ingenioso, y la cuerda halada desde las tierras setenteras, para mostramos una gruesa, muy gruesa reformación e iniciación. 
 
Pero, no estamos para rogar que se den cuenta, porque 40 años no le han hecho justicia, y  una reseña más tampoco, pero su legado está allí, no es Pentagram Chile, ni mamadas del Mathcore y música minimalista contemporánea… si quieren impresionarse como en el circo, escuchen esas fanfarronerías para el vulgo expectante. Y la justicia suele ser muy ilícita, ya que yo podría decir fácilmente que esta banda consta entre una de las más infravaloradas del metal… tan campante, ¿no?

Pero, las cosas son así, no podemos voltear la página, y reverenciar lo que muchos no apreciaron, y por consiguiente, dejaron en aras del olvido. Definamos ya, de una buena vez: Banda de Doom Clásico, raíces Stoner, deambulados ácidos, secciones rítmicas necias y a la vez impregnadas de un sentimiento atroz e incalculable. No tengo idea, más allá de lo que hay por allí, de cuantas penurias hayan pasado estos tipos, pero su literatura es pesimista, desilusionadora, con un serio vaho existencial de perdición y mísera, aunque siempre con una llama, inconscientemente de esperanza innata. 

Lo mejor, es que su aparición no fue como un Sabbath 2, o de las anteriores ya citadas en versión 2.0. Qué maravilla, ¿no? Un Side A perfecto, con clasicazos como preceptos y entelequias de obscura impenetrabilidad del testamento Doom: Death Row (Corredor de la muerte) implacable, sincrónica, himno y bandera del álbum; All Your Sins, única, iconográfica, mordiente, diluida, tónica y espectral; The Ghoul, una de mis favoritas, por su atmósfera atrapante y obscena; Relentless (Pentagram) podría ser el emblema de la gema, el zenit del álbum, con la herencia patriarcal heredado a Victor Griffin de un Dios, llamado a veces Tony Iommi; Run My Course y Sinister siguen la pista, pero juegan más con experimentar con el sonido seventeen, entre cambios de ritmos y timbres allanadores… y lo demás del Lado B, es una suerte de habilidad, de estribillos azarosos, de timbales y tarolas dinamicas, de un bajo al margen… Ufff, indudablemente es música ya tocada en años anteriores, pero nunca tocada de esta manera!

Siempre seguiré escuchando este álbum que encierra un misterio, un enigmático secreto, un pequeño haz de luz, y una agigantada virtud que se llamada: Relentless.






Nota: 9.2 



Publicado Por: Albert Spaggiari.

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