Aquel sendero que
tuvo el Doom en busca de su definición en los 80s, por el inexorable legado que
patentó Black Sabbath, poco o nada faltaba en deducir que en unos años se vería
el paso grande a la evolución. Pero, lo que pocos iban a intuir era que se iba
a exponer la cara más horrenda, abstracta, bizarra y monstruosa de aquel ADN
demoniaco. Y es que para bien o para mal, sucedió. Dejó escuela: Cathedral,
Disembowelment, Sunn O)), y así un largo etcétera que progresó más aún, si
cabe, lo que representa este subgénero: El lamento eterno, las almas
atormentadas y la penumbra. Hoy, con el mar de combinaciones y facetas con que
se conjuga este estilo, solo podemos hacer una cosa: Cavar. Hacer una
excavación por los pioneros o por los olvidados. De uno u otro modo, tenemos el
deber de conocer la verdad, o si no, al menos descubrir un álbum sobresaliente.
Y amigos míos, el
Death/Doom no debe de faltar en la zona de “Los Rescatados”, y mucho menos la
antigua escuela holandesa: Asphyx como abanderado, Sempiternal Deathreign como los
extraterrestres de la movida y la que hoy nos atañe: Delirium (Eso, sin contar
los más empolvados del territorio). Banda que gozó del tópico ocultista a
niveles musicales, que solo sembró en su estancia de 2 años, un álbum digno,
con el nombre peculiar de: “Zzooouhh”, lanzado en pleno 1990. La agrupación
formada por el guitarrista y vocalista Mark Honout, Laura Beringer en el Bajo y
Han Swagerman en la batería, hicieron en un fugaz momento una pieza fundamental
para entender de qué va el rollo extremo con los elementos Doom.
En concreto: en el
instante en que se deja fluir las aguas negras con la Intro: “The Ninth
Dimension”, por obviedad el suspenso, el aura y el ambiente maligno conjugan
con lo que se aproximaría más adelante, desde el silencio subconsciente hasta
el quiebre sónico de unos efectos cristalinos, el asecho y el pavor siempre
estarán presente en esta obra, y lo declara desde un principio. Y vaya, que son
2 minutos de inquietud, como si se tratase de una película de horror (Y no está
muy alejada de la realidad esa asimilación). Luego tras la introducción, la
suciedad y rasposo clima hacen gala en “The Warrior”: una pieza que ofrece las
características del álbum: Simplicidad, Densidad (y cómo no!), Lentitud
alternada en medios tempos, Riffs fluctuando en sombras. En Fin, un trío que
sintetiza las influencias de Hellhammer/Celtic Frost, para proyectarlas a un
lado –sí es que se puede- todavía más extremo.
Delirium lo que
plasma en resumidas cuentas es el objetivo de hilar con la simplificación de
notas, un ambiente hostil y desagradable del cual deba pasar el oyente. Con la
rasgada y profunda vocal de Honout hasta la bruma de cuerdas arrastrándose al
paso de un chacalote, la intención de asfixiar y poner en apnea a cualquiera,
será fácil. Otra observación importante
que debemos tomar en cuenta para orientarnos, es la austera y seca producción,
como si fuese paradójicamente tanto para opacar los instrumentos, como para
hacerlos sonar. Dado que, las circunstancias requieren esa extraña
complementación, se amerita mucho. Ya que fortalece esa pestilencia de
cucaracha, tanto el relevante nivel auditivo que contiene este espécimen.
Volviendo a esta
Opus, dado que queda claro que esto no es pan de todos los días, lo que recae
en “Bitch” es un germen similar al anterior tema; otro trozo infectado de
lentitud, de Riffs pudriéndose en el camino, con unos cuantos cambios de velocidades, una
batería como suplemento y el mugriento rango vocal de Mark. Siguiendo con el
recorrido, resplandece en su negruzca esencia la manifestación de Gore en
acción con “Amputation”: unos pasajes rítmicos oscilando entre la espesura y
gruesa línea pausada, y la intensidad de los arranques del Death Old School,
aunque su momento culmen llega cuando gratamente como un salvaje, el Holandés
al micro recita: “AMPUTATION!!!”, que al mismo ritmo le prosigue Swagerman en
las baquetas dándole más sazón a la receta. Uno de los mejores tracks, puesto
que calcula bien la ración entre Doom y Death, y es eso uno de los puntos que
mayor contundencia puede expresar este debut: calcular las semejanzas entre un
paso fúnebre y un dinamismo pausado, aunque para sacarle reiterante movilidad al
jugo, es misión difícil.
Y casi como en todos
los casos, tenemos esos trallazos, esos cortes que sobrellevan y explotan la fórmula
de ejecución y feeling de un disco, el momento catártico de Zzooouhh es,
primero, con: “Voices From Zzooouhh”, donde tranquilamente reposa en un vaivén
de una hamaca, para darnos la sorpresa del movimiento continúo con una
declaración de berridos, una palpitante percusión y un Riff dominante y
melódicamente perpetuo que se corroe por los extremos del tema, donde la
batería es fiel acompañante, aunque la mitad del tiempo la lentitud domina el campo
de batalla, después de todo. Precisamente cuando ha acabado, nuevamente la
misma dosis de “Voices From…”, se ejecuta igual, o mejor, en: “Floods Of
Intricate”, que para mí es la mejor canción. Puesto que, en ésta la agilidad y
la variedad no se limitan. Al contrario: se rebasan desde el punto de mira que
puede dar el álbum, y lo hace con otro sublime Riffazo en cadencia a la
garganta hedionda y los platillos resonantes que acompasan con un estribillo
que hace erizar los pelos del orto:
"Once in a dream
Floods of intricate
Forgotten souls roam
And tears never end"
Floods of intricate
Forgotten souls roam
And tears never end"
Y es que solo un
grande como el mentado Mark Honout puede causar sensaciones tan nefastas y
privilegiadas para evidenciar con una sencillez una retahíla de Riffs icónicos,
singulares y corrosivos que a la vez denotan plúmbeos, cortos y efímeros tochos
de grosor Sabbathico. La falta de técnica hace que el combazo busque la salida
más próxima a su sonido: El primitivismo en vena Doom, y a eso, se acopla ad
hoc el Death más rudimentario, y es tal vez, la razón del talento del neerlandés
al frente y sus compatriotas.
En resumen, los puntos
claves que hacen de este artefacto olvidado una roca que lustrar para apreciar
su belleza, son: los solos que mueren en agonía en unos pares de segundos, la
ausencia acostumbrada de la melodía visible, el opaco y bajo tono que la
producción conecta bien con la audición, el fúnebre y cavernoso ambiente tanto
en las letras como en la música, las secciones rítmicas ordinarias a cambios
extraordinarios, el hacha y monstruo que es Mark y la llaneza compositiva que
prescinde de todo adorno superfluo y que abastece la esencia aflictiva de todo
álbum Death/Doom.
Una vez dicho esto,
no se puede seguir redactando este sumario de conclusiones o sinopsis, porque
poco hace falta para llegar a la monotonía de las palabras para referirse a los
siguientes temas, ya que el material expone entre las canciones una similitud
moribunda. Eso sí, no carecen de imaginación pero al tratarse del Doom un poco
más extremo, debemos de tener cuidado a donde pisamos, y eso, haría añadir más
de lo mismo, aunque comparativamente con el inicio, hay mejorías. Exceptuando
el cierre final, que es: “Beyond The Gates Of Afterdead”, donde da unas
caminatas en un ritmo de vaivén distorsionado, para formular un extenso corte
de casi 10 minutos que destituye toda salvación al oyente menos experimentado y
deleitarnos con una ultima dosis de calidad.
Y aquí estamos con
“Zzooouhh”, que pese a su solitaria vida, penumbrosa propuesta y extraño titulo,
no adquiere ninguna originalidad que parte por sí sola para influir severamente
en el futuro, solamente padece el síntoma del arquetipo de Helhammer u otras
ramas, innegable e irrefutable, pero no quisieron a cuenta propia explorar, más
de lo que hicieron. Aunque no este mal ese propósito, siempre habrá esa
sensación de logro insatisfecho a gran escala, que seguramente es lo de menos
en estos casos. Pero, lo que hizo Cathedral (por no decir otros grupos que
fueron codo a codo) con su “Forest Of Equilibrium” un año después, no lo hizo
Delirium, y tal vez, exceptuando el mercantilismo y el auge, esa fue la razón
por la que mueren grupos como éstos, por no tener una proyección más grande o
simplemente por no nacer como dioses. Aunque una cosa no quita la otra: este
debut…Es Tremendo: es fangoso, asesino, asfixiante, pesado, denso y sobretodo:
PRIMITIVO.
Por último, y no
menos importante: La Portada. Como si fuese un individuo, al que se le
desmenuzó y despojó el cuerpo para conservar la cabeza. Con el motivo de
encerrar ese pálido rostro humano en un frasco, como si se tratara de un
sentido visual sobre la música que encontraremos. Sin dudas, junto a la calidad
musical, es lo que más atrae a los neófitos en busca de un nuevo tufo
abstracto.
Aquí, se cierra un
capitulo más de la historia, de una Obra que pasó inadvertida sin dudas, de
otro relato auditivo de terror, de un descubrimiento con la pala en tierras de
tulipanes, de otro grupo sustancial de la movida, de un trío que destacó más
por lo que hizo con sus influencias, que con lo influyente que fue.
Discazo obligatorio
para fans del gremio Doom & del Death!!!
excelente!
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