sábado, 10 de agosto de 2019

Jake Leckie - The Abode [2019]





No nos vayamos con rodeos, que ya me duele el ojo derecho y capaz me da estrabismo por estar frente a la pantalla más tiempo de lo que mi salud me permite.

La guarandinga ya está hecha, no hay vuelta de hoja, ni revés ni marcha atrás que pueda revertir lo irreversible, cuál violador ha dejado su huella física y mental hacía su víctima; EL JAZZ, y la música en general ha cotorreado más de medio siglo y pensar que los cánones, formas y estructuras quedan inamoviblemente solidificadas en su estancamiento de su gestación o apogeo es pensar como el cromañón. Habiendo expuesto la situación, cabe aclarar: los pedos y medios del Avant-Garde o Free no son el caso de hoy, ni tampoco el nuevo sol del gremio jazzero. Si de algo estoy segurísimo, es que ni hace falta encontrar la utopía para deleitar nuestros tímpanos o para trastocarnos en lo más hondo de nuestro fútil ser.

Jake Leckie es un contrabajista gringo nacido en Boston, y que antes de saber de su puta existencia -como todo aspirante al ingreso a un gremio de altas exigencias como lo es el Jazz -, se empapa, se ejercita, ensaya y se mata (lo último es exageración, o quién sabe…) en aprender con la práctica en diversas colaboraciones en bares y demás travesías, para que de una jodida vez el alumno con sus conocimientos los interprete y termine expresando su “Sonido”, o al menos la grabación de su conocimiento como testimonio de su calidad. Dicho y hecho, Jake es el caso ejemplar al haber sacado de la cremallera su debut presente: “The Abode”.

“La Morada” es el disco idóneo para defenestrar al pipiolo más cercano hacía la ventana incandescente del Jazz, ¡y PUNTO! Hay una cuantiosa cantidad de melodías de excesivo ingenio que trazan en todo el álbum la exposición de una magra accesibilidad tanto a los incipientes como a los masuchos seniles. Y no es novedad, existe la asequibilidad en todo género, pero Jake y Cía no malogran la conjugación entre la banalidad de un chicle y la exquisitez de una comida gourmet bien hecha. 

Y con esto quiero esclarecer un poco: no hay paroxismos de Solos del ego del artífice de TODAS las composiciones ni de ningún otro miembro de la Obra, todo se mueve bajo un sentido de polifonía sofisticado. La palabra: Melodía y Armonía son la clave, es el concepto que se maneja dentro de cada track, donde hay un enfoque tal hacía ello que pese a que la Trompeta de Kenny Warren y el Saxofón de Caroline Davis son los que deambulan junto al Pianista: Sebastien con notoriedad junto a toda la estela de gente que hay en el proyecto, no hay ni se presiente ningún protagonismo a ningún instrumento, sino a –como he dicho antes- a la MELODÍA, orbitando cada notable miembro con su propia presencia. Y eso, al escuchar “Metís” (que arranca con un Solo de Contrabajo de Jake para desembocar en un despliegue instrumental de sonoridades que enganchan fácil), uno se da cuenta que Jake Leckie más que un buen Contrabajista, es un excelente compositor.

La tónica crepuscular y dinámica de éste Debutazo, con temas más rítmicos como “The Abode”, “Negev” y “Bam Bam” junto a los medio-tempos o a paso/atmósfera de balada como: la nostálgica pasiva y noctámbula “Mutuality”, la fabulosa “Morning Sound” que derrocha un Solo de Órgano al inicio, “After The Flood” que lleva consigo una participación vocal de: Alexis Morrast, muy bien acoplada, y la épica “Perseverance” con sus sutiles arreglos con violines y percusiones; lo que muestra y denota en éste homogéneo y exquisito disco de Jazz una amalgama de variedad a tal grado que ni al despistado somnoliento se aburra, y a su vez, vea la exteriorización del ingenio “del de las gafas” que aparece en la llana portada.

Recomendación absoluta para al que guste de LA MÚSICA. Y no es necesariamente la quintaesencia de lo inescrutable de un huevo de Onyx, pero estamos ante una clase magistral y majestuosa de cómo en pleno 2019, y habiendo tanto material tras nuestras espaldas, parece sorprendente que “The Abode” logre hasta erizarme el bello anal y salga un orgasmo en tramos puntuales o simplemente adornar mi sala o la comilona con esto de fondo, y ser tan asertivo y efectista que deleita, sin perder jamás la esencia del Jazz añadiendo ni quitando estilos, solo le bastó a Jake Leckie plantar su debut para darse a conocer.






Nota: 8.9


Publicado Por: Zdzislaw Beksinski


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