Volviendo, volviendo hecho mierda después de tantos meses sin escribir ni abonar ningún disquito al blog. Pero proseguimos con el material y con el especial de Folk Metal….¿Folk Metal? Eso es mi cagada matutina de color verde, por los parásitos que recorren mis intestinos.
Cruachan, banda irlandesa que se fundó en 1992, y que en un principio asomó la lengua para saborear el sazonador especial del esperma del Black Metal de ése entonces. Recordemos: La hibridación del folclore nativo o regional de una sociedad antiquísima con el Metal para el contexto histórico en el que se hallaban los de Dublín era embrionario, casi escaso y carente de personalidad. De aquél costal precario destaca Skyclad u otros tipejos que manoseaban la fusión, de lo contrario amamantabas más de otra teta, como es el caso del gateante Black noruego. Pero, no es hasta el 2002 que nuestros amiguitos Cruachan se perfilan como uno de tantos(¿?) abanderados de rescatar la mitológica historia y raíces de su tierra y embadurnarla y depurarla con Metal hecho y derecho.
Cae al globo terráqueo: “Folk-Lore”: Titulo más que inspirador y “genuino” para regodearse entre el apogeo de los druidas metaleros de inicios/mediados del nuevo siglo, y aclarando de qué va el mambo de una puta vez. ¿De qué va?, el sonido, como mandan los cánones de todo género estereotipado, es ACCESIBLE hasta el hartazgo: flautas danzantes, sección rítmica como una sucesión de tonadas, melodía a mansalva viejazo!!! Acoplándose (inexorablemente) al “Lore”, es decir: a la mitología, a la historia y/o tradiciones de Irlanda. Y es que, cuando uno hurga en la lírica de todo grupete de Folk verá desde cuentos milenarios hasta cómo se inhalaban los pedos los duendes.
Lo curioso o lo agridulce de la esencia que plasman los dublineses, es la tónica general, el “leit-motiv” como dirían los snobs, que resaltan taaaaaaaaaaaaanto manufacturar un sonido tan juglar, tan aural del año de la cuca, que para lograr esa “teatralidad” inundan el tracklist con melodía en demasía para forzar la asequibilidad a todo oyente. Pintarrajean con el recurso que, como dije, es agridulce, y eso no es otra cosa que Riffs, canto y melodías de flautas, mandolina, cello, e.t.c en constante tempo rítmico o danzante. Aclaro, tampoco estamos ante Justin Bieber chupando la flauta por más de 40 minutajos, pero la virtud y la falencia de la tercera entrega de Cruachan radica en ello.
Habiendo focalizado la abrumadora predominancia de la melodía, cabe rescatar en alto, que pese a lo que a un servidor le puede parecer algo incongruente como un disco que en ocasiones es un tedio de mierda empalagoso, en ocasiones canciones como: “Ossians Return”, “Bloody Sunday”, “Death of Gael” me inyectan adrenalina conjugada con armonía. Es así, Karen Gilligan, como cantante es buenorra, pero hay una fisura: reiterar constantemente en la sencillez de explotar ese mecanismo de estructura: sonidiño folclórico-acoplado a un canto bueno pero genérico y desembocar en unos Riffs más gordos que el Gordo Max se vuelve entretenido y cansino a su vez. Y eso sucede hasta en las soberbias “Spancil Hill” y la famosísima “Ride On” que hacen alarde de perfeccionar el núcleo del disco y transportarnos a un ambiente mítico e insospechado en el que habitan ruinas, lagos e historia mística de una civilización antigua en derredor de un gélido pero extrañamente entrañable lugar.
Repito, Recalco y Remato con lo anterior dicho. No hay que confundirse, los Riffs del mandamás Keith Fay junto a la flauta de John te van a dar cerdas ganas de silbar sus tonadas juglares junto a tu clica de confianza, sino, olvidables como un pedo silente en el bus de la ruta 112. Recomendado a todo público, acá si no hay discriminación, cualquier pelagatos que precie de adrenalina bailona metálica le encantará. Cruachan al blog y a ver su los deleita su música o los aturde. En resumen: Agridulce y contradictorio “Folk-Lore”, que para ser lo más imparcial de la Vía Láctea es disfrutable dependiendo de la ingesta
Cerramos el especialón de Folkmetaleño y abrimos el 2019!!!!!
Nota: 6.0 raspadito, raspadito, raspadito
publicado por: Zdzislaw Beksinski
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