Sin más dilaciones: ¡Pentagram!
Símbolo, imagen, verbo y credo del Doom; duela a quién duela, carajo. Banda que
se influenció sobre las tablas rasas del Stoner Rock de los 70´s; ejemplazos: Supernaut,
Sir Lord Baltimore, Randy Holden, Cactus, Necromandus, Bang (*), Dust, Blue
Cheer, Budgie… y principalmente de Black Sabbath. De esas principales influencias
directrices, sin más nace Bedemon, Pro-Pentagram, a comienzos de los años 70´s;
es decir, que hasta este punto, ninguna banda, conocida hoy como Doom a
excepción de Sabbath, tocaba dichos lindes; la propuesta era muy sarnosa, y
oscura para su tiempo, por ellos nunca hubo un masivo reconocimiento, y espero
que nunca lo haya.
La cosa es dura, y muy difícil
de explicar, ya que Pentagram (En ese entonces Macabre-Death Row) nunca quiso
definir su estilo, y los edulcorantes sellos discográficos no preciaban su
sonido, porque la notable influencia desértica-under no estaba siendo bien
vista. Lo que la música necesitaba era Prog, y más Prog. Muchos aplazamiento
tendieron que efectuarse a la llegado de un Record serio; los abusos de
Liebling, y la falta de comunicación entre los miembros, hacían la empresa cada
más imposible y lejana. En resumen, Bedemon-Macabre-Death Row, y todos los
primeros intentos, fracasaron comercialmente, no siendo el caso de algunos
demos que se anquilosaron por allí. Aunque muchas veces en los 70´s también
optaron por llamarse como ahora los conocemos; únicamente dejaron unos demos de
excelente mano de obra.
Con la llegada de los
80´s, la oportunidad se hizo inefable, y cruzar la vertiente, junto con la
madurez ya empleada, era decisivo para el placazo, la primera prueba de talento.
Pero, eso llegó hasta 5 años después, donde finalmente sale: “Relentless” Bajo
la tutela del maestro Griffin, Joe, Martin y Bobby. La portada clásica no paso
a la historia y fácilmente fue olvidado, no es hasta la llegada de su versión
alternativa, la cual se acoplaría en definitiva con el vestuario de Pentagram:
un pentagrama, con casi ningún rasgo que lo diferenciase del debut de Venom, “Welcome
To Hell”
La mayor parte de las
canciones de este trabajo, que hoy atañe, fueron escritas y compuestas en los
70´s, y por ello no es de extrañar que su proyección aún sea muy Stoner, muy
ácida y nada con relación a Candlemass, Saint Vitus y Trouble.
Pentagram tuvo
la suerte tener un ligamento más profundo, y una estirpe más lejana del sólo
mentado “Doom Metal” Porque Victor y los suyos, jugaron con la materia inerte,
para dar vida, mediante patrones holgados, a una música que sencillamente tétrica.
Eso a partir de sus letras con una temática principal hacía la muerte y sus
implicaciones. Es decir, sin Pentagram muy difícilmente tuviéramos una rama del
metal, más oscura, que sentó bases y cátedras.
Hoy es retribuirle, un
poco de lo que nos dio, a sabiendas, que su nacimiento era más que obligatorio
para el género, y que la mayoría de bandas tienen como principal influencia a
los de Bobby. Pero, siendo sinceros, la
banda nunca ha contado con una larga discografía que pueda respaldar de
alguna manera lo que digo, sin embargo, ese sería el factor cuantitativo, pero
en cuestiones de calidad, de un percal fino y obstinado, Pentagram se lleva el
pergamino de “Master Of Doom” así de claro. Aunque no estemos viviendo el mejor
trabajo de los Doomers, si estamos ante el primitivismo más ingenioso, y la
cuerda halada desde las tierras setenteras, para mostramos una gruesa, muy
gruesa reformación e iniciación.
Pero, no estamos para
rogar que se den cuenta, porque 40 años no le han hecho justicia, y una reseña más tampoco, pero su legado está
allí, no es Pentagram Chile, ni mamadas del Mathcore y música minimalista contemporánea…
si quieren impresionarse como en el circo, escuchen esas fanfarronerías para el
vulgo expectante. Y la justicia suele ser muy ilícita, ya que yo podría decir fácilmente
que esta banda consta entre una de las más infravaloradas del metal… tan
campante, ¿no?
Pero, las cosas son así,
no podemos voltear la página, y reverenciar lo que muchos no apreciaron, y por consiguiente,
dejaron en aras del olvido. Definamos ya, de una buena vez: Banda de Doom
Clásico, raíces Stoner, deambulados ácidos, secciones rítmicas necias y a la
vez impregnadas de un sentimiento atroz e incalculable. No tengo idea, más allá
de lo que hay por allí, de cuantas penurias hayan pasado estos tipos, pero su literatura
es pesimista, desilusionadora, con un serio vaho existencial de perdición y
mísera, aunque siempre con una llama, inconscientemente de esperanza innata.
Lo mejor, es que su aparición
no fue como un Sabbath 2, o de las anteriores ya citadas en versión 2.0. Qué
maravilla, ¿no? Un Side A perfecto, con clasicazos como preceptos y entelequias
de obscura impenetrabilidad del testamento Doom: Death Row (Corredor de la
muerte) implacable, sincrónica, himno y bandera del álbum; All Your Sins,
única, iconográfica, mordiente, diluida, tónica y espectral; The Ghoul, una de
mis favoritas, por su atmósfera atrapante y obscena; Relentless (Pentagram)
podría ser el emblema de la gema, el zenit del álbum, con la herencia
patriarcal heredado a Victor Griffin de un Dios, llamado a veces Tony Iommi;
Run My Course y Sinister siguen la pista, pero juegan más con experimentar con
el sonido seventeen, entre cambios de ritmos y timbres allanadores… y lo demás
del Lado B, es una suerte de habilidad, de estribillos azarosos, de timbales y
tarolas dinamicas, de un bajo al margen… Ufff, indudablemente es música ya
tocada en años anteriores, pero nunca tocada de esta manera!
Siempre seguiré escuchando
este álbum que encierra un misterio, un enigmático secreto, un pequeño haz de
luz, y una agigantada virtud que se llamada: Relentless.
Nota: 9.2
Publicado Por: Albert Spaggiari.
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