miércoles, 9 de abril de 2014

Death Angel – The Ultra-Violence [1987]


Los primeros embalajes estaban interpuestos al sol, la carne airada se endurecía y en California unos filipinos-americanos formaban “Death Angel” Banda que hasta el día de hoy su mención por los cencerros metal-maniáticos no explana ni papillas. Su dicha aligeraba ese peso de nombre de toda una banda de Death Metal iniciático; tampoco la camada maldita y brujeril le hizo honor y respaldo al nombre ya que su sonido ni de por cerca se asomaba a un Massacre. Pero de lo que si estamos segurines como figurines es que Death Angel fue parte de toda la inmisericordiosa influencia Thrash americano. Claro la banda a veces perfila como una de las pioneras. Aunque de pioneras los colosos ya tienen su selectivo y mordiente grupo. Tampoco somos excluyentes, ya que todo lo que se haga con patas y dos bolas de hierro se acepta.

No nos vayamos muy lejos, Thrash Americano de principios de la segunda ola. Formados por: Mark Osagueda en las vocales, Andy Galeon en la batería, Pepa en el bajo y prestando su “afinadísima” voz  para el primer track de este lobezno, por último Rob Y Gus en las guitarras, no gemelas, una jerárquica: una preponderante mientras otra succiona de sus leporinos labios de topo mutante. Banda que impuso los escarceos, y los cacareos. Escarceos porque su “hilación” impremeditada sólo descansa, y los cacareos porque los tiempos picotean la vagabundez. ¿Bueno o malo? Depende desde foco amarillento que se vea.

Sí, la escena estaba saturada, o eras técnico –No hablo de pandilleros estudiantiles con sobre-edad- cafre, como la Gestapo o la bofia alemana, o simplemente un clonallica, peor, también sin olvidarnos de los thrashers de feeling (No, cierre la puerta usted es del otro bando. Yo no lo quiero mezclándose con Juan las cejas pardas, Jorge el ceño de mandril, o mirasol la de 4 tetas) sí, había de todo un poco, de lo más alto y productivo, hasta los cobertizos llanos y semejantes, por no decir iguales. Para unos pelagatos, vendedores de fruta pelada o para aquellos que hacen doblajes mexicanos, la vida era dura, sin embargo, entre esa prole habían músicos de palo, poetastros y videotequeros de 9na.  “Death Angel” era parte del arsenal de “inservibles y clones” con un futuro poco prometedor y con una golgoteante y seseante actitud. Pero, de temple recio y carnoso.

Y estos majaderos nos vinieron, no sólo a arrebatar los cartuchos de “Vio-lence” con premura, sino que también patentar un sonido directo y calamitoso. Digno de todo thrash de la época; y si  no te gusta me pongo la mano robótica de Whiplash y te estrujo como panecillo plástico de adorno. Esto sólo es Thrash, y mires por donde mires siguirá siendo lo mismo, aquí, en Jamaica o en Irlanda. Sí, ya no nos esperamos más para comentar. ¿Que se traen? Un afrentoso y cariñoso metal de la vieja escuela. Mírese el año por favor. 1987, ya había pasado el movimiento tectónico de 550º escala de  Sodom, no se hable más.

Técnica sin estrafalarios trucos de furcia callejera, pesadez de carreta japonesa con hilera, bombástico relleno en el bajo de trepidantes arranques motoriles, todo esto con voces manumitidas, por veces muy limitadas por los registros agudos y poco atronadores. Esto nos confiere a un Thrash sino bien de primera si de segunda base. Porque el objetivo principal es sonar a los ídolos de todos los tiempos (Lo ignoro para no entrar en polémica juvenil) pero siendo una parte, la más brutal espero, concluyentes y paternalistas. A pesar de los tropiezos el disco vendió con buena acogida. Sí, empezó siendo el barrullo de siempre pero la magia floreció por sí sola, qué demonios, por lo músicos preparados que cuadraban en sus filas mugrientas.

Riffs veloces (Como siempre se han sabido eyectar) pero cautelosos, los tiempos son ríspidos y no tan cambiantes, los tarolazos definitivos, acertados y clavijeros; en materia de composición estamos muy bien, no tan perdidos, porque a la larga le encuentras el sabor de la improvisación (Si con temas como el homónimo uno piensa que estos juegan al tu la tienes y yo te busco por toda la vida) pero, afortunadamente hay mucha coherencia de ideas, se nota que basan sus sonidos en composiciones de caracteres complejos y abrumadores. Tenemos la típica carrocería o los tópicos coraceros de filas mayores: ejecutándose solos, mientras el medio tiempo hace la sección rítmica delimitada; un rasgo que nunca se ha perdido, que siempre se desgarra hasta el último tejido, pero siempre la conservación libre de persevantes antihigiénicos, hacen de éste un recurso favorable e igual de disfrutable al 100% (A mover la mata como gorrino capado por un moreno de cuchillo, acuchillado con  un teléfono cabezón)

La textura se erige cuando escuchamos talentosos pasajes, como chillantes solos en coletazos mortales, y bajos enmohecidos pero con aliento de pato enfermo que ha trabajado por decenios en fabricas industriales. Aunque el minutaje se debe a que a pesar de la dirección, pobremente progresiva, nos encarrila en una posición agradable y virtuosa, pero sin llegar al argot de: “hijo de puta” Pero, hasta ahí, lo demás es poco memorable. Hay brutalidad, pastosos compases irradiados de malestares, y sonoridad de talante saludable. Portada destacable, con producción igual de protestante.

Bájenselo, es un disco de la era 80s, con su particularidad; no es la bomba, pero si tiene rasgos a disfrutar. Digno para todo aquel chalecudo de trenzas olvidadas. ¡Mata o Muere!







Nota: 8.0 tan raso como las venas. 



Publicado Por: Albert Spaggiari

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