Hablar de Thrash es una cosa muy seria
y no debe tomarse a la ligera, más cuando hablemos de uno de los principales pináculos
astrales o uno de los escarabajos peludos gordos, de eso que sus mordeduras son
perennes, imperecedera y definitorias. y así se rompió el cotarro del jeby
maltrecho, de saña en vivero y con faz tremebunda; imposible equivocarse de
datos, el panteón y la suerte ya está echada…. A ver que demonio sale con ella:
Overkill en mayúsculas y con letras verduzcas, no de yerba buena sino de moho antiquísimo,
respetable y poco manducado. Prepárense los fuertes, no los halcones imbéciles
y alimañas rastreas que dicen conocer el Thrash por Testament.
No quiero extenderme con la historia
del Thrash, sólo por hoy. Porque cuya vida es prolífica en los doraditos
chochentas, y su manifestación llega con el primer acabose en su lustro: 1985. Americanos
de cepa, de mecha New Jersey, donde el metálico y rasgado sonido aún no se había
colmado de malas influencias (Las heavys a pedales) pero, una banda llamada “The
Lubricunts” que tocaba Hardcore, decidió quebrar los fingimientos y malas
partidas del Punk violento de los 80s, y llevar una estilo más metalizado, con
la ayuda y mano venosa de la NWOBHM; “Feel The Fire” (Titulo que bastaba para
atragantarse con inciensitos venenosos y con una lacerante y flameante luz
rojiza: le llaman fuego de los bastardos para los más bastardos)
El Hardcore a la mierda, el D-beat
podía ser más rápido si se controlase, los tiempos rítmicos tendrían que
acelerarse con bases y estructuras más complejas, llegarían los “Solos
Thrashers” –Aquella púa hija del Sucubus, que rasgaría hasta la sienes de los
querubines y serafines más puros y anodinos- El patrón despedazado en notas
gruesas, políticamente indultadas de equívocos dinámicos y más groovies. Quiero
decir, la sintonía estaba sobrepuesta en un nuevo manejo en guitarras. Éstas ayudarían
a crear la atmosfera nefaria y constestona, ya que sus irreverentes cortes
provocativos aunarían en espasmos para cualquier musculo ejercitado
Gracias Motorhead, sin ti el pez no
hubiese pasado a un anfibio terrestre, y mucho más lejano, sin ti, el hombre no
hubiese caminado por la senda correcta de la evolución musical, salvajemente indicada.
Señores, le debemos una pleitesía de toda la vida a Lemmy, el borracho y sus
secuaces harapientos. Y eso es lo que llevo a Overkill a formar el batallón de
guerra, a desinhibirse de los miedos antes la emplazada y el conflicto armado-musical
que tenían en las narices. La obra sísmica te causa el fragor y el susto acompañado
te hace cagar de pánico: Preséntese Feel The Fire , por favor.
¿Cómo podríamos darle justicia a este
álbum, señores? No prometo nada, pero venga, a intentar. Integrados para su
primer sello con: “Blizt” en las vocales (Después de ser llamado por un anuncio
de periódico) Verni en el bajo, Rat en la batería y el otro Bobby en las
guitarras (Lead y principales, no te creas que por tocar como Maiden somos
Maiden) El sonido de la primera entrega suena a pastos quemados por el
bombardeo, bosques incendiándose antes las aperturas de maléficas y vodeviles risitas
de hiena angustiada y despalomada “Personality a roer, mi lápiz mongol”
Lo que te encontraras con el álbum es
lo siguiente: Coros “Hardcoreros”, pero sin llegar a ser pestilentes colinas de
humos negros, Guitarras iniciáticas para el metal extremo, poco ampulosas y muy
descarnadas, sin tapujos y con bases más sutiles y directas; un bajo que sobresale
en cada pieza quemada, su presencia hace una importancia perdurable y
contenedora de la masa necesaria, ni tan chllón como le E´m All de los de
florida, ni tan bestia como el Mercy de Papi King. Las justas, te quedas sin progresiones,
un poco de Power americano con New Wave británica y toques punketoidianos;
bataca de resolución amplia, con un abanico sincero y rítmicamente sabiondo. Cambios
de ritmos agiles y poco meditabundos, esas pausas coristicas, y verbalismos intrincados
hacen de esta una maravilla de metal, bien ejecutado y organizado desde sus primerísimos
planos.
Tema por tema va desangrando las esperanzas
de los inútiles y los Fanboys, porque si te gusta el sonido americano y no has
escuchado a Overkill por estar rallando a Anthrax, pues salte de aquí, yo no
quiero comentamierdas y fanáticos ardidos. Vocales personales, uffff eso es lo
que necesitamos en nuestros tiempos, carajo!! Un “Blizt” que llena la facundia
de enjundiosa y venal progresión vocativa, con registros secantes y ásperos,
rasgueos juguetones y frases intercaladas con valorativos versos fantásticamente
llevados a la agresión adecuada.
Después de tocar las canciones de Los Priest a
velocidades nunca antes vista, Los Overkill, mancillarían con sus chaquetas desgastadas,
pantalones rotos e inamovibles pelos
largos. Atuendos mamarrachos, pero con razón por encima de la nubes, contestatarios
a morir… Su música lo dice en tres palabras: Fell The Fire (Y yo agrego una)
Carajo!!!
¿Canciones a destacar? Toooooditas mi
compinche, esto es clásico de clásicos, manjares anticuados pero más
importantes que las ubres de la vaca para la leche Thash. Y lo único por
agregar seria que, estamos frente a un cárcamo “odiseico” de gran cobertura e
influencia orbital. Nada lo define mejor como “Clásico de Clásicos” fácilmente entra
en una lista de los mejores 15 discos de Thrash Americano… ligara, audaz y gratamente
son los papis de la escana, rompiéndoles los dientes a algunos Big Pendejos. Portada…
de CULTO.. no se hable más, esto sólo es
para los amantes del Thrash Metal: genero sucio por excelencia y mordaz por
afluencia.
Cuando escucho algo tan bueno, tan
directo y apabullante, con estos patrones e historia heavymetalera, no me queda
más que callar, porque los Overkill hacen música de machos… y no me vengan
hablando que Exodus es la quintaescencia americana, sin haber puesto oídos a
los Verni. Los dos van de la mano, eso si, pateando a ese granero ingrato de
los más “famosos y gloriosos” ¿Big Four? ¡Mis pelotas, Overkill Gobierna, hijo
de la gran puta!
Nota: Un 9.1 como la muralla china de laberíntica, y como las pirámides de guiza de mironas y cabronas.
Publicado Por: Albert Spaggiari
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